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De algún modo logré que Yoongi regresara a la habitación conmigo, no es que se negara en voz alta, pero sabía en el fondo que no estaba del todo de acuerdo en que fuese de este modo. 

Nos encontrábamos viéndonos fijamente, personalmente analizaba cada una de las facciones en su rostro. Esta ocasión dejé encendida la lámpara que se encontraba en la mesita de noche, que por suerte, le brindaba a Yoongi sombras en los lugares adecuados, moldeando su rostro de una forma increíble, parecía un chico sacado de alguna fantasía. Aunque bueno, eso es lo que es realmente. 

Y no es por su maldición, si no porque, a pesar de las situaciones y adversidades por las que ha pasado durante tanto tiempo, de algún modo tiene la capacidad de seguir sonriendo, de bromear y salir todas las noches en cada oportunidad que tiene a apreciar el ambiente que le rodea. 

Encuentra la belleza en las cosas que son de los más triviales para las personas que, por el contrario, estamos tan acostumbrados a las estrellas. Sabemos que sin importar el día, estarán ahí, brillando en el cielo como de costumbre, pero para él era distinto, cada momento fuera de aquella prisión impuesta debe ser como un tesoro para él. 

Y de solo pensar en el dolor con el que debe lidiar constantemente se me hace un nudo en el estómago, y es tan incómodo sentirse de ese modo. 
Sin dudarlo un segundo más llevé mis manos a sus mejillas, dando caricias circulares y lentas en las mismas. Él cerró los ojos, con esto me hizo saber de algún modo que disfrutaba del toque, eso y que una fina sonrisa cruzó por sus labios. 

-Estoy aquí para ti-Aseguré, me las arreglé para que, pese a que mi voz fue un susurró, estuviera llena de seguridad.

Cuando me miró de nueva cuenta, mi respiración se pausó por la cantidad de emociones que transmitía. Sus manos se cerraron sobre las mías, afirmando mi agarre en su rostro. 

-No volveré a alejarte, puedes estar segura de ello-Y sin decir más, movió su rostro, de manera que sus labios terminaron besando mi mano derecha. 

Sin poder evitarlo un suspiro escapó de mis labios, él me miró de nuevo, esta vez la sonrisa que me mostraba parecía burlona, sobre todo por su ceja arqueada. En seguida mis mejillas se tornaron de un color carmín, incluso sentía mis orejas calentarse exageradamente. 

-Oh, basta. No fue con esa intención-Bufé, esperando sonar molesta. Pero estaba demasiado avergonzada como para que sonase convincente. 

-Ya, claro que no-Rio, esta vez un poco más fuerte. Me quedé admirando de nuevo su rostro, era increíble la manera en que sus ojos se iluminaban y sus mejillas se extendían. 

-Es bueno ver una sonrisa honesta de vez en cuando-Murmuré, se quedó quieto un momento, analizando mis palabras. 

Cuando no dijo nada por un tiempo me preocupé, seguramente lo había hecho sentir incómodo, de inmediato abrí mi boca para disculparme, pero me vi interrumpida cuando él tomó la iniciativa. 

-Acércate un poco-Pidió extendiendo su mano hasta que esta rodeó mi cintura, apegando mi cuerpo completamente al suyo. 

Por puro instinto y debido al sobresalto quise alejarme, pero su agarre era firme, manteniendo su mano en mi cintura. 

-¿Yoongi?-Pregunté con duda, sintiendo mi respiración bastante irregular. Él en cambio rio de nuevo, y aquella acción me hizo reír también, ya que en esa posición conmigo recostada sobre su pecho, podía sentir las vibraciones que este acto provocaban en su cuerpo. 

-Tranquila, no pienso hacer nada extraño-Aseguró, y aunque no podía ver su expresión tenía la certeza de que lo decía con seriedad-A menos que quieras lo contrario, no podría negarme-Y esta vez sin duda estaba sonriendo con cinismo, quise apartarme para enfrentarlo, pero mi piel se erizó cuando la mano que estaba en aferrada a mi cintura se deslizo lentamente por mi costado, delineando con detenimiento mi cuerpo. 

Sin pensarlo mucho golpeé su pecho cuando dio un apretón a mi glúteo. 

-Bien, seré un buen chico-Se burlo, alzando sus manos en señal de rendición. 

-Espero que así sea-Suspiré con cansancio, y es que había sido un día bastante largo. Las cosas de un momento a otro se salieron de control. acontecimientos y confesiones de lo más sorprendentes se hicieron presentes y seguía sin poder digerir del todo lo que esto implicaba. 

Me aferré a Yoongi, abrazando completamente su cuerpo. Él no dudó, y de forma instantánea me correspondió. 

-Sé que no puedo hacer milagros-Dije en voz baja. 

-Eso lo sé-Respondió con obviedad. Pero no le permití decir algo sarcástico. 

-Sé que has pasado por mucho y que no hay manera en el mundo en el que puedas tener de vuelta todo lo que te fue arrebatado, incluso si consigues librarte de la maldición, nada asegura que en realidad seguirás viviendo, puede que cuando esta termine, tu vida sea tomada también. 

Y es que eso era una posibilidad, él no había mencionado nada al respecto. Pero cuando sentí su cuerpo tensarse me di cuenta de que, probablemente no lo había considerado. 
Comencé a acariciar su pecho con la punta de mis dedos, trazando formas irregulares y sin sentido, queriendo de forma egoísta que su atención estuviese solo en mi. 
En respuesta, su mano se posó con destreza en la curvatura de mi espalda. 

-Sé que esta situación no es sencilla, y por mucho que me ponga en tu lugar no podré experimentar ni siquiera un poco las emociones tan fuertes que has sentido. Pero aún así, aún sabiendo todo esto. Te aseguro Yoongi, que daré todo de mi para que no sufras más, para que esto termine de una vez por todas. Desde un principio todo fue un malentendido, pero una vez escuché que "Todo lo que hace un Dios, es justo". Y es realmente cruel el saber ahora que estos seres en realidad no tienen un real sentido de justicia ni moral. 

Inhalé con pesadez, tomándome un segundo para continuar. 

-No soy el pañuelo de lágrimas de nadie, no puedo arreglar los problemas de las demás personas solo porque si-Solté de golpe, con sinceridad. Su respiración se pauso por un segundo, y su agarre en mi cuerpo flaqueó. 

-Yo...

-Y aún con todo esto, Yoongi. Estaré aquí para ti, dando mi mejor esfuerzo. Puedes confiar plenamente en mi, pero debes tener en cuenta que, independientemente de tu maldición, aferrarse a las personas puede ser dañino en ocasiones. No dependes de mi, no dependo de ti, pero arreglaremos esto. Juntos. 

Busqué su mano a tientas, y cuando por fin pude sostenerla me aparté lo suficiente para poder observar aquella dulce sonrisa en su rostro, al igual que las lágrimas que asomaban por las comisuras de sus ojos. 

-No tienes ni idea de lo afortunado que soy en estos momentos-Soltó de pronto, y subiendo su mano hacia mi nuca, me atrajo hacia si hasta que nuestros labios se tocaron, iniciando un beso. 
Un beso que transmitía todo lo que no podíamos expresar con palabras por el otro. 







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Técnicamente ya es domingo, pero no podía irme a dormir sin antes subir el capítulo

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Técnicamente ya es domingo, pero no podía irme a dormir sin antes subir el capítulo. 

Es de mi agrado informarles que ¡ESTAMOS DE VUELTAAAA! Así que SI;
 Nos leemos el miércoles~


El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora