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Corrió con toda la resistencia de sus piernas y pulmones podían ofrecerle. Era la primera vez? No, quizás hubieron varias. Pero nunca había sentido como un helado pánico le atravesaba el cuerpo. La realidad le estaba golpeando con una furiosa tormenta en medio de un faro. Por eso no involucraba civiles, por eso no la dejaba postularse a cazador, por eso él no debía tener esa clase de sentimientos, por eso...

La posada se diviso a unos metros, trato de acortar la distancia empujando a un par de borrachines que volvían a casa sin sentido. Tomó el impulso del más grandulon y logro saltar hasta una base del nombre de la la posada, cerca de la ventana que daba a su habitación. Con otro par de movimientos ágiles entro y se incorporó con dificultad, recuperando el aliento con bocanadas violentas de aire. La habitación estaba en la penumbra total, no sintió ninguna presencia ni intensiones. No había nada, ella no estaba.

🔥

Cuando abrió los ojos no pudo distinguir en dónde se encontraba, no era que conociera muchos techos, pero sin dudas se había acostumbrado al de la posada. Una ráfaga de aire frío se colo por la falda del vestido, se giró a su izquierda, por dónde había provenido. La única fuente de luz provenía de la ventana que miraba, la luna llena estaba enmarcada en la ventana.  Giro la cabeza otra vez, el dolor punzante en su nuca se acrecentó haciendo que apretara los ojos.

Fue un error de novata no darse cuenta de que la estaban siguiendo, estaba absorta pensando en otros planes con los que pudiera ayudar al pilar de la flama que no se dió cuenta que las calles se habían vuelto solitarias y que la distinguible presencia de dos demonios era palpable. La atacaron antes de poder llegar al refugio de las Glicinas, tampoco pudo hacer nada para detener el secuestro.

Por la posición de la luna, suposo que ya había pasado la media noche. Rengoku ya debía de haber vuelto a la posada y se daría cuenta de que faltaba. El problema era que ni él ni ella sabían dónde se encontraba, por lo que el rescate podría tardar más o simplemente no pasar nunca. Repremio una maldición cuando vio como unas sombras espesas se balanceaban por la oscuridad de la habitación.

—Estas seguro que estaremos a salvó aquí? El pilar aún está ahí afuera— una voz femenina hablo con cierta desconfianza. La otra sombra se removió y eso pareció ser una respuesta— Creo que era mejor haber huido, Hokaido queda cerca de aquí—

—Estaremos bien. En todo caso, tenemos un rehén— de la sombras emergió un hombre de estatura media, cabellos negros y ojos semi rasgados. Tenía una cicatriz que le pasaba por todo el mentón y un tatuaje en forma de anillo que le rodeaba el cuello. Se acercó a Marion con ojos centellantes y maliciosos— Su pequeño Gorrión está en nuestras manos, no creo que haga nada imprudente—

La mujer soltó una palabrota, cuando emergió a la luz de la luna se notó el mismo tipo de tatuaje que el hombre pero ubicado en cada brazo, con la cara desfigurada y una terrible cicatriz que pasaba desde su mejilla derecha por la comisura de sus labios y bajaba hasta su garganta. El cabello eran negros con reflejos verdosos y sus ojos eran grandes de color avellanas con pestañas menudas que parecían abanicar cada vez que pestañeaba.

—le dejaste el mensaje? Sigo creyendo que fue una mala idea traernos a la chica—

—Calmate Yori, ya verás que terminaremos siendo nosotros los ganadores— la calmo.

Ambos no parecían temer los poderes de los cazadores, se veían confiados y hablaban de su plan frente a ella sin ningún cuidado.  Tampoco es que Marion tuviera mucha confianza en la organización, ella misma había sufrido en silencio durante bastante tiempo sin que ningún cazador reparará en su situación. Pero sentía que podía confiar en Rengoku, en que el podría protegerla cuando ella no tuviera la fuerza para hacerlo.

Volvió a mirar por la ventana, sintiendo una extraña calma. Lo atribuyó a la costumbre de estar constantemente al borde de la muerte.

Su estómago se comprimió cuando la mujer demonio la golpeó, haciendo que se apartará de su camino, escupio un poco de sangre y vio como  la mujer arrugaba el ceño. Otra serie de patadas acompañaron a las palabrotas que soltó la mujer.

—Te crees muy hermosa? Viendo por la ventana como si fueras una pintura inmaculada?— Marion chillo cuando la arrastró por el cabello unos metros hacia la luz. Todo adorno o peinado fueron desechos con la brusquedad con la que la jalo— Debería de arrancarte el cabello? O sacarte los ojos y mostrárselos a tu amante pilar? —

—Yori, te recuerdo que la necesitamos con vida— advirtió serio el azabache.

—Vivirá. No estará completa para cuando llegue el pilar pero estará viva— el hombre pareció estar satisfecho con la respuestas, se encogió de hombros y comenzó a avanzar hacia la salida de la habitación. Entonces Marion se dió cuenta de lo que llevaba puesto, cargaba un uniforme policial, el típico que usaban las patrullas nocturnas. No lo reconoció, pero se imagino como habían estado tan al anonimato durante todo ese tiempo. Mientras intentaba maquinar algun plan sintió como varios de sus mechones fueron arrancados de su cuero cabelludo, intento gritar pero pronto su intención fue amortiguada por la dura mano de la mujer.

El infierno comenzó a teñirse en sus ojos, el dolor hizo que sus sentidos volvieran a esa tétrica cabaña que alguna vez había sido su hogar. El sonido de los hueso siendo quebrados, el olor a carne putrefacta. El dolor presente pronto se convirtió en algo inexistente y el pasado comenzó a hacerse presente.

En ese pequeño espacio solo existía una 'cosa'. Un hombre que no parecía ser una amenaza a simple vista. Flaco casi raquítico, con el cabello castaño y largo recogido solo en un moño bajo. Su kimono color oliva estaba manchado con sangre secas y frescas. Cuando dejó de masticar, se volvió hacia ella. Marion sintió como comenzaba a temblar, él le pidió que se aflojara el kimono y ella obedeció. Su voz era melosa, pero repulsiva animando a que se comportara bien. Su huesuda mano paso por su espalda desnuda, sintió la deformidad de su cicatriz y luego el dolor de como sus uñas volvían a desgarrarle la piel blanda, sintiendo el líquido caliente fluir fuera de su cuerpo en como la sangre teñia su piel.

Si gritaba el volvería a golpearla hasta dejarla inconsciente. Su temblor cesó cuando él la agarro por los hombros acercando su boca a su oído. Pudo oler su repulsivo aliento cuando le susurró.

»Nadie puede acabar con tu vida. Vivirás. Lo harás hasta que yo decida lo contraria...«

El hombre le acaricio la espalda, regando la sangre que aún fluía de la herida.

»Eres mía, solo mía. Es inevitable, pronto volverás a mi«

💌Nota: Por fin actualizo esta historia 😅 lo siento por todo este hiatus. Estuve enferma y apenas he comenzado a recuperarme 😭. Con todo esto del Corona la cosa ha estado un poco dura, y antes de que hagas alguna pregunta 🙂, NO no me dió el mardivirus 😂. Resulta que soy alérgica a la vida (a muchas muchas cosas) y con todo este problema y la crisis pues he tenido que cambiar mi dieta y los productos que uso, cosa que alguno debió de contener algo que me activo la alergia. Sufrí mucho pero ya estoy mejor 💪✨ Lista para continuar con mis historias. Espero que les gustará el capítulo y continúen apoyando esta historia💕 agradezco mucho sus estrellitas 🌟 y comentarios 😘

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