Después de despedir a la visita, cada uno de los habitantes de la finca fueron a descansar a sus respectivas estancias. Y si no fueran por unas pequeñas lámparas encendidas la casa hubiera estado sumergida en penumbra.
Shinjuro estaba recostado de lado observando el cielo estrellado, cada cuánto tomaba un sorbo de su licor y su gesto siempre se mantuvo ceñudo. Cuando el Shōji se abrió lentamente, giró levemente su cabeza para ver por el rabillo del ojo al visitante nocturno.
Kyojuro saludo al hombre y luego se sentó en modo seiza frente al él, Shinjuro ni se inmutó por su presencia.
—Padre...—
—Es buena idea que involucres a la chica y a Senjuro en esto?— interrumpió antes de que su hijo pudiera formular cualquier oración. Se volvió para mirarlo con enojo— Crees tener mucho talento como para protegerlos a todos?— chasqueo la lengua tomando un buen sorbo del sake, parecía más irritado de lo normal— Este plan puede salirte caro Kyojuro, vas a tomar la responsabilidad si ella muere?—
El mayor de sus hijos estaba sereno, tomando muy en serio el peligro latente. Cuando por fin ambos Rengoku hicieron contacto visual, Kyojuro le regaló una sonrisa calmada.
—Voy a protegerlos a ambos, y estoy seguro de que me ayudarás si se escapa de mis manos— el hombre chasqueo la lengua, tragando otro buen puñado de alcohol. Le dió la espaldas a su hijo como respuesta. El pilar volvió a ponerse de pie—No dejaré que ella muera— con una reverencia salió en silencio de la habitación.
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Al día siguiente Marion se levantó más tarde de lo acostumbrado, no había conciliado el sueño y eso podía verse en sus enormes ojeras. Cuando fue hasta la cocina para buscar algo de comer se topo con el pilar de la llama. Debía parecer bastante sorprendida pues rápidamente comento.
—Desde hoy me quedaré en la casa hasta poder cazar al demonio. Creo que lo mencioné ayer— tenía una pequeña bandeja de comida en la mesita, con varias frutas picadas y jugo. El pilar sonrió cuando noto la comida— Es bastante tarde, así que decidí ir a ver cómo te encontrabas. Supuse que tendrías hambres así que iba a llevarte esto—
Marion le devolvió la sonrisa, y se sonrojo al recordar las palabras que Senjuro le había susurrado en el rio. Sería buen momento de aplicarlo?. Algo nerviosa se acercó hasta el pilar, gracias a que la cocina quedaba en un desnivel ella había ganado unos centímetros por la madera del piso y eso facilito que no tuviera que ponerse de puntillas. Kyojuro se quedó donde estaba, curioso por el repentino acercamiento. Marion posó una mano en el hombros y con la otra aparto el mechón bicolor que caía a un lado del rostro, dándole un pequeño y casto beso en la mejilla, rápidamente se aparto con las mejillas encendidas.
—Gracias por el detalle Kyojuro...—
El bicolor quedó petrificado en su sitio aguantando la respiración. Marion creyó que era una linda reacción, solto una risilla contenida mientras se agachaba para tomar la bandeja. Le contaría sobre ello a Senjuro más tarde en su ida al arroyo, de seguro también le parecería divertido. Unas magulladas manos se interpusieron en su avance hacía los mangos de la bandeja, luego una de ellas se aventuró hasta su cintura y la otra guío su barbilla hacia arriba. Instantáneamente sintió un apresurando tacto en sus labios. Rengoku la estaba besando.
Abrió los ojos de par en par, sorprendida por la repentina acción. Apoyo las manos en su pecho para empujarse hacia atrás, pero Kyojuro la envolvió en sus brazos haciendo la fuerza contraria. No sé supone que resultaría de esa manera, en su cabeza el bicolor simplemente se sentiría avergonzado por el beso inocente. Pero sin dudas olvidaba algo, Rengoku Kyojuro era un hombre saludable de 20 años. Un hombre que no se conformaría con un simple roce de labios.

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Flama『炎』
FanfictionKujo Marion perdió su hogar en manos de un demonio. Siendo la única sobreviviente de la masacre, no tiene más alternativa que seguir con su vida e intentar progresar en una civilización que solo la ve para un solo propósito. Rengoku Kyojuro, el pil...