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-Te dije que soy un esclavo sexual-Su mirada estaba fija en el cielo, sus ojos reflejaban el mismo, y de algún modo, las tonalidades naranjas y rosadas hacían que su piel brillara de una manera increíble. 

Tragué rápidamente, concentrándome en cada una de las palabras que salían de sus labios. 
Me di cuenta de que, estar cerca de Yoongi hace que mi cuerpo se relaje y, por si fuera poco, un hormigueo lo recorra por completo. 

-Así que, no es de sorprender que en realidad me dedique únicamente a que las mujeres sientan placer-Su voz se fue apagando mientras cerraba sus ojos con fuerza, al igual que sus puños-Yo no puedo correrme porque es parte de mi castigo, por supuesto que siento placer, por supuesto que mis erecciones son reales, puede que algunas sean impuestas por el hecho de que debo sentirme atraído de inmediato hacia la mujer que me ha invocado y aceptado, pero en su mayoría nada es fingido. Sigo sin poder acostumbrarme al dolor que esto ocasiona. 

Lo miré incrédula. Mis labios se separaron un poco debido a la sorpresa, pero no dije nada, me limité a asentir para que continuara hablando. 

-¿Sabes? Es muy dulce de tu parte el que lo notaras, he pasado por demasiadas mujeres, siendo tratado de la peor manera posible que incluso se me prohibía vestirme de nuevo. Lo cual para los demás hombres debe ser un halago, en cambio para mi es malditamente humillante. 
Aunque claro, no todo ha sido malo, hubo unas cuantas que incluso se molestaban en alimentarme y me permitían asearme. 

Cuando sus ojos se encontraron con los míos, mi respiración se detuvo y las lágrimas empañaron los míos. 
Dolor. 

El dolor estaba impreso en su rostro, de repente parecía como si todos los años que en realidad tiene hubieran aparecido. El cansancio se reflejaba con claridad. 

-Agradezco el que quieras ayudarme, en realidad si soy honesto, eres la tercera chica que insiste en hacerlo. Y bueno, es increíble. Pero no quiero que te preocupes por mi, no quiero ser una carga para ti también-Lentamente, su mano derecha se posó sobre mi mejilla, acariciando con lentitud mi rostro. 

Cerré mis ojos ante el tacto, sonaba realmente triste. Y parecía que se había rendido desde hace tiempo. 

-No lo eres y no lo serás. No puedes pensar así sobre ti mismo-Lo regañé en voz baja. 

Rio sin humor alguno, pero asintió, apartándose. 

-Bien, no lo haré-Guardo silencio por un momento.

Creí que había decidido dejar las cosas así por ahora, pero después de unos minutos continuó.

-No quiero que intentes nada-Suspiró-Sé que tienes buenas intenciones, pero no podría soportar la decepción una vez más si las cosas no salen bien. 

Entonces comprendí que estaba siendo egoísta, que en mi mundo ideal, donde las personas siempre se ayudaban entre si y las cosas salían bien, todo era posible. 

Pero las cosas no son así. No siempre. 
Y estaba comportándome realmente mal con él al darle de un modo u otro, falsas esperanzas. 
¿Qué pasaría si al final no podía sacarlo de ahí? Si no lograba terminar con la maldición con la que ha estado viviendo durante tanto tiempo, ¿Cómo podría seguir viviendo como si nada? Cómo seguir cuando no había cumplido con mi palabra. 

De repente, un nudo se formó en mi estómago y las lágrimas terminaron derramándose por mis mejillas. Tomé una respiración profunda en un intento por calmarme, pero no estaba funcionando. 
Yoongi me encerró entre sus brazos, en un reconfortante abrazo. Lo rodeé del mismo modo, aferrando mis manos a su espalda. 

-Lo siento-Dije entre sollozos-Lo siento tanto. 

-¿Por qué te estás disculpando?-Preguntó atónito. 

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora