El chico del cuadro

08

-Durante mucho tiempo se dijo que, había muchos "Ilota", este es un sinónimo de esclavo en la antigua Esparta, pero en realidad, el cuadro proviene de la misma Isla de Creta. Se sabe que, en la antigua Grecia las mujeres eran vistas como un objeto sexual, y por eso mismo las diosas del Olimpo hacían lo propio para defenderlas y hacer que las cosas cambiaran. Sin embargo, los hombres continuaban con su rebelión, aseguraban que el mismo Zeus creó a las mujeres con la finalidad de satisfacerse a sí mismo, y por ende, a los hombres. 

-Eso es un asco-Interrumpí asqueada por tal revelación. Taehyung, el chico a mi lado asintió, con la misma expresión de disgusto que yo. Aún así fuimos regañados por terminar con el ambiente y, fuimos callados sin más. 

-Como decía-Su tono fue ligeramente más grave, como si de este modo se asegurará de que le prestábamos total atención. 

Reí por lo bajo y asentí. 

-Una noche los hombres con su orgullo por los cielos, decidieron irrumpir en el templo de Atenas, amenazando con abusar de ella y de sus musas. Los dioses, quienes estuvieron observando todo desde un principio, decidieron entonces hacer acto de presencia. Apolo y Artemisa, los mellizos, aseguraron que estaban cometiendo una atrocidad, y que de no renunciar a su decisión se verían castigados por la misma Atenea. Evidentemente, los hombres no dieron su brazo a torcer, por lo que sin más, destrozaron el lugar. La situación parecía favorable para ellos, pues sólo se enfrentaban a dos Dioses que, parecían no querer hacer nada por salvar el templo. Para sorpresa de todos, y entre la multitud, se encontraba la Diosa, quien, riendo sin gracia alguna, tomó a uno de los hombres al azar. Fue entonces que lo maldijo frente a todos, pues según ella, de este modo los hombres serian advertidos con una amenaza real. 

"Είστε προορισμένοι να ικανοποιήσετε εκείνους που στην αρχή ήθελαν να κάνουν το κακό".

O en castellano:

"Destinado estás a satisfacer a quien al principio quisiste hacer el mal."

Muchos de los presentes decían que el pobre chico, quien se vio desdicho por aquella maldición, no era más que un pobre que intentaba remediar la situación y detener a los demás. Para sorpresa de todos, desapareció, y de él no se volvió a saber más. 
Se dice que, aquella maldición es con el propósito de ser esclavo-Aclaró su garganta-Sexual, de quien sea poseedor de él. No se sabía con exactitud la forma que tendría o cómo se le invocaría, pero ahora tú lo sabes-Me señaló, tomándome por sorpresa. 

-¿Yo?-Pregunté con inseguridad. 

-Así es. Hija, el cuadro que has comprado, es el mismo que maldijo la misma Atenea, Diosa de Atenas. Si quieres des hacerte de él, lo único que debes hacer es recitar el siguiente dicho:

"Δυστυχώς σε απορρίπτω". 

 "Lamentablemente, te rechazo". 

Pero debes saber que, una vez que lo digas, el cuadro desaparecerá nuevamente, y una vez que lo hagas, no se sabe dónde aparecerá después. Así es como funciona-Suspiró-Así está destinado a ser. 

***

Caminé a casa a paso lento. Cada frase, cada una de las cosas en Griego que ella me dijo las tenía escritas en un papel, pues ella se ofreció a hacerlo, asegurándome que no me veía obligada a quedarme con aquel cuadro, y que incluso podría devolverme el dinero si así lo quería. 

No era por el dinero que lo hacía, a decir verdad, ahora es lo que menos me importaba. 
Nada ni nadie podían asegurarme ahora mismo que aquel relato era real, que aquella historia en la que incluso los Dioses de la Mitología Griega era un acontecimiento verdadero. 

Nadie más que el mismo chico proveniente de aquel cuadro. Y aunque sabía que el paisaje que había detrás de sí era un tanto viejo y en algún lugar recóndito, juicio se negaba a aceptar semejante historia. 

-No podría ser-Me dije en voz baja. Subí los escalones hasta el departamento. Deteniéndome frente a la puerta. 

No pude evitar titubear el sí debía abrirla o no. No podía si quiera terminar de procesar la información que se me dio antes. 

-Es una locura-Dije para mis adentros. 

-En realidad, es una locura que estés hablando sola aquí afuera. 

Aquella voz burlona se escuchó a mi espalda. De manera inconsciente presione aquella nota en la palma de mi mano, oculta en mi chaqueta. 
Giré lentamente hasta encontrarme con él.

-Hola-Saludé, analizando cada detalle de su rostro, como si aquello me fuese a dar una pista del lugar del que provenía. 

-Hola-Saludo de vuelta, con una media sonrisa. 

Tomé aire y, sin decir más solté aquello que rondaba por mi mente. 

-Hablemos-Demandé. Su semblante cambió a uno más serio. 

-Bien, hablemos-Y después de esto, la puerta se abrió detrás de mi-Las damas primero. 

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