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No pude evitar seguir mis impulsos, mis dedos ardían un poco por la necesidad creciente de tocar su piel. Y es que, aunque en un principio en realidad su físico no parecía nada impresionante, ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba realmente. 

Su pecho era duro, al igual que sus hombros y brazos dejaban en claro que era solo músculo, aunque nada exagerado, fui pasando mis manos por cada parte que veía, queriendo apreciar todo de él. Pero es que, desde que lo acepté, mi mente dejó de pensar racionalmente, fue como si hubiese sido arrojada a un abismo de lujuria y Yoongi fue el encargado de recibirme con los brazos extendidos. 

Esta vez, bajé hasta tocar los abdominales que brillaban por el sudor y por la poca iluminación que daba paso la ventana entreabierta. 

-Eres perfecto-Declaré sin pensar. Avergonzándome al instante. Él rio. 

-Gracias-Se encogió de hombros, restándole importancia. Y es que, aunque yo disfrutaba de su tacto, de cada una de sus caricias, él no mostraba reacción alguna. No terminaba de comprender el por qué, fue de este modo hasta que, mi mano bajo un poco más, hasta topar con la soga que mantenía aquellos pantalones aferrados a su cuerpo. 

Me sorprendí cuando me percaté finalmente de lo que estaba usando. Aquella playera blanca que antes cubría su pecho estaba hecha con una tela bastante rasposa, estoy segura de que su piel debía estar irritada, aunque no había muestra de ello. Aquel pantalón era horroroso, parecía incluso de aquellos que vi en los libros de historia, de los años 40. 

Abrí mis labios cuando analicé un poco las cosas. Pero todo fue disipado cuando, con una prisa repentina, Yoongi se desnudó por completo. Mis ojos pudieron apreciarlo entonces, su miembro erecto, erguido en toda su extensión, y era enorme. 

Jadeé un poco, con mis mejillas sonrojándose más y mi coño gritando porque necesitaba que su miembro estuviera invadiéndome. Pronto. 

-Necesito que tu mente esté en blanco-Lamió su labio inferior con lentitud, mirando atentamente mi cuerpo, estoy segura de que ningún otro chico antes me había mirado de la manera en la que él lo está haciendo. 

-Ya lo está-Respondí en un susurro. 

-No, no lo está, pero descuida, yo me encargo-Guiñó en mi dirección para después acariciar su miembro con su mano derecha, todo esto mientras su vista permanecía fija en la mía. 

Sus labios volvieron a tomar los míos en un beso demandante, cuando su lengua se introdujo en mi boca, incitándome a seguirle arqueé mi cuerpo contra el suyo, pasando de mis brazos por su espalda. Sus manos tomaron con fuerza mis caderas. Con una de sus piernas abrió las mías, acomodándose entre mis piernas se acercó hasta que nuestros sexos se rozaron. 

-Lo necesito-Supliqué, mis mejillas ardían por la vergüenza que de pronto me producía el decir tales palabras. Vergüenza que se disipó en cuanto comenzó a mover su pelvis, simulando los movimientos de penetración, provocando un vaivén entre nuestros de lo más delicioso. 

Sujetó con fuerza mis caderas, bajó sus labios a mis pechos, donde se entretuvo bastante tiempo lamiendo y succionando. 
Mi mente estaba completamente nublada por las sensaciones tan fuertes, mis paredes vaginales se contraían una y otra vez, estaba tan mojada que incluso el miembro de Yoongi ahora estaba lleno de estos. 

-Tu cuerpo es exquisito-Pronunció en un gruñido, aumentando el ritmo de sus movimientos. 

-Por favor-Pedí nuevamente. 

No me hizo caso, no introdujo su miembro, en cambio, su mano bajó hasta acariciar mi entrada, donde comenzó a frotar mi clítoris con su índice. 
No pude detener el temblor ni la explosión de mi cuerpo. 

Gemí tan fuerte, estaba exhausta. 
Simplemente no podía creer que, sin necesidad de que su miembro estuviese dentro hubiera tenido ya varios orgasmos. 

Mi cuerpo estaba cubierto por capas de sudor. Mis labios entreabiertos en busca de oxigeno, porque estoy segura de que en algún momento dejé de hacerlo. 

-Bien, sigamos-Indico con burla. 

-No puedo más-Aseguré, llevando mi brazo a mis ojos, cubriéndolos. No podía terminar de controlar mi respiración. 

-Descuida, no tienes que hacer nada-Besó mi clavícula al tiempo en que sus manos se encargaban de acariciar el interior de mis muslos-Disfruta-Succionó en la parte superior de mis pechos, haciéndome estremecer. 

En cuanto me atreví a abrir mis ojos para mirarlo, volví a cerrarlos cuando de una estocada su miembro se introdujo en mi interior. 

-Oh Dios...-Jadeé, mordí mi mano para evitar gritar, no creía tener fuerza para hacerlo, él apartó mi mano en seguida. 

-Estabas pidiendo esto, no estoy en posición de negarme a lo que deseas-Pronunció con lentitud, sacó su miembro para después volver a introducirlo de golpe. Mis caderas se alzaron en respuesta, evidenciando que, podía continuar-Y como ya aclaramos esto, puedo seguir-Se burló. 

Quise protestar, quise asegurar que no podría soportar un orgasmo más, que estaba agotada, pero mi cuerpo se encargó de traicionarme, de moverse al compás con el suyo, de recibir con gusto cada una de sus estocadas. 
Cuando aceleró sus movimientos, llegó incluso más profundo, golpeando una y otra vez un punto sensible en mi interior que me hacía temblar y jadear constantemente. 

Mis manos se aferraron a las sábanas que ahora estaban completamente arrugadas. 
Giré mi rostro y fue entonces que me percaté de que el espejo de cuerpo completo que está justo frente a mi cama, me dejaba una perfecta vista de la zona en la que nuestros cuerpos se hundían. Pude ver cómo su miembro desaparecía cuando entraba completamente. Y esa escena me hizo sucumbir. 



Fueron posiciones distintas, no importaba cuántas veces creí que ya habíamos terminado, Yoongi seguía manteniéndose duro, golpeando mi interior desde diferentes ángulos, aprendiendo cada una de las cosas que me provocaban el mínimo placer. Resulta que mis pechos también son una zona sensible, y él se encargó de prestar atención a ambos. 
Cuando me encontré sobre mis rodillas, dándole una amplia vista de mi culo a Yoongi, dándole todo el control sobre mi cuerpo, no pude evitar temblar. Las envestidas aumentaban cada cierto tiempo, y mi orgasmo se avecinó por séptima ocasión en este encuentro fue que caí rendida. 

Me desplomé por completo en la cama, mi respiración irregular, el sudor que perlaba mi cuerpo y el dolor que comenzaba a extenderse desde mis caderas a mis muslos se hizo evidente fue entonces que mis párpados se cerraron con lentitud. 

Pude sentir cuando Yoongi se retiró de mi interior, se recostó a mi lado juntando su pecho con mi espalda. Su calidez me hizo sonreír. 
Hace mucho tiempo que no dormía con nadie. Hace bastante también que no había tenido relaciones con nadie más. 

No podía asimilar nada, mi mente se aclaraba de a poco, pero Morfeo me estaba recibiendo con los brazos abiertos. 

-Descansa-Susurró Yoongi, besando mi cuello para después pasar su brazo por mi cintura. 

En algún momento, justo antes de caer rendida fue que me percaté de que el miembro de Yoongi, el cual rozaba mis muslos, seguía erecto. 
Fue entonces que asimilé que, aunque yo tuve varios orgasmos, él nunca tuvo uno. 

Ni una sola vez. 







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El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora