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Miro con cierta sorpresa la majestuosa mansión de los Rengoku, nunca había estado en ella porque no había sido necesario como Kakushi, pero se había hecho una idea por los "salarios" que una vez menciono Uzui en una borrachera. A los pilares se les pagaba lo que quisieran, un precio bastante justo por el peligro terminal al que siempre debían someterse.

Suspiro, había ido hasta allí porque se lo habían ordenado, no porque fuera iniciativa suya. Aún no estaba lista para enfrentar al pilar de llama, pero el destino parecía pensar otra cosa. Se repitió a su misma, mientras de acercaba a la entrada que solo atendería sus heridas y se iría del lugar lo más rápido posible.

El menor de los Rengoku apareció en su encuentro y le indico amablemente el camino hasta la sala de invitados. Mirando a su alrededor, no sintió la presencia femenina que según las malas lenguas vivía en la mansión. No había rastros de perfumes ni aromas a lavanda, solo estaba el típico olor a naturaleza. Eso hizo que su estúpida curiosidad aumentará.

—Le pasó algo a la señorita que vivía con ustedes?— Senjuro hizo varios cruces y camino por un largo pasillo antes de parar en seco, se volvió hacía ella y la miro un rato sin decir una palabra. Rápidamente Marion levantó su mano libre haciendo un gesto negativo— Disculpa, fui muy descortés... Yo... Eso no es de mi incumbencia—

El más joven de los Rengoku rió ante su nerviosismo, tenía una risa cálida que llenaba el corazón.

—Mi hermano la envío de vuelta a Tokyo— puso una mano en su menton, reflexionando sus palabras— En realidad, ella salió literalmente corriendo cuando la abuela le permitió irse— La peliazul rió con él, podía imaginarse a la pomposa chica llegando a la luminosa y animada ciudad. Era algo inevitable, el choque no sé superaba con rapidez y debías estar dispuesto a acostumbrarte al nuevo estilo de vida. Ella misma lo había experimentado una vez que dejó el confinamiento del bosque, solo que ha diferencia de la chica, ella lo hizo para sobrevivir.

—El pilar de la llama debe estar muy tristes, al no tener a su prometida cerca—

Senjuro negó con los brazos.

—Mi hermano no está interesado en la unión de familias. Hace unos días envío una carta a nuestras abuela, pidiéndole que dejara el asunto en sus manos—

—Pero...Uzui-san dijo que... Quiero decir, he escuchado que es una mujer hermosa. Porque rompería su compromiso?—

Dió un respingón cuando el Shōji se abrió de golpe a su costado.

—El compromiso no me interesa. Y resulta que estoy interesado en otra mujer—el corazón de la Kakushi latio desbocado, una parte por el susto de muerte y otra por tener tan cerca a Rengoku. El pilar llevaba puesto una yukata negra con su típico haori de llamas reposando sobre sus hombros. Se veía en buena forma, a diferencia de lo que había descrito el mensajero. El bicolor se hizo a un lado para que ella pudiera ingresar en la habitación y Senjuro se despidió diciendo que iría a buscar bocadillos y algo de té.

El nerviosismo volvió a atacarla, no quería estar a solas con él. Respiro hondo, comenzando a regañarse mentalmente. Estaba allí porque era parte de su trabajo, solo debía quitar los puntos de sutura y limpiar las heridas. Los kakushis están donde son necesarios, está prohibido relacionarse con los pilares. Dió otro respingón cuando Rengoku se le acercó.

Al ver que no tenía intenciones de avanzar, la tomo con suavidad del codo y la guió hasta dos colchones en el suelo. Fue algo impersonal, nada íntimo. Pero aún así estaba sin aliento, concentrándose solo en el sentir de la yema de sus dedos a través de su uniforme, la presión leve en el codo. Cuando la soltó volvió a la realidad como si la hubieran cacheteado.

—Aquí estaremos cómodos, Senjuro traerá algo para picar y beber...— le señaló el cojín frente al suyo y luego se sentó. Se le veía repentinamente nervioso— Perdóname, seguro están ocupados en la Finca Butterfly... Pero por más que lo pensaba... Más creía que necesitaba respuestas—

Marion quiso cambiar rápidamente el tema.

—Si, estamos muy ocupados. Pero no se preocupe, esto no tardará más de unos minutos— se sentó de golpe y comenzó a sacar los utensilios de la bolsa de papel— Revisaré las heridas en caso de que necesite nuevamente alguna asistencia, le quitaré las suturas y volveré a limpiar la zona. Kochou-san dijo que prepararía algunos medicamentos en caso de ser necesario y que esperaba que haya cuidado bien de su cuerpo... Si me permite...—

Kyojuro se mantuvo callado pero no hizo ademán de quitarse la parte de arriba de la yukata. La vestimenta estaba floja así que no debía ser problema.

—Si... Si pudiera quitarse la parte de arriba?— Ella hizo un gesto con la mano, señalando de que hablaba por si no le entendía bien. Sus ojos se encontraron y estuvieron mirándose por un buen periodo de tiempo.

—Pensé que no volvería a verte Marion...— ella se sonrojo instantáneamente al escucharlo pronunciar su nombre. Debía pensar en como cambiar el rumbo de la conversación antes de que se adentrará en terrenos pantanosos. Rengoku le dió la espalda, quitándose la tela que cubria su torso— Cada que tenía la oportunidad pasaba por Naha para comprobar si en algún momento habías regresado... Pero no tuve suerte, encontrarte aquí fue una sorpresa—

La peliazul reviso las heridas con ojo critico tratando de ignorar a su paciente. Él continuo hablando pero ella hizo caso omiso. La espalda era ancha y torneada, tenía un color parejo al de su rostro y brazos, lo que le confirmaba a Marion que normalmente entrenaba sin camisa bajo el sol. Estaba llena de cicatrices, algunas más grandes que otras, habían rasguños leves y heridas antiguas que parecieron ser bastante graves en su momento, dejando solo la ubicación y la piel arrugada. Verlo solo le recordó a su propio cuerpo.

—La mayoría de las heridas sanaron sin contratiempos, procederé a quitarle las suturas— tomo las tijeras, pero antes de que pudiera acercarse más, Rengoku la tomo de la mano impidiendo que avanzara. Su primer instinto fue calmarlo— No se preocupe, seré cuidadosa no va a dolerle ni le haré daño—

—Me estás escuchando siquiera?— sintió como ella se tensaba bajo su mano— Te importa tan poco lo que estoy diciendo? No significa nada para ti?—

—Estoy en mi trabajo ahora mismo. Los kakushis no debemos relacionarnos con los pila...—

Se callo en cuanto escucho el resoplido del pilar de la llama.

—Pero si puedes reírte y flirtiar con el pilar del sonido? O hablar tranquilamente y compartir consejos con la pilar del insecto?— la jalo con fuerza del brazo para que perdiera el equilibrio, las tijeras cayeron al suelo y por instinto Marion busco maneras de apoyarse en lo primero que encontrará, siendo el cuerpo de Rengoku la única opción. Sintió un cosquilleo cuando sus manos tocaron la piel desnuda del hashira— Cuatro meses en los que pude saber de ti...—más que sentir rencor su voz sonó lastimada— Todos los días me preguntaba si había sido lo correcto no ir a buscarte. Pudiste salir herida en otro lugar, sin hogar sin trabajo... No sabía si estabas bien—

Marion sintió un golpe de culpa, con la cabeza gacha intento alejarse del él, pero este no se lo permitió. Hizo más fuerza pero ganó que el pilar presionará mas la mano, cuando soltó su primera queja él rápidamente la soltó como si se hubiese quemado. En el forcejeo ella se disparo hacía atrás, cayendo de trasero en el tatami.

Cuando se dió cuenta de que Rengoku se acercaría a socorrerla, ella levantó la mano para que se detuviera.

—No... Puedo incorporarme sola, gracias— respondió mordaz. El Shōji se abrió a los pocos segundos, revelando al pequeño Senjuro con una bandeja de comida. El niño miro a su hermano y luego a la chica en el suelo.

—Estoy interrumpiendo?—

—No, está bien—Rapidamente Marion se incorporó y le hizo una seña de que continuará con lo que estaba haciendo— No tardaré mucho de todas formas, es solo asistencia básica—

Sintió los penetrantes ojos de Kyojuro acribillandola, el menor entro en la sala y, como si estuviera acostumbrado, comenzó a servir el té y acomodar la comida. La peliazul volvió a sentarse en el cojín, mirando al niño para evitar encontrarse con los ojos del pilar. Después de todo, no había sido buena idea venir a su encuentro.

Flama『炎』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora