No pudo evitar que su rostro demostrará su sorpresa. Si bien la gente siempre rumoreaba la existencia de la organización de cazadores de demonios nunca nadie lo le había señalado como tal. Eso hizo que sospechara de la situación. Instintivamente tomo el mango de su katana. Vio el arco de madera a pocos centímetros de ella, estaba roto, por lo que no podría usarlo para defenderse. Recordó como casi lo mata minutos antes y se pregunto si había Sido todo intencional.
El par de perlas azules aún lo miraban expectantes, sin hacer movimientos bruscos. Espero pacientemente a que el hombre que tenía delante le confirmará su identidad. Sintió como su mejilla se estaba hinchando y un dolor punzante en varias partes de su cuerpo, trato de no prestarle atención. Si ese hombre era un cazador, podría ayudar a protegerla. Noto que estaba a la defensiva y creyó que había hablado en francés producto de la emoción, eso hizo que entrara en pánico. Su madre le explicó incontables veces que su acento debía mejorar y que, si no lo hacía, podría ser peligroso para ella. Se rumoreaba algo sobre una primera guerra mundial, y lo mejor que podía hacer como una mestiza era no parecer una extranjera.
Tragó saliva, concentrando toda su atención en la pronunciación.
—lo siento. Yo... Estuve estudiando francés durante algo de tiempo... Suelo hablarlo cuando estoy emocionada... No me percató de ello... Yo...— balbuceo unos cuantos disparates mas antes de pregunta— Puede que me equivoqué, pero no es usted de la organización de cazadores de demonios?—
Él asintió despacio, sus hombros se relajaron y volvió a acariciarle la mejilla.
—Esta comenzando a hincharse. Deberías ir a tratarla— su voz la eclipsó, olvidando por completo lo que iba a pedirle. Cuando por fin sus ojos se encontraron, ella se ruborizo— creo que hay un hospital público a unas cuadras, deberías de ir a qué te revisen— concluido eso el chico flama se levantó para continuar con el patrullaje. Cuando lo vio alejarse, se levantó rápidamente. El mareo llegó inmediatamente y estuvo apunto de volver al suelo, Rengoku fue lo suficientemente rápido como para tomarla de la cintura— debes ir al hospital, inmediatamente—
Ella ignoro la tajante orden.
—Necesito que me ayude. Quisiera entrar en la organización, tengo motivos suficientes para querer acabar con los demonios y..— él la interrumpió con un tajante "No". Ella parpadeó perpleja, intento explicarse mejor—Mis padres fueron asesinados por un demonio, y e quedado sin hogar. Si necesitan nuevos reclutas como cazadores estoy dispuesta a entrar en la organización. Tengo motivos—
Rengoku la soltó y comenzó a avanzar sin terminar de escucharla, eso hizo irritar a la peliazul. Se adelanto, plantandose frente a él. El bicolor se detuvo sin hacer contacto visual.
—No necesito que me acompañe o que me ayude. Solo quiero saber con quién debo hablar o a dónde tengo que dirigirme para aplicar— el largo silencio del pilar la hizo irritar aún más. Demonios! Un poco de información no le hará daño a nadie— Estoy dispuesta a morir si es nece...—
Rengoku reacciono agarrándola del cuello de su camisa, su mirada expresaba todo el enojo que sentía. No podía explicar porque le irritaba tanto, su cuerpo entro en tensión cuando la tomo de la cintura, su sentidos estaba al borde. Y ahora ella hablaba de morir con tanta facilidad. Ella le dió una media sonrisa.
—Ya me presta atención... Quiero saber a dónde debo dirigirme, si es tan amable de decírmelo?—
—Morirás en la prueba, es mejor que viva con la carga y continúe...—
—Eso lo decido yo. He pensado por mucho tiempo y creo que es el mejor camino que puedo tomar— el bicolor gruño, empezaba a desesperarse.
—Puedes tomar cualquier camino. Tener una vida corta no debería ser uno de ellos— la soltó con más brusquedad de lo que había planeado. Estaba molesto, enojado sin una explicación lógica. Ella cayó al suelo sobre su trasero, gimió de dolor y eso hizo que Rengoku automáticamente se inclinase hacia ella para cerciorarse que se encontraba bien. Esas reacciones era nuevas para él.
Antes de analizar su comportamiento el grito de alguien lo alerto, no presto más atención a la chica y salió corriendo al origen del alboroto.
Un grupo de personas estaba acumuladas alrededor de algo, todas murmuraban y se veían nerviosas. El pilar pidió permiso y disculpo mientras empujaba a las personas para hacerse paso. Cuando llego hasta el centro se sorprendió, se trataba del cadáver del robusto muchacho que atacó a la peliazul, su cuerpo estaba quemado y se había desfigurado. La flecha que estaba en el centro de su palma aún estaba allí y a su alrededor se vio como parte de la carne se había desintegrado. Se acercó lo suficiente como para rozar la punta de la flecha con la yema de sus dedos, la olió. Eran el olor de las glicinas.
—Yo tendría cuidado si fuera usted. Las glicinas son venenosas para ambas partes— el suave susurro en su oído hizo que su cuerpo se estremeciera involuntariamente. Se volvió e hizo que su rostro quedará a centímetros del de la chica, ella se ruborizó y alejo, chocando con el primer hombre que tenía detrás. El hombre furioso la agarro de los cabellos y la tumbo al suelo.
—Con un demonio! Ten más cuidado perra— grito sin dejar libre el cabello. El viejo volvió a maldecir al ver que varias mujeres comenzaron a reprochar— Está perra choco contra mi primero. Lo mejor es darle un escarmiento— algunos compartieron su punto de vista, los murmullos pasaron de ser del cadáver a la chica. El hombre la miro mejor, jalo la raíz de su cabello y ella tuvo que alzar el rostro para evitar que se lo arrancará— tienes la cara hinchada, pero eres hermosa. Podría tomarte si te arrodillas y suplicas— soltó una carcajada, sus compañeros borrachos hicieron otros comentarios lascivos sobre lo que le harían. La vena en la frente del pilar se tenso, su rostro mostraba calma pero sus ojos estallaban por una pelea. Tomó la muñeca del hombre y la apretó con fuerza, este chillo dejando libre el cabello de la chica.
Antes de que se iniciará algún enfrentamiento la policía llegó, tomando el control de la situación y ordenando a la gente a desalojar. El hombre se acercó de nuevo a la peliazul y Rengoku la rodeo con el brazo atrayendola hacia la protección de su pecho, el viejo chasqueo la lengua.
Escupió la mano de la chica antes de añadir con voz sórdida.
—Nos veremos después. Señorita— el grupo de borrachos se alejo riendo y lanzando comentarios perversos al aire.
Kyojuro saco un pañuelo de su bolsillo y limpio la mano de la chica, ella estaba cabizbajo. Le ayudo a levantarse y la dirigió hacia el hospital más cercano, solo la soltó en cuanto un enfermero se acercó con prisas a ellos.
Después de haber recibido toda la ayuda necesaria, el pilar estuvo listo para irse. La peliazul no le había dirigido la palabra desde entonces, pero recordó como le advirtió sobre las glicinas. La vio acostada en la camilla mirando hacia la ventana, se veía indefensa con ojos tristes.
—Al parecer tus heridas no son graves por lo que te darán de alta esta misma noche— aún no lo miraba, pero su boca hizo un puchero lo que le confirmo que lo escuchaba. Iba a regañarla, a darle consejos sobre cómo cuidarse en las noches y a decirle que todo iba a estar bien, porque él iba a terminar con el tormento de los demonios lo antes posible. Se abstuvo de todo, sintió que si lo decía le darían ganas de confortarla y abrazarla. Arrugó el entrecejo y trato de sonar lo más demandante posible— Mañana por la tarde iré a buscarte al parque principal de Naha. Necesito preguntarte algunas cosas, y espero recibir buenas respuestas—
Su tono le indicaba que no iba a aceptar que lo contradijera. Ella por fin volvió a verlo, se veía solemne como un Lord. Le dedicó una media sonrisa diciendo con voz calma.
—Si me dejas ir ahora, puedo asegurarte que no volverás a verme otra vez—
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Flama『炎』
FanfictionKujo Marion perdió su hogar en manos de un demonio. Siendo la única sobreviviente de la masacre, no tiene más alternativa que seguir con su vida e intentar progresar en una civilización que solo la ve para un solo propósito. Rengoku Kyojuro, el pil...