33|| Huellas del Alma.

7.1K 679 128
                                    

De niña amaba el ser libre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

De niña amaba el ser libre. Podía ser lo que quisiera, estudiar lo que me diera la gana y aún así habría estado orgullosa porque cada cosa que me proponía, lo terminaba.

Quise jugar baloncesto con mi hermano y resultó que era buena. Quise ser artista y resultó que tenía buena mano para ellos. Quise ser patinadora... y terminé siendo una promesa en eso.

Y ahora todo terminó.

—Podrías moverte si quisieras, Hayden, no es tan difícil—indica mamá, más frustrada que yo.

Intentan hacerme caminar, intentan hacer que de siquiera unos pasos con el yeso en mi pierna pero no puedo hacerlo. Ni siquiera puedo ponerme de pie sin tambalear y no me agrada.

—Soy como un ciervo que apenas está aprendiendo a caminar—susurro.

—No eres un ciervo, y no estás sin una extremidad así que intenta ponerte de pie. En unos días te darán el alta y si no caminas tendrás que...

—Mamá, no voy a caminar pronto ¿Sí? Tengo una triple fractura en un hueso que antes era completo—gruño. Alejo sus manos de mi cuerpo enviando lejos la puta muleta de mierda que no sirve para un carajo. Siento unas terribles ganas de llorar, pero me trago cada uno de mis sentimientos concentrándome en que mi madre murmura ciertas cosas que no se atreve a decir en voz alta mientras sale de mi habitación.

Ya pasaron días desde que desperté. Mi actividad cerebral no tiene problemas salvo por una pequeña contusión que sanará sola y por el hecho de que tengo partes de mi cuerpo quebradas que duelen más que una patada en la vagina.

Costillas fracturadas, dedos también y mi pierna. Algo que todavía no puedo aceptar. Me niego a hacerlo. No puedo ni mirarme porque me da tanta rabia que lo único que consigo es ser dopada, y a este ritmo terminaré saliendo de aquí siendo adicta a los fármacos y no deseo eso.

Según los doctores, con rehabilitación y terapia tengo grandes probabilidades de no quedar coja. Pasé de tener una pierna completamente funcional a tener solo un pedazo de carne que apenas y servirá para mantenerme en pie.

No me hago a la idea de que no seré más una patinadora, o practicar futbol con mi padre o siquiera poder subir escaleras como una persona normal porque con suerte, seré la chica que cojea.

Dicen que no, pero sé que será así. Y las cicatrices ayudarán porque tengo heridas abiertas por donde salen los malditos clavos con los que lograron unir mis huesos rotos. Y quieren que sea optimista, que vea el lado positivo del accidente donde no morí, el señor que chocó contra mí estando ebrio lo hizo, pero no yo. En vez de eso terminé siendo una masa de huesos rotos.

Tendré el papel de frágil en la frente de ahora en adelante.

—Mamá dice que estás insoportable—me alegro de ver a Hope entrar con una hamburguesa. La comida de hospital apesta tanto o más que tener las costillas fracturadas. —¿Por qué sigues en la cama?

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora