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Para ser un Dios, no era precisamente amable, aunque supongo que es lógico por el papel que desempeña en la historia, después de todo Ares no se puede caracterizar por ser alguien sumamente simpático.

Asentí sin estar del todo satisfecha con sus últimas palabras, parecía ser que esta situación le parecía de lo más entretenida, cuando la realidad era mucho más turbia que esto, estamos hablando de la libertad de un ser humano. Libertad que fue arrebatada por una Diosa que soltó un castigo sin siquiera estar segura de lo que estaba sucediendo a su alrededor.

Le pedí con una inclinación de cabeza que tomase asiento sobre mi cama. Una vez lo hizo esperó a que lo imitara, negué con la cabeza, cruzando los brazos alrededor de mi cuerpo a modo de protección. Manteniéndome de pie a una distancia prudente, le pedí que me contara lo que necesitaba saber.

-No creo que sea necesario decirlo cuando en realidad, es bastante obvio-Solté con ironía, pero Jungkook era la clase de chico que, Dios griego o no, se le debían recordar ciertas cosas-Estamos tratando con un asunto delicado y sumamente importante para mí-Finalicé con seriedad.

Asintió, soltando un bostezo con descaro, aun mirándome.

Mordí el interior de mi labio, en un acto de sumo esfuerzo para no lanzarme sobre él y pedirle que hablara por las malas.

-Te lo dije antes, ser un Dios es complicado, estamos en todas partes y eso implica trabajo constante, me queda claro que se trata de algo serio-Hizo énfasis en la última palabra-Y, como mencioné antes también-Bufó, acomodando su chaqueta con aire de superioridad-Pienso ayudar porque quiero hacerlo. Hay un gran desastre detrás de toda esta situación, no lo hago solo por ustedes.

Dicho esto, negó un par de veces, sosteniendo mi mirada. Aclaré mi garganta un poco cuando me fue imposible continuar con aquella batalla silenciosa por más tiempo.

-Otras cosas están implicadas, el caos se avecina y soy Ares, después de todo cuando se trata de estas cosas siempre estoy presente, así es como debe ser-Pronunció aquello con un deje de incomodidad-Como sea, no me sorprende que Eros fuese un cobarde y me dejara esta absurda responsabilidad a mi-Se quejó de modo infantil haciéndome reír un poco por la manera tan peculiar en que lidiaba con la tensión.

-Hoseok parece amable y comprensivo-Comenté con interés.

Jungkook en cambio rio como si fuese lo más gracioso que había escuchado en mucho tiempo, permanecí en mi sitio, arqueando una ceja, confundida, a la espera de una explicación.
Cuando fingió limpiar una lágrima de su ojo izquierdo fue que no pude evitar dar un pisotón al piso.

-No tenemos mucho tiempo, sé rápido y conciso-Ordené sin humor.

-Eres bastante atrevida para dar ordenes a un Dios, pero lo dejaré pasar porque entiendo la situación en la que te encuentras-Su voz fue más grave de lo habitual y su mirada pareció ensombrecerse, causando que los vellos en mi cuerpo se erizaran por el temor que aquella expresión me causó.

Me limité a ladear un poco mi cabeza a modo de disculpa, asintió y manteniendo la mirada fija en el techo procedió a explicar.

-Las almas gemelas son una cosa horrenda creada por Zeus, supongo que sabes a lo que me refiero a estas alturas, si es que has hecho bien tu tarea-Me miró solo un segundo, para después retomar la posición anterior-Entonces no debería explicarlo, ¿Cierto?

Suponía que con eso se refería a si había estado investigando por mi cuenta al menos algunas cosas, así que de nueva cuenta asentí, haciendo un sonido de afirmación lo suficientemente alto y claro para ser escuchada.

-Tengo la certeza de que es así, como sea, los Andróginos fueron creados por Zeus, era la extraña y, horrorosa-Tosió falsamente-Combinación entre ambos sexos. Fueron separados por cuestiones de rebelión, como de costumbre. Y es así como son castigados de algún modo ahora todos ustedes, ya que nacen sintiéndose incompletos porque su otra mitad no está a su lado. En ocasiones nunca llegan a conocer a su contraparte. Los dioses somos bondadosos-Llevó una mano a su pecho, sonriendo de forma arrogante-Pero también sabemos cuándo debemos serlo.

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora