Hayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata.
Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...
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No existe sentimiento más fuerte y poderoso que el que sentí cuando me escogió.
Por primera vez no vi duda en sus ojos, solo amor. Amor por mí.
Cada que cierro los ojos la veo pidiendo disculpas a Oddy, bajando los peldaños y corriendo para tomar mi mano. Veo a mi mujer corriendo hacia mí, frente a toda la familia y sin importarle un carajo.
—¿Vas a dormir?—pregunta adormilada a mi lado, moviéndose algo incómoda por el vestido de novia. Se apoya un poco más sobre mi hombro, abrazándome por la cintura.
—No quiero dormir, quiero disfrutar este momento un poco más—comento, apoyándome en ella.
Su cuerpo vibra por la risa que la ataca.
—No puedo creer que lo hice—murmura. —Mamá debe estar a punto de tener un infarto.
—¿Te arrepientes?—pregunto de inmediato. —Porque estamos en un avión, linda y no puedes saltar.
Segundos que parecen eternos son lo que espero hasta que su carcajada me demuestra que no lo hace. No se arrepiente y por una vez, verdaderamente me escogió.
—Claro que no, pero pienso en mi familia y no puedo evitar sentir algo de culpa. —dice en voz baja.—Pero no me arrepiento, de todas formas íbamos a terminar juntos, creo que solo era cuestión de tiempo ¿No crees?
Me reservo el comentario porque así se hubiera casado con Oddy, la habría esperado sin importar el tiempo pues yo también creí que era solo cuestión de tiempo para que regresara a mi lado.
Después de salir de la iglesia, no tuvimos tiempo de buscar nuestras maletas porque de seguro estarían esperándonos para comentarnos lo horrendas personas que somos por avergonzar de esa forma a su prometido, tendríamos que oír las estupideces de que somos familia otra vez y no quisimos pasar por eso, así que viajamos al aeropuerto, compramos dos boletos para Bahamas.
No tengo idea de cuánto tiempo nos quedaremos ahí, pero sé que es justo lo que necesitamos ahora.
Observo el vestido de novia que lleva puesto. No puedo evitar sentir que es completamente mía, que incluso el vestido que lleva puesto nos representa y el saber que está embarazada de mí despierta mis instintos más arcaicos.
Me acomodo en el asiento, buscando su boca. Sus hermosos labios siempre suaves me reciben gustosa, incluso estando medio adormilada.
—¿Qué estás haciendo?—pregunta con una voz demasiado sexy.
—Nada—respondo, mordiendo su labio inferior, obteniendo un gemido de su parte.—Quiero disfrutar de mi mujer, eso es todo.
Con mi mano levanto levemente la tela del vestido hasta sentir la piel de sus muslos. Abre apenas las piernas para darme más espacio y eso solo me pone a mil a miles de metros de altura y con una camarera que de seguro vendrá pronto a preguntar si necesitamos algo.
