EPILOGO

970 107 18
                                    

Adaptarse a repentinos cambios puede ser complicado.
Sin embargo, cuando esos cambios son en su mayoría positivos, no lo sientes tanto, no es desagradable, sino todo lo contrario.

Pero como todo, las cosas no pueden ser solo buenas o malas, tienen puntos intermedios, es por ello que la frustración que ahora sentía no sabía exactamente cómo expresarla sin parecer malagradecida.

Tomé una profunda respiración, y llevando mi mano hasta el puente de mi nariz cerré los ojos con fuerza.

-Bien, solo lo diré una vez más-Exhalé con lentitud, mirando a mi contrincante-Baja de ahí de una vez-Demandé.

Él hizo amago de saltar, lo que me llevó a acercarme rápidamente al tronco del árbol. Al final dio media vuelta e irguió su cola.

-Sigue intentando, puede que me decida a bajar algún día-Se burló, dándome la espalda.

Mi mandíbula se tensó y me animé a respirar profundamente una vez más.

-Te ayudó cuando lo necesitabas-Esa era mi catedra. Pero estaba cansada de esto-Jungkook, si no bajas de ahí prometo dejarte en este parque hasta que encuentres el departamento por tu cuenta-Amenacé.

Creí que eso seria más que suficiente para hacerlo entrar en razón, después de todo, desde que está en esta situación gatuna depende de nosotros.
O al menos es lo que demostraba, comenzaba a pensar que en realidad nos estaba manipulando.

-Yoongi se molestará contigo si se entera-Fue su única explicación, y sin más saltó a la siguiente rama.

-Dioses, no hay forma de controlarlos-Mordí el interior de mi labio y miré hacia la banca más cercana, donde Yoongi me miraba con una sonrisa burlona.

Derrotada me acerqué a él, sentándome a su lado.
No hizo falta pedírselo, de inmediato me rodeó con su brazo, por lo que terminé recostándome contra su cuerpo.

-Sabes que es el más rebelde de los Dioses-Aunque no podía ver su rostro, sabía que estaba sonriendo-Es parte de su naturaleza el ir en contra de los demás, por eso participó en tantas guerras-Aquello último lo dijo con ironía.

Gruñí por lo bajo.

-Eso no lo hace menos molesto-Acaricié sus brazos con lentitud. Él deposito un beso en mi coronilla.

Sonreí por los mimos, y es que desde que Yoongi está conmigo me he vuelto bastante malcriada, recibiendo cumplidos y cariño a cambio, ¿Qué es mejor que esto?

-En algún momento aprenderá la lección-Reflexionó-Ni siquiera ha buscado a su hermana para volver a la normalidad, así que no creo que le moleste mucho su condición.

-Ya lo creo-Miré a donde se supone debía estar Jungkook, no lo encontré-Se ha escapado, otra vez.

-Estoy seguro de que es su forma de darnos un poco de espacio-Me reincorporé al escucharlo.

-¿Esa es acaso una insinuación?-Pregunté con una sonrisa en los labios, inclinándome contra su cuerpo para acortar la distancia entre nosotros.

-Puedes apostarlo-Y sin más presionó sus labios contra los míos, demandando mi completa atención, aunque siempre la tendría.

-Creo que no es el lugar indicado-Murmuró de mala gana, retrocediendo un poco.

Asentí, mareada y aturdida por el cambio tan repentino.
Descubrí que Yoongi era en realidad un chico reservado, alguien a quien en contadas ocasiones mostraba afecto en público, era silencioso porque le gustaba más escuchar que hablar, pero siempre estaba dispuesto a bromear y ser bastante sarcástico.

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora