A la mañana siguiente su cabeza estaba apunto de explotar, miro a su alrededor intentando encontrar fuerzas para levantarse e ir a hacerse algo para la resaca. Su almohada estaba pesada y dura, cuando sus ojos se adaptaron a la claridad, se dió cuenta de que estaba recostada en el pecho de un hombre. La peliazul se levantó de golpe, asustada, lo último que podía recordar era que estaba ganando una partida de Koi Koi y luego todo se puso borroso. Al hacer el enorme esfuerzo de levantarse sintió un jalón en la cabeza y luego un fuerte dolor que la mareo, se llegó ambas manos al rostro tratando de sostenerlo para evitar estrellarse contra el suelo.
—No hagas mucho esfuerzo. Puedes lastimarte— la sensual voz mañanera de Rengoku hizo que se ruborizara, Tenía el rostro escondido entre las palmas de sus manos y no tuvo intenciones de ver a su acompañante. El sonido de los deslices de la ropa y la cobija la alarmaron, luego sintió que la agarraba de las muñecas intentando apartar sus manos para verle el rostro— Marion, déjame verte. Anoche bebiste más de lo que podías aguantar—
—Anoche nosotros... acaso tú y yo?—
—No, no lo hicimos— respondió rápidamente al escuchar su voz nerviosa. Estuvo tentado a dejarse llevar en varias ocasiones, pero no podía aprovecharse de ella de ese estado. Además de que fue constantemente vigilado por Senjuro durante la mayor parte de la noche— Estuviste apunto de decir el nombre de Jingoku anoche, estaba algo nervioso de que lo volvieras a mencionarlo asi que decidí dormir contigo. Estamos en mi habitación—
Marion suspiro aliviada dejando que Kyojuro le quitará las manos del rostro, tuvo que cerrar los párpados de golpe al sentir la brillante luz clavándose como agujas en su retina. Había sido una irresponsable, sabía lo peligroso que era decir ese infame nombre, y aún así había perdido el control de si misma, dejando que el alcohol tomara el control de su razonamiento y exponiendo a un pequeño niño y al ex pilar al peligro. Kyojuro acunó su rostro entre sus manos, dándole un beso en la frente.
—Ire a prepararte algo para la resaca, tu sigue descansando— se levantó sin decir nada más y desapareció a través del Shōji. Marion se llevó la mano a la frente, tocando el sitio donde el pilar le había besado, completamente ensimismada en la cálida sensación. Miro hasta el hueco que había dejado en el futón y se recostó en el sitio, aún conservaba el calor corporal de Rengoku.
Cerro sus ojos y atrajo la cobija hasta ella, escondiendo su rostro de los rayos del sol. Desde la habitación del pilar se podía escuchar el arroyo de la finca y el golpe del bambú cada vez que se llenaba de agua, sonidos que eran acompañado con la suave brisa a través de los árboles. No supo en qué momento volvió a caer rendida ante morfeo.
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Marion despertó al escuchar el sonido de un goteo incesante, levantó la cabeza hasta el Shōji de dónde provenía el sonido. Cuando Kyojuro apareció, llevaba la katana colgada en el cinturón de su cadera, tenía salpicaduras de sangre en varios sitios y algunos rasguños con sangre ya seca. La peliazul se sobresalto, levantándose y presipitandose hasta donde estaba, asustada por lo que pudiera estar sucediendo a la afueras de la finca. Tanteó al pilar en busca de más heridas.
—Todo ha sido tu culpa—
La peliazul lo miro, la cabeza de Kyojuro cayó en cuanto hicieron contacto visual, rodando por el piso y dejando un rastro de sangre. Marion se hecho hacía atrás, cayendo de trasero en el piso. El cuerpo degollado aún se mantenía en pie desenfundado la espada de la vaina, la katana hizo un sonido metálico cuando por fin estuvo libre y el cuerpo comenzó a avanzar hasta ella.
Marion gateaba de espaldas tratando de alejarse, pero se detuvo en cuanto escucho algo duro caer al suelo. Miro hacía un lado y el cuerpo de Senjuro estaba tendido en el Tatami desangrándose por el cuello. Otro golpe la sobresalto, a su izquierda estaba Shinjuro con ojos sin vida fijos en ella. Ahogó un grito con ojos llorosos. habían muerto, todos estaban muertos por su culpa.
—Me hiciste hacerlo, la única culpable eres tu— la voz reconocible de Jingoku se escuchó en el aire, Marion miro hacía arriba. Del cuello del cuerpo de Kyojuro estaba naciendo una nueva cabeza, un rostro que reconocería por el resto de su vida— Si no hubieras escapado, nada de esto estaría pasando. Haz sido tu quien los mato—
Jingoku alzo la katana dispuesto a hacerle varios cortes como castigo, la peliazul se llevó las manos a los hombros como autodefensa sollozando en proceso. Antes de que la katana pudiera cortar su piel, sintió un jalón desde una parte de su kimono.
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Se sobresalto cuando Kyojuro la zarandeo con fuerza para que pudiera al fin despertar de la pesadilla, su respiración estaba acelerada y sentía todo su cuerpo sudoroso, con espasmos que venían en aumento. Había sido un sueño, nada había pasado de verdad. Rengoku le acaricio la mejilla con las palmas heladas.
—Me pareció que no podías despertarte. He sido muy brusco?— la ex Kakushi aún no podía reponerse de lo que acababa de soñar, alerta a su alrededor. Se le veía asustada sin percatarse de que se arrastraba hacia atrás para alejarse de él, intento volver a tocarla pero ella quitó su mano de un solo golpe— Aún debes estar molesta por lo que sucedió ayer. No debí...— suspiro, levantándose del futón y dirigiéndose nuevamente a la salida— Tienes medicina y tú comida en la bandeja. Estaré entrenando en el jardín, si necesitas algo puedes llamarme y vendré de inmediato... o puedes llamar a Senjuro en mi lugar—
Sin mirar atrás el pilar de la llama desaparecio por el umbral, dejando que su hermano menor entrara y cerrara el Shōji a sus espaldas. Marion miro temblorosa hacía la bandeja, tomo el pequeño sobre con medicina pulverizada, lo tomo con el té de un solo jalón, tociendo en el proceso. Miro la comida pero la hizo un aún lado, escondiendo sus rostro en sus brazos se hizo bolita en el futón. Había sido un sueño o una visión de lo que Jingoku pensaba hacerle a la Familia Rengoku?. Debía estar cerca, a lo largo de los meses que estuvo huyendo se dió cuenta de que entre más vividos era los sueños eran porque Jingoku estaba más cerca de ella, como si la conexión se hiciera más fuerte acortando la distancia. Marion pensé en el niño de la mujer que había traído el pilar el otro día, podría tratarse de algún amplificador? Alguien parecido a ella?. Sacudió la cabeza, Kyojuro debió haber sentido la presencia del demonio, si él había dejado que se acercara tanto a la finca significaba que no era lo que ella pensaba, tal vez, solo se trataba de la misma ilusión de sus ataques.
Cuando cerro sus ojos la imagen de Rengoku degollado volvió a azotarla, abrazo la cobija desesperadamente. Kyojuro era fuerte, era un pilar, no iba a sucumbir ante Jingoku con facilidad. No iba a morir con facilidad, no iba a irse. Repitió una y otra vez las mismas oraciones como si fueran un cántico.
—Hermana, estás bien?— Senjuro le acaricio la espalda intentado tranquilizarla. Cuando Marion se sobresalto, le dió espacio, esperando pacientemente a que dejara de temblar. A diferencia de su hermano creía que otra cosa estaba molestando a la chica, algo que iba a intentar descifrar. La ex Kakushi pronto lo abrazo por la cintura dejando que su cabeza reposará en sus piernas, el llanto vino poco después— Estás bien, no hay de que preocuparse— la tranquilizaba como su hermano una vez lo hizo estando el pequeño, acariciando su espalda y diciéndole palabras amables— tuviste una pesadilla?—
Marion no paraba de llorar.
—Lo siento tanto, lo lamento...— dijo entre hipidos aferrándose más al agarre de la cintura— Todo es mi culpa, si yo no hubiese escapado... Si aún estuviera en ese sitio, nada de esto estuviera pasando... Si Kyojuro muere yo... Yo voy a...— soltó el llanto nuevamente incapaz de continuar con la oración. Senjuro se mantuvo como su apoyo, tranquilizando y escuchando todo lo que tenía que decir.
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Flama『炎』
FanfictionKujo Marion perdió su hogar en manos de un demonio. Siendo la única sobreviviente de la masacre, no tiene más alternativa que seguir con su vida e intentar progresar en una civilización que solo la ve para un solo propósito. Rengoku Kyojuro, el pil...