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Deje salir un gran suspiro de mis labios, intentando analizar cada una de las palabras que dijo Min Yoongi.
Si bien lo que dijo la señora Kim en la tienda de antigüedades era similar a lo que recién escuche, al mismo tiempo, saber la verdadera versión de los hechos me dejó atónita.

El silencio se extendió por la habitación, me limité a observarlo. A detallar cada una de las facciones en su rostro. Ahora no dudaba en absoluto de él, no me malinterpreten, tampoco es como si confiara plenamente en su palabra, pero es simplemente increíble inventar algo así.
Dudo mucho que esta explicación sea una mentira porque, ¿Qué ganaría con eso?

-¿No dirás nada?-Su pregunta repentina me trajo de vuelta a la realidad, parpadee un par de veces, intentando organizar mis ideas para no decir nada inoportuno.

-Uh-Solté sin poderlo evitar, mirándolo con tristeza. Él negó.

-No por favor, no me mires de ese modo-Cubrió su rostro con ambas manos, aquello me tomó por sorpresa.

-¿A qué te refieres?-Pregunté con cautela. Él dejó al descubierto sus ojos, sin apartar las manos de su cara.

-Con lástima-Sonaba molesto-Me pediste que hablara de esto, y lo hice sólo porque era necesario, no porque quiera divulgar tan fácilmente mi situación. No pido que me respondas ahora, no pretendo atormentarte con cosas que no son tu responsabilidad, sólo quiero que, pienses las cosas, qué es lo que harás, y en cuanto lo sepas, me lo harás saber, pero no me mires de ese modo. No lo soporto-Se alejó maldiciendo por lo bajo.

-Espera, ni siquiera me has dejado decir algo-Me quejé, siguiéndolo, pero desapareció frente a mi. Sorprendiéndome aún más-Increíble-Solté, al principio anonadada por lo que acababa de presenciar, y enseguida, bufé molesta-¿Es así como arreglas las cosas? ¿Huyendo?-Pregunté elevando mi voz debido a la creciente molestia.

Miré el cuadro, esta vez él se encontraba ahí.

-Bien, huye entonces-Caminé justo a un lado, mirándolo de reojo, esperaba que "saliera", que me dejara hablar, que escuchara lo que tenía que decirle.

No lo hizo.
Una vez en mi habitación, me acosté en la cama después de cambiarme por ropa más cómoda, o sea mi fiel pijama. Aquel pantalón afelpado me reconfortaba con su calor. Quería dormir, no pretendía quebrarme la cabeza debido a la molestia que sentía. Pero entonces caí en cuenta de que, en realidad, él estaba en todo su derecho para molestarse. Después de todo, si lo vi de esa manera entonces era obvio que le molestaría.

A nadie le gusta ser visto de ese modo.

Suspiré y mordí el interior de mi labio al tiempo que giraba mi cuerpo de costado.
¿Qué es lo que realmente pienso de todo esto?

Para empezar, no estamos hablando simplemente de adoptar una mascota, si no de un ser humano, o bueno, un ser sobre natural, como lo es Min Yoongi, tal vez debió ser más específico en ese aspecto.
Como sea, ¿Qué es lo correcto?
Dejarlo quedarse sonaba bien, dijo que era un esclavo sexual.

Aquello me hizo abrir los ojos de sobremanera, de igual modo me reincorpore de inmediato en mi lugar.

-¿Eso qué significa?-Dije con mis manos presionando mis labios.

-¿Tengo que hacer cosas de ese tipo?-Mencioné nuevamente, sintiendo mis manos sudar por los repentinos nervios que sentía.
Negué.

-Tal vez puede hacerlo con alguien más-Me convencí-Puede quedarse y tener, lo que sea que tenga que hacer con alguien más y entonces...

No dije más, porque no entendía.
Tiene esta extraña maldición que lo condiciona a quien lo invoca, lo que significa que de algún modo yo terminé haciendolo.
Dicho esto, ¿Hay alguna manera de liberarlo? Él no lo menciono, y aquellas preguntas parecían no tener respuesta alguna, ni siquiera parece abierto a la esperanza de romper con esto. Simplemente lo acepta.

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora