Marion despertó al fin después de otra jornada de palizas, su cuerpo aún no se había regenerado por completo y podía sentir que sus extremidades aún dolían con cada mínimo movimiento. Por el bien del plan, tuvo la suerte de que Jingoku no la matara en cuanto llego a la guarida. Pero en cambio, la había estado torturando por días con el fin de castigarla por todos los problemas que le había causado y por revelarle a los cazadores información sobre él. Dió gracias a que en un momento de descuido, Jingoku había dejado de vigilarla, dándole tiempo de entregar una carta con algunos datos poco relevantes a uno de los familiares de Uzui, el pequeño y fornido ratón había tomado la nota después de hacer poses de fisicoculturismo.
Trato de moverse un poco en cuanto sintió que su brazo comenzaba a adormecerse. Pensó que las torturas solo iban a limitarse a los golpes, como era la costumbre del demonio en su antiguo encierro. Pero se había equivocado, esta vez Jingoku le había hecho saber lo molesto que estaba y hacerle conocer las limitaciones de sus propios poderes. La torturas iban desde quemaduras hasta desmembramiento, cada una siendo más lenta y dolorosa que la anterior, a veces la arrastraba al lago cercado a la guarida y la ahogaba hasta que su vida se extinguía, solo para ser nuevamente convocada al reino de los vivos por la sangre demoniaca. Muchas veces durante esas sesiones deseo morir de verdad, pero Jingoku nunca permitió que se transpasara el límite de sus regeneraciones. Nunca había entendido de dónde el pilar sacaba aquellos pequeños animales.
Había aprendido que su cuerpo solo podía regenerarse 10 veces, la mayoría de los controlados solo llegaban a las 4 regeneraciones y luego morían agonizantemente. Jingoku supuso que esa excepción solo se trataba de que fuera la protectora del núcleo, pero en realidad, ni él tenía idea de dónde había adoptado esa variante. Sobre la muerte absoluta, solo podían volver al cabo de 2 revividas, de allí en adelante no iba a despertar jamás. Ella misma no era consciente de dichos datos, ya que la mayoría de las veces estaba o agonizando de dolor o inconsciente. Pero Jingoku se lo había proporcionado, como si fuera algo más dicho para él que para ella.
Ese día en especial había sido una especial tortura, se había hecho un festín de su cuerpo comiendo de la propia carne viva, dejándola solo para cuando observo que la regeneración tardaba cada vez más en hacer efecto.
La casa donde había vivido la mayor parte de su vida seguía teniendo la misma forma que cuando escapó, lujubre, con un hedor que parecía no desaparecer nunca y la única diferencia era que los premios de Jingoku adornaban el techo, colgado como si fueran alguna decoración extranjera de mal gusto. Giro la cabeza con cautela hacía la puerta, no quería que descubriera que ya estaba conciente, en su sueño, su madre la había visto desde la salida de la casa, pero cuando al fin volvió, no pudo verla ni soñar con ella otra vez. Sintió que sus ojos comenzaban a picar y su visión se tornaba borrosa por las lágrimas que estaba conteniendo, el rostro de su madre apenas era visible en su sueño y el último recuerdo de ella, ensangrentada con cardenales por todo el cuerpo empañó la imagen que tenía Marion de ella antes de que muriera, no podía recordar su rostro sin la sangre ni los cardenales, era como si se hubieran reescrito en su cabeza de una manera cruel e irreversible. Sintió los pasos en su espalda, como poco a poco Jingoku se acercaba hasta ella.
—Veo que estás mejor, deberíamos continuar?— como estaba de espaldas no pudo ver la expresión de su rostro, solo sintió como la agarro del cuello de kimono y la alzo como si pesará nada, rastreando la mitad de su cuerpo hasta las afuera de la casa. Seguramente volverían a ir al lago, gracias a las oleadas de frío, el viento que soplaba a través de las ramas del bosque estaba helado, haciendo que cuando estuviera expuesta al él su cuerpo tiritaba, pensó que si el lago no hacía lo que debía hacerle, la hipotermia iba a terminar por matarla— Deberíamos probar suerte de otra manera?—
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Flama『炎』
FanfictionKujo Marion perdió su hogar en manos de un demonio. Siendo la única sobreviviente de la masacre, no tiene más alternativa que seguir con su vida e intentar progresar en una civilización que solo la ve para un solo propósito. Rengoku Kyojuro, el pil...