14

1.7K 190 39
                                    

Desde que me mudé a este apartamento, solo hay dos escenarios posibles en la manera en que despierto. 
El primero, con el sonido de la alarma, me da el tiempo suficiente para prepararme (asearme, arreglarme y desayunar) antes de ir a trabajar, este es el que se repite la mayor parte del tiempo.
El segundo, es el que más detesto. Suelo quedarme dormida y soy traída de vuelta a la realidad cuando las constantes llamadas de mi jefe Kim Seok Jin, me alertan de mi demora. Entonces debo hacer las cosas rápidamente para estar en el estudio lo más pronto posible y seguir con mi jornada. 

Pero nunca antes, en ninguna ocasión este escenario se me hubiese ocurrido, ni en el mejor de mis sueños. 

La calidez que me transmitía el cuerpo del chico que se encontraba a mi lado, con sus manos dando caricias suaves y constantes en mi espalda y caderas eran sin duda relajantes. Al mismo tiempo, una serie de besos húmedos iban desde mi cuello a mis hombros. 
Sonreí por inercia. Pero en seguida abrí mis ojos cuando, su erección se frotó con insistencia entre mis muslos. 

-Espera-Pedí con la voz ronca. No lo hizo, por el contrario, ejerció más presión en su agarre, llevando una de sus manos a la humedad que comenzaba a brotar entre mis muslos. 

Un gemido escapó, pero entonces me detuve a mirar el reloj que se encontraba en la mesita al costado de mi cama. 

-¡Mierda! Mierda, mierda-Repetí una y otra vez, apartando a Yoongi con mis manos y reincorporándome. 

-¿Qué pasa?-Gruñó con molestia, no me atreví a mirarlo. Corrí al cuarto de baño, abriendo la llave del agua caliente para entrar enseguida a la ducha. 

-Va a matarme-Mordí el interior de mi mejilla al tiempo que enjabonaba mi cabello y comenzaba a lavar mi cuerpo. 

Grité con sorpresa cuando miré hacia abajo. Marcas. 
Había marcas que se extendían por todo mi cuerpo. No podía saber con exactitud dónde se encontraban todas, pero vaya que eran bastantes. 

-Me gusta como lucen en ti-El tono burlón en la voz de Yoongi me hizo girar a verlo. 

-¿Qué estás haciendo aquí?-Protesté en un intento de cubrir mi cuerpo con mis manos. 

Viró los ojos mientras resoplaba. Se encontraba desnudo, y de ese modo ingreso junto a mi a la ducha. Cuando las gotas de agua hicieron que su cabello se adhiriera a su frente hasta caer por el borde de su mandíbula, un calor extraño se extendió por todo mi cuerpo. 
No entendía de qué iba aquello, estuve inmersa en mis sensaciones que, jadeé de nuevo cuando Yoongi se posicionó detrás de mi, con la barra de jabón en una de sus manos. 

-Sal, ahora-Dije con el tono más demandante que pude permitirme. ÉL rio. 

-Quiero ayudarte-Por el rabillo del ojo pude notar que se encogió de hombros. Tenía una estúpida sonrisa en el rostro. 

Y aunque mi cuerpo estaba dispuesto a ceder, recordé el por qué había entrado tan rápido a la ducha. 
Negué. 

-Tengo prisa, debo ir a trabajar, puedes acompañarme si quieres. No sé qué planes tengas en mente ahora mismo, pero detente, no puedo demorar mucho más de lo que ya...-Callé repentinamente cuando, sus manos comenzaron a acariciar mi vientre. Quise apartarlo. No pude hacerlo. 

-Y yo dije que quiero ayudarte. Supongo que el extraño ruido alborotador de hace una hora era una especie de señal para que despertaras. En parte es mi culpa-Sus labios se acercaron peligrosamente a mi oído-Permíteme compensar mi falta-Dicho esto, beso mi cuello con calma, de forma pausada. Mis piernas temblaron ante su toque, pues sus manos, ahora llenas de jabón, comenzaron a masajear mis senos al ritmo en que sus labios se abrían y cerraban sobre mi piel húmeda. 

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora