21

1.4K 174 10
                                    

Los brazos de Yoongi se aferraban con firmeza a mi cuerpo, acercándome incluso más de lo que creía posible. Intenté no temblar por el miedo que me abrumaba. Porque así fue. Tuve miedo, miedo de no poder verlo de nuevo. Miedo de perderlo, después de que Jin, o Apolo me contara su versión de la historia, las cosas cambiaban un poco. 

-¿Qué pasa?-Preguntó con suavidad, acariciando mi espalda de arriba a abajo. Inhale lentamente, esperando que con eso mi pulso se calmara y el calor volviera a mis manos que ahora estaban heladas. 

-No es nada-Mentí, sonriendo ampliamente, cuando nuestras miradas se encontraron me fue imposible no romper en llanto cuando sus ojos brillaron con cierta emoción al verme. 

No es correcto. 

-¿Te hizo algo, cierto?-Aquello fue una pregunta, pero la furia que se reflejo en su rostro me hizo saber que en realidad pensaba de ese modo. Negué constantemente, apartando el rastro de lágrimas de mis mejillas. 

Sus manos subieron enseguida, apartando las mías para terminar la labor, tomando más tiempo del necesario mientras acariciaba mi rostro con ternura. 

-Estoy bien-Aseguré, temblando un poco debido a su toque-Es solo que me alegro de verte-Admití. Si bien no estaba confesando la verdadera razón de mi llanto, tampoco le estaba mintiendo. 

Me abrazó, esta vez rodeando mis hombros. De algún modo terminé hundiendo mi cabeza en la curvatura de su cuello, percatándome de que su esencia era la misma que desprendía el mismo cuadro. Como si se tratase de un viejo roble, que ha pasado por diferentes estaciones. A la brisa cuando pasa frente a ti, trayendo todos los aromas de los sitios donde a estado. Y al mismo tiempo, a la lluvia, a la esencia llena de melancolía que trae consigo cuando termina salpicando en el pavimento. 

Y ahora supongo que eso es lo que es Yoongi. Un fragmento que ha quedado varado en el tiempo, sin tener un lugar fijo en el mundo. Un alma que busca un hogar, y en caso de no encontrarlo, solo busca descansar. 

Mis ojos terminaron empañándose de nuevo de solo pensar en aquello. 
Apolo me confesó sin miramientos que en el pasado, cuando Yoongi vio morir a la mujer que amó, a la mujer que lo invocó e intentó terminar con su maldición intentó hacer lo mismo consigo mismo. Intentó quitarse la vida de maneras distintas. 

Ni una sola vez pudo hacerse daño. Aquello lo enfureció. 

-Vamos a casa-Susurré con impaciencia, deseando mantener mis ojos abiertos por mucho tiempo, ya que de lo contario, solo tendría pesadillas. 

-Por supuesto-Aceptó de inmediato, guiándome a la salida de la tienda. 

Jin no dio indicios de regresar. 





***

Yoongi me dio mi espacio, sin embargo estaba al pendiente de cada uno de mis movimientos. Insistió en que debía comer algo antes de ir a dormir. Agradecí el gesto, pero aún tenía el estómago revuelto. Pero mis explicaciones no sirvieron de nada, pues me vi en la obligación de pedir algo porque él también tenía hambre. 

En cuanto la pizza hizo su aparición me limité a observarlo comer. Parecía despreocupado por lo recién ocurrido, pero la tensión en sus hombros me hacia saber que no era más que una fachada. 
Me lanzó una admirada llena de advertencia, di un mordisco a la rebanada que tenía en mi plato en seguida. 
Asintió satisfecho, continuando con lo suyo. 

-Estoy cansada-Fingí un bostezo, necesitaba alejarme de él por un momento. 

En realidad necesitaba terminar de analizar lo que Jin me contó antes. Lo más pronto posible. 

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora