El chico del cuadro

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-Espero que este sea el último-Aquello era una suplica junto a una amenaza.

Yoongi rio para después asentir, tirando de mi mano para guiarme a la fila de la rueda de la fortuna.
Por supuesto que él era el más emocionado con todas las posibles atracciones a las cuales tenía acceso. Después del primer juego al que subimos simplemente no pudo dejarlo, le entusiasmo demasiado y yo no pude negarme a ninguna de sus peticiones, por más extremas y descabelladas que estas fueran.

Es por ello por lo que ahora, después de horas recorriendo el parque y subiéndonos a juegos mecánicos que requerían de una cantidad absurda de energía y adrenalina, ahora me encontraba cansada y con ganas de tirarme en cama para dormir profundamente.

-Será el último-Prometió con una amplia sonrisa en sus labios mientras tomábamos asiento en la cabina que se nos indicó.

-Más te vale que lo sea-Suspiré derrotada por el cansancio.

De a poco el juego comenzó a avanzar para que todas las cabinas fueran llenadas, y mientras tanto ambos nos quedamos en silencio, disfrutando tranquilamente de la vista que nos ofrecía la atracción.

-Tu mundo es increíble-Soltó Yoongi repentinamente, tomándome por sorpresa.

Lo miré con atención, analizando su rostro. Su vista estaba fija en un punto a la distancia, el juego ahora comenzó a moverse realmente, dando vueltas de forma lenta y pausada.

-Y ahora estarás en él-Aseguré, esperando y deseando que fuera así.

Él sonrió pero no dijo nada, no supe qué decir tampoco, así que de igual modo me limité a mirar. La noche había caído, por lo que la ciudad estaba iluminada con las luces de cada uno de los edificios y de las calles mismas.
Por suerte no estaba haciendo frío, pero la temperatura a estas alturas era distinta a la de abajo. Por lo que no pude evitar que un escalofrío me recorriera.

-Es muy bella-Murmuré por lo bajo.

-Si, lo eres-Respondió, reí con las mejillas sonrojadas, negándome a mirarlo por la repentina vergüenza en mi sistema.

Me sorprendí cuando la cabina comenzó a tambalearse, pero esto se debía a que Yoongi se había puesto de pie para sentarse a mi lado, en cuanto estuvo a mi alcance le di un golpe en la pierna.

-No deberías hacer eso-Lo reprendí, llevando una mano a mi pecho por el susto.

-Pero tenía que hacerlo-Se limitó a decir, rodeándome con su brazo, atrayéndome con firmeza hacia él- De lo contrario no habría podido hacer esto.

Antes de poder preguntar a qué se refería, mis labios fueron sellados con los suyos en un suave y cálido beso. No había prisa en la forma en que nos besamos. Estábamos disfrutando tranquilamente del otro, cuando un carraspeo llamó nuestra atención.

En un principio creí que se trataba del viento, ya que era imposible que escucháramos a alguien más a estas alturas. Las cabinas eran cerradas, por lo que tampoco podríamos oír lo que sucedía en la que estaba arriba o abajo.
Ambos lo ignoramos, Yoongi acaricio mi mejilla con su mano, trazando formas irregulares con su pulgar.

Mi corazón latía fuerte contra mi pecho, sintiendo genuina felicidad por este momento y lo que sucedió en el día.

Pero de nuevo el carraspeo apareció, y esta vez fue imposible pasarlo por alto.
Yoongi gruñó en forma de quejido cuando me aparté un poco, solo para gritar enseguida.

-No era mi intención interrumpir, en realidad me hubiese encantado unirme a ustedes, pero ya saben-Dijo Jungkook con una sonrisa ladina-Hay cosas más importantes que atender-Aquello último lo dijo con seriedad.