Cuando llegó hasta la posada ya el sol estaba en el punto más alto, no creería que tardaría tanto pero necesitaba comprobar nuevamente la tienda de chucherías. Los demonios no tenían posibilidades de moverse mientras la luz solar estuviera presente, por lo que él sería el primero en llegar a su encuentro en el bosque. Había dicho que descansaría, pero en cuanto llego a la posada no pudo pegar ojo, comenzó a mirar alrededor de la habitación intentado encontrar algo que lo distrayera. Se levantó del futón alarmado.
Noto que el pequeño y desgastado bolso de Marion faltaba, tragó saliva. Busco la yukata en mal estado en la gaveta del mueble antiguo y estaba, suspiro. Cuando saco la prenda de ropa un papel doblado por la mitad cayó al suelo.
Lo recogió sin mucho ánimo, no recordaba que ninguno de los dos guardara algo como eso. Cuando lo desdobló, vio que era una carta escrita a mano con unos dibujos en ella. La nota decía.
"Los demonios que me secuestraron fueron dos. Una mujer con una cicatriz de los labios a la garganta y un hombre de estatura media, tiene un tatuaje en el cuello y una cicatriz en el mentón... Usa el traje de los policías nocturnos, ten cuidado!!.
Te dejare un boceto para que puedas identificarlos...No pudo evitar sonreír al ver el retrato, descubrir que era tan mala dibujante le produjo un anhelo que le dolió en el corazón. Quería tener el tiempo para conocerla, de describir que le gustaba y que no, despertar cada mañana y verla paseando por el jardín o desayunando juntos. Se espabilo y siguió leyendo.
"Yo estoy bien, pude escapar apenas amaneció... No te preocupes por mí, en cuanto vuelva a anochecer estaré lejos de este lugar. Ten cuidado y regresa con vida a tu hogar, te deseo mucha suerte... Espero...
Que podamos volver a vernos en otras circunstancias.—Kujo Marion"
Leyó varias veces la frase final intentando no sentir el desplomo de sus sentimientos. Sentía alivio, preocupación y decepción al enterarse de que ella estaba a salvó y lejos. Cómo quizo haber tenido la oportunidad de estrecharla en sus brazos, de comprobar con sus propias manos que no había ni un solo rasguño en su cuerpo, el poder preguntarle si quería vivir con él y su familia. Lo último lo estuvo pensando toda la mañana. No, en realidad, lo había decidido cuando empezó a notar que le agradaba estar con ella. Quería llevarla a la Finca Rengoku, que se preocupara solo de como vestirse o a qué lugar viajar en vacaciones, que tuviera un lugar en el cual sentirse protegida y amada. Estaba seguro que Senjuro estaría encantado con su compañía y su padre se adaptaría a la larga a su presencia. Pero nada de eso iba a suceder, ella se había ido sin siquiera atreverse a esperarlo.
Dejo la yukata encima del mueble, era el único recuerdo de su existencia. La nota no parecía ser una distracción, los demonios no podían entrar a esa residencia por la presencia de las Giclinas. Además, la nota tenía una hora escrita al reverso y comprobó que la dueña fue a visitar su habitación a la hora pautada en ella. Marion había hablado con la anciana esa mañana para que pudiera comprobar que estaba bien. La mujer le dió un sobre dónde estaba el, una vez hermoso, cabello azulado de la chica y le contó que ella misma le había pedido que se lo cortará, que había ido a la habitación a cambiarse y tomar un baño. El corazón de kyojuro se detuvo cuando la mujer describió la deplorable apariencia de Marion cuando llegó.
—Ella me dijo que lo botara, pero creí que sería bueno enseñárselo... Después de todo, es su compañera— de una caja saco el vestido destruido que le había regalado tan solo la noche anterior, cubierto de suciedad y manchas grandes de sangre seca. No quería preguntar, pero la anciana le leyó el pensamiento— Tuve que ayudarla a quitarselo, no ví ninguna herida abierta—
—Pero si estaba herida?—
—No... Su cuerpo, ella...—la mujer pareció vacilar en describirlo, no quería hablar de más pero tampoco quería ocultar detalles sustanciales. Se encogió de hombros, asegurando que Kyojuro ya debía de saber cómo se veía la chica sin ropa— su cuerpo estaba cubierto de cicatrices, tiene una enorme en la espalda y otras más pequeñas en el torso y las piernas. Con lo bella que es... Tener un cuerpo así es... Pobre muchacha—
La información no debía de sorprenderle, la peliazul le había contado sobre su pasado y como había sido rehén de un demonio por todo un año. No era algo de lo que pudiera salir completamente ilesa, siempre había un precio que pagar por la supervivencia. Contuvo la maldición que casi se le escapa por los labios, quería liberarla de las ataduras que tenía, de eliminar a todo demonio que quisieran lastimarla. Extendió su mano hasta el vestido desechó, necesitaba desesperadamente escuchar su voz.
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La noche cubrió la ciudad con un manto de estrellas, la luna llena brillaba como un foco y hacia que el bosque estuviera iluminado. Tuvo que rodear casi toda las afueras de la ciudad antes de sentir la indeseable presencia de los demonios, ambos procuraban mantener una distancia segura, el contraste de la luz de la luna y las sombras de los árboles hacían que se le dificultará reconocer sus aparienciencias, pero poco importaba, sus cabezas rondarían esa noche.
No sé encontraba de buen humor, tampoco estaba para darle de largas a la pelea.
—Si van a atacar los dos al mismo tiempo, les sugiero que lo hagan ahora— el sonido de la katana desenfundando hizo eco en el bosque, ambas sombras se tensaron.
La mujer que Marion había descrito en el dibujo como "La bestia" se apresuró a cambiar de dirección, al lado opuesto de su compañero.
—Tenemos a la chica, no te importa su seguridad?— el hombre pregunto cautelosamente. Una vena se marco en la cien de Rengoku, respiro profundamente.
Primer Estilo: Mar de Fuego
Con una velocidad y agilidad impresionantes, el pilar de la llama logro cortar los árboles en dónde se encontraban ambos demonios. El sonido ensordecedor de la madera pesada cayendo ahogo las maldiciones de sus contrincantes, ambos desaparecieron de su vista, pero sus presencias aún se sentían. La mujer se escuchó al lado izquierdo, parecía irritada y apunto de dejarse llevar por la rabia.
—CON UN DEMONIO!! VOY A MATAR A ESA MALDITA PERRA— El sonido cambiaba de dirección, por lo cual la mujer estaba moviéndose de ubicación—LA AGARRARÉ, HARÉ QUE LLORE SANGRE... LA CORTARÉ EN PEDACITOS, HARÉ QUE SUFRA HASTA QUE ME SUPLIQUE QUE LA MATE—
No iban a distraerlo, Marion estaba lejos de ese lugar. Ha salvó. Procuraría matar a los responsables esa misma noche, ellos eran los únicos que merecían el fuego de su espada. Cuando descubrió el patrón de movidas de la fémina se concentro para realizar nuevamente el primer estilo. El sonido de un acero silbando a gran velocidad se escuchó y luego de eso, la mujer dejo de hablar.
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Flama『炎』
أدب الهواةKujo Marion perdió su hogar en manos de un demonio. Siendo la única sobreviviente de la masacre, no tiene más alternativa que seguir con su vida e intentar progresar en una civilización que solo la ve para un solo propósito. Rengoku Kyojuro, el pil...