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Cuando llegaron al centro del pueblo en plena tarde, ya se encontraban varios puestos ambulantes. No creían que siendo tan temprano, hubiera mucha gente. Pero estuvieron equivocados, la multitud caminaba en zigzag pasando de puesto en puesto en busca de regalos, prendas y comida. Los olores a carne asada se mezclaba con varios aromas a condimentos, eso hizo que la barriga de ambos sonará, pidiéndoles comer de todos aquellos ricos sabores. Senjuro la guío hasta un puesto de comida, el hombre que los atendía amablemente le tendió el menú en una cartilla y les indico algunos asientos disponibles en el techo improvisado.

Se sentaron cerca de un grupo de chicas, todas vestidas con lindos kimonos pasteles. Se notaba que los ornamentos que llevaban en el pelo eran costosos y tintinaban cada vez que alguna hacía un movimiento de cabeza. Marion pensó que dejarse crecer el cabello hubiera sido buena idea, llevaba un año y medio con el mismo corte que le había hecho la señora de la posada en Naha, pero nunca creyó necesitar un cambio de apariencia, al estar siempre cubierta de pies a cabeza. Senjuro se dió cuenta de lo que miraba y le hizo una seña con la mano para que se acercara.

-Cuando salgamos de aquí, podemos buscar algún ornamento que te guste hermana. Escuché de algunos amigos que los puestos al fondo hay lindos broches y pasadores, estoy seguro de que encontraras algo lindo- le sonrió y ella le devolvio la sonrisa con ternura.

El chico era demasiado perceptivo, sabía cómo leer a las personas a su alrededor. Le había cogido cariño en su estadía en la mansión y era una de las razones por las que no se sentía del todo bien en continuar con la misión, estaba segura de que Senjuro sería uno de los más afectados. Alzo la mano para acariciar su cabeza.

-Claro, cuando terminemos de comer iremos a verlos. También quisiera que me enseñarás los libros que te gustan-

El menor la miro momentáneamente sorprendido y luego asintio con una sonrisa tímida en el rostro. Ambos pidieron carne en pequeñas porciones, ramen y luego algunos bocadillos tradicionales. Mientras comían, hacían alguna broma sobre Rengoku, insinuando de que si estuviera con ellos en esos momentos no dejaría de gritar «Delicioso» con cada bocado. Imaginar las reacciones contrariadas de los visitantes del restaurante los hizo reír. Cuando terminaron, pagaron y se fueron contentos.

Habían decido pasar primero por los puestos que estaban al fondo y luego volver al inicio del recorrido. Disfrutaría aquel día con todo su corazón y lo atesoraria en sus memorias, lo único que lamentaba, era que Kyojuro no estuviera a su lado.

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-Me pregunto si es buena idea que dejes por fuera a Marion?- cuestionó kaguya mientras servía algo para tomar. Ya habían decido que el segundo día del festival iban a poner en marcha su plan, Hoshino iría con Rei en los brazos y pasearian por varios puntos estratégicos, mientras Rengoku estaría escoltando a Marion entre las tiendas, al comenzar a anochecer le pediría disculpas y se marcharia a recorrer las afueras del pueblo en busca del demonio, los ayudantes de la mujer ayudarían a informarle sobre lo sucedido en los puntos y al encontrarse con Jingoku, lo cazaria lo más rápido posible. Kaguya miro de reojo a Rengoku mientras tomaba un sorbo de su Té Darjeeling, le alegraba que estuviera de buen humor porque aquello significaba que Marion se había acercado a él. Dejo la taza en mesita, dispuesta a comenzar otra conversación- Rei ha estado bastante tranquilo... Oh! No te preocupes, he ordenado a mis guardias que no lo acerquen al festival sin estar nosotros presentes- se apresuro a decir cuando observo que el bicolor fruncía el ceño- Estoy segura de que el plan será exitoso. Tanto Marion como Rei estarán a salvó- volvió a llevarse la taza a los labios, disfrutando brevemente del sabor dulce y relajante de su Te importado- Crees que Marion esté dispuesta a recibirnos a Rei y a mi? Quiero decir, podríamos llegar a ser amigos de ella si todo esto acaba?-

Flama『炎』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora