Hayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata.
Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Y cuando crees que lo peor ya pasó, aparece ese puto punto de quiebre.
Abro los ojos de golpe cuando el aire me falta. Parpadeo varias veces porque pienso que estoy en un sueño, en una pesadilla pero no. Es real.
Las manos de Brendan se ciñen a mi cuello ejerciendo presión mientras sus ojos lucen desencajados. No me está mirando realmente, es como si estuviera dormido pero con los ojos abiertos.
Me retuerzo bajo su peso pero está sobre mí. Sus piernas mantienen firme mi cintura mientras que por el desespero aruño sus brazos para despertarlo.
—¡Brendan!—trato de gritar con fuerzas pero su presión sobre mi cuello no hace más que dejarme sin aire cada vez más. —¡No! ¡No!
Siempre pensé que moriría de alguna enfermedad cuando tuviera cerca de ochenta años, jamás imaginé que moriría a manos del hombre que amo con todas mis fuerzas.
No me daré por vencida, no puedo, no quiero. Si muero en sus manos, cuando despierte él morirá junto conmigo porque no soportará esto. Y yo no me iré de este mundo hoy, no ahora.
Golpeo su pecho, trato de con las piernas moverlo de encima de mi cuerpo pero es inútil. Busco a mis costados algo que me ayude a golpearlo para que despierte, pero termino lanzando la lámpara de noche en el suelo haciéndola añicos, aunque su presión afloja cada vez más mis movimientos, hasta el punto en que no soy más que son solo espasmos de mi cuerpo moribundo.
Los ojos parece que van a estallarme en el rostro, la piel me arde, poco a poco siento cómo el oxígeno deja de pasar a mis extremidades y veo sus ojos. Ese hermoso verde esmeralda que muchas veces me miraron con amor, ahora inexpresivos y vacíos, mientras termina con mi vida sin siquiera saberlo.
Y es inútil, mi cuerpo se da por vencido.
HOPE
Tratar de convencer a mi padre de quedarse en casa luego de lo que dijo Hayden ayer, fue todo un reto. Según él, Brendan es peligroso para ella, por suerte mamá logró convencerlo con un chantaje de lo más horrendo.
Él no vendría pero mi tío sí. Eso no solo sirvió para tranquilizar a papá, sino también a mi propio tío.
—¿Dijo que le hizo daño?—pregunta mi tía alarmada cuando las puertas del ascensor nos dejan justo frente al apartamento de Brendan.
—No, no lo dijo, pero la conozco demasiado para saber que no estaba bien. Además, ¿Cuando Hayden ha pedido ayuda para algo siquiera? Si lo hizo, fue porque realmente no puede hacerlo sola—digo buscando la llave debajo del tapete.
Siempre admiré a Hayden. Fue valiente desde niña y demasiado independiente, parte de culpa tiene mi padre por haberle heredado ciertos aspectos como el creer que siempre puede hacer todo por su cuenta. Incluso cuando tuvo el accidente no necesitó de nadie durante cuatro años, y de no haber desaparecido Brendan todavía seguiría sin necesitarnos porque ella siempre fue suficiente.