Jamás pensé que mi cuerpo podría doler de esta forma. Siento que estoy siendo apuñalada en todos los lugares posibles, que mi piel se está desgarrando y el peso que siento en mi espalda me está por matar dentro de unos pocos minutos.
Siento que las costillas se van a quebrar, que dejaré de respirar y moriré porque además de estar en trabajo de parto, también tengo un puto ataque de pánico al saber que afuera el cielo parece estar cayendo y no hay forma alguna de que algún servicio de emergencias llegue hasta nuestra posición.
Tengo miedo, quiero llorar a todo pulmón y creo que lo estoy haciendo, ahora mismo no estoy siendo consciente de muchas cosas más que de Brendan corriendo por todo el apartamento mientras yo me doblo en el sofá con las piernas abiertas.
Pienso en mi madre, en todo lo que podría estar sucediendo de habernos quedado en California porque sé que ahí tendría asegurado un equipo médico casi instalado en casa, pero no, estamos en otro país desconocido para mis padres, en casi el último piso de un edificio enorme y con un equipo médico incapaz de cruzar por la isla hasta llegar a mí y a mis hijos.
Trato de mantener la mente despejada tal y como me lo enseñaron en la clase de maternidad pero nadie te dice que te va a doler como el puto infierno que ni siquiera tendrás cabeza para pensar en otra cosa que no sea que dos mini humanos están por salir de tu cuerpo.
Trago grueso, me sostengo con fuerza a los bordes del sofá mientras la contracción me golpea de nuevo. Mi cuerpo arde, la cintura me está matando y es casi instintivo el pujar. Estoy sudando, sé que no me veo para nada hermosa ahora mismo mientras grito como una maldita condenada e insulto al padre de mis hijos que deja las toallas a la punta del sofá.
—Tranquila, cariño, resiste un poco más ¿Sí?—me pide, corriendo otra vez perdiéndose en el baño.
Qué fácil es decirlo, pienso, para él que no tiene su intimidad abriéndose a cada minuto que pasa.
Me duelen las piernas, mis bebés se mueven deprisa en mi vientre y sé que necesito sacarlos, pero el cansancio es tal que apenas y puedo mantener los ojos abiertos luego de que la contracción termina.
—Resistan un poco más, por favor, solo un poco—pido llorosa, abrazándome a mi vientre mientras el sonido de la lluvia choca contra las baldosas del balcón. Y entonces me arrepiento de haberme emocionado por estar embarazada porque juro que el dolor es tal que no quiero siquiera imaginarme pasando por esto de nuevo. Veo a Brendan viniendo hacia mí, con su vientre plano y abdominales firmes, y lo odio tanto al hijo de puta. —¡Olvídate de coger porque no pasaré por esto de nuevo! ¡Hijo de puta!
Siento náuseas cuando otra contracción está llegando. Ya me da miedo incluso la sensación que corre por mi espina cada que está cerca, y grito con fuerzas sintiendo la necesidad de abrir las piernas y pujar.
—¡Por favor, quiero que termine!—grito aferrada a la tela del sofá que seguramente ya habré dañado tanto que le clavo las uñas. —¡Brendan, haz algo!
ESTÁS LEYENDO
Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)
RomanceHayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata. Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...