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Estaba dispuesta a escucharlo, lo había decidido, aunque aún con todo aquel valor que intentaba transmitirme a mí misma parecía esfumarse en cuanto intentaba abrir la puerta para salir a su encuentro. 

Después de aquella discusión llegué a la conclusión de que, no arreglaría nada, mucho menos si no me vestía correctamente por lo que, después de prometer que saldría a hablar con él en cuanto me vistiera, huí a la comodidad de mi habitación. Y ahora tenía este debate conmigo misma. Recién pasaron poco más de veinte minutos, por lo que no lo estaba haciendo esperar más de lo debido, o al menos eso es lo que quería pensar.

Pero estaba asustada, demasiado a decir verdad, y creo que es completamente justificable el por qué. No todos los días la mercancía que compras cobra vida para salir a saludarte. No, para nada. 
Tomé un gran respiro y, acomodando mi cabello por los nervios, quité el seguro a la puerta y salí, asomándome a ambos lados me encaminé a la sala, donde se supone que le había pedido esperar. 

No estaba ahí, un escalofrío recorrió mi espina dorsal cuando, un aliento frío chocó en mi cuello. No pude evitarlo, fue más un impulso, y lo golpee después de gritar. 
Sólo rió, el muy bobo se reía de mi. 

-No es posible que te asustarás con eso-Aquella sonrisa ladina parecía no querer abandonar su rostro. Bufé con molestia mientras le indicaba que tomará asiento, negó para después mirar las paredes de la habitación, y meter sus manos en los bolsillos delanteros. 

-Bien, no es divertido, así que, si eres tan amable-Ironice 

-Está bien-Bufó y con desinterés se sentó, con sus piernas abiertas, ¿Acaso era necesaria tanta hostilidad?

-¿Y bien?-Pregunté arqueando una ceja, mientras cruzaba mis brazos debajo de mi pecho, aquello al parecer fue una mala idea, pues su vista viajó a mi pecho, lo miré con los ojos entrecerrados a lo que él solamente rió, apartando su vista mientras levantaba sus manos. 

-Bien, no vi nada-Mintió. Negué y esperé pacientemente, su mirada esta vez estaba fija en el techo, parecía estar analizando sus palabras. 

-Esto puede sonar un poco loco-Dijo, pasando su manos por su cabello. 

-No puede ser más loco que el que hayas salido de un cuadro inerte-Respondí con sarcasmo, y es que era cierto, a partir de ahora nada me podía asustar tan fácilmente. 

-Es más complicado que eso-La seriedad en su rostro hizo que me irguiera, tal vez tenía razón y no debía tomar las cosas a la ligera. 

-Bien, escucho-Asentí. 

-Podríamos decir que, esto es una "maldición"-Sus dedos hicieron comillas al pronunciar aquella palabra-Cuando haces cosas-Lo pensó un poco, mordiendo el interior de su labio-Malas-Terminó diciendo-El mundo se encarga de devolver tus actos, y es por eso que estoy atrapado ahí-Señaló el cuadro que se encontraba tras de mi-Aunque, para ser honesto, después de 150 años encerrado, no puedo soportarlo más, si no quieres quedarte conmigo, entonces lo entiendo de sobra, y por eso te pido que, en cambio, lo quemes. 

Aquello me dejó atónita, y es que, aunque su explicación no decía mucho en realidad, parecía incómodo con lo que pedía, después de todo debía afectarle. 

-Si hago algo como eso, ¿Qué pasa contigo?-Me atreví a preguntar. 

-Escucha, estoy cansado de conocer chicas por esta situación que se me ha impuesto, y no puedo soportarlo más, es divertido en un principio, después de todo soy más un esclavo sexual que otra cosa-Mis mejillas ardieron ante tal declaración-No hay manera de que pueda seguir dejando ir a las personas después de pasar por tanto, es doloroso-Y justo aquel sentimiento se vio reflejado en su mirar, su mirada se oscureció mientras se perdía en algún punto en el suelo. No sabía qué hacer o decir al respecto. 

-No puedo hacer algo así-Negué, y era cierto, no podía quemarlo sin saber del todo qué pasaría con él. 
Sonrió en respuesta. 

-Ten cuidado con lo que dices-Aquella sonrisa se volvió picara, y sus ojos se posaron en cada parte de mi cuerpo, mordiendo su labio-He estado ya 22 años sin tener sexo, y es un martirio, así que, si no piensas usarme, puedes des hacerte de mi. 




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Estamos de vuelta~

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Estamos de vuelta~

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora