Los días siguientes quedarán en mi memoria como la mejor etapa de mi vida. Vivir con Brendan es una experiencia única, y no negaré que somos felices porque así es, creo que cualquier cosa que incluya a la persona que amas, se convierte en algo especial. Y estos momentos lo fueron, pero incluso las mejores cosas terminan. Desgraciadamente.
Con su brazo enrollado a mi cintura, abro los ojos desesperada al oír los golpes frenéticos en la puerta de entrada. Adormilada, algo cansada, decido despertar a Brendan.
—¿Qué sucede, amor?—pregunta algo confundido, apenas abriendo los ojos.
—Están tocando—susurro.
Presta más atención a los sonidos provenientes de afuera hasta que decide salir de la cama.
—Ponte algo de ropa—indica con el ceño fruncido. No entiendo su preocupación inmediata, de hecho no tengo idea de quién puede ser y eso sucede porque he estado tan absorta en nuestro pequeño mundo dentro de estas paredes, que olvidé por completo la tormenta que nos está esperando fuera.
Nos cambiamos al mismo tiempo, no sé porqué tengo la necesidad de estirar la cama donde dormimos juntos, pero tomando su mano, nos acercamos a la sala.
Estoy acostumbrada a ser solo nosotros, creo de hecho que era lo que necesitaba para sanar un poco porque el tenerlo cerca, consintiéndome, llenándome de amor, hizo que el dolor disminuyera un poco. Llevamos casi dos semanas encerrados en nuestro pequeño infinito donde seríamos eternamente felices, y de repente tengo miedo a que todo termine tan rápido como empezó.
—¿Quién?—pregunta Brendan mientras se acerca a la puerta. Su error fue no mirar por la mirilla, simplemente abre la puerta olvidando cualquier porte tranquilo.—¿Qué haces aquí?
No puedo ver de quién se trata, pero apenas habla no es necesario.
—Quiero ver a Hayden—no me siento nerviosa en ningún momento, creo que me hubiera dad igual si lo sabía o no, así que hago a un lado a Brendan, dejando que la mirada penetrante del otro lado se concentre solo en mí. —¿Podemos hablar en privado?
—Eso no pasará—indica Brendan, cruzándose de brazos. Ruedo los ojos al mirarlo, pero me hago a un lado para que pueda pasar.
—Hablaremos aquí en la sala—digo, apuntando al sofá. —Brendan, ¿Podrías dejarnos un momento a solas?
De inmediato niega con la cabeza, no se preocupa en moverse ni un solo centímetro así que comienzo a empujarlo sutilmente.
—No te dejaré sola, no lo haré—susurra solo para nosotros cuando estamos en la cocina. No deja de mirar a la visita en el sofá de la sala y a decir verdad, esa mirada no es para nada amigable. —Amor, no lo haré.
Estoy a punto de abrir la boca cuando la puerta de la entrada se abre de nuevo. Olvidé poner el seguro, por lo que Candy no tuvo problemas al ingresar a nuestro hogar.
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Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)
RomanceHayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata. Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...