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-___________-Escuchaba que me llamaban, aquella voz relajó la tensión en mi cuerpo, aun así, no hubo una reacción real de mi parte.

Los cortes en mi cuerpo, aquellas manos acercándose a mí, recorriendo mis piernas hasta posicionarse sobre mis muslos, separándolos hasta posicionarse entre ellos.
Los gritos llenos de desesperación escapaban de mis labios.

Dolía, todo dolía. Era demasiado para sobrellevar. Mis puños golpeaban constantemente al hombre frente a mí, quien mantenía aquella sonrisa desagradable. Su aliento apestaba, sus sucios labios se acercaron a mi rostro.

Grité una y otra vez, sabiendo que no había forma alguna de escapar de esto, mis uñas se enterraron en la piel que tenía expuesta.

-¡_________!-Aquella voz, nuevamente me llamaba.

Quería responderle, quería que llegara a mí, que me salvara de este tormento.

Mi cuerpo fue sacudido con fuerza, y entonces, mis ojos se abrieron de golpe.

La habitación era apenas iluminada por una luz. Mis mejillas se sentían frías y húmedas Mis labios estaban completamente secos y mi garganta dolía.
Me reincorpore de golpe. Unos brazos me rodearon, tomándome por sorpresa.

Quise apartarme, protestar y pedir que no me tocara, sin embargo, se alejó lo suficiente para que pudiera observarlo.

Su mirada denotaba preocupación, sus manos viajaron a mis mejillas, apartando el rastro que las lágrimas habían dejado conforme salían. Sabía que estaba hablando, que me estaba diciendo algo. Probablemente intentaba tranquilizarme. Pero no podía escucharlo.

Recorrí con lentitud y sumo cuidado mis antebrazos, esperando encontrar aquellos cortes y heridas que fueron producidas en medio de tanto forcejeo.
No encontré nada. Repetí esta acción con mis piernas, en busca de los raspones en mis rodillas al caer de forma abrupta.

No había rastro de ellos.

Me sentía sumamente abrumada. No distinguía cuál era la realidad. Hace tan solo unos segundos estaba a punto de ser forzada. Abusada.
Y después, de forma repentina me encontraba en los brazos de Yoongi.

Mis ojos se abrieron de a poco al comenzar a comprender la situación.

Alcé mi rostro para encontrarme con su mirada, sus manos continuaban sobre mis mejillas. Sus labios continuaban moviéndose, pero mis oídos se negaban a escuchar.
Mis manos se movieron de forma instintiva hasta posarse sobre las suyas.

De a poco todo venía a mí. Mi corazón había dejado de latir con fuerza, sentía vívidamente cada una de las caricias que estaba haciendo sobre mi rostro.
Mis labios estaban entreabiertos, y recién me había percatado de ello.

Un sollozo.
Eso fue lo primero que logré escuchar. Seguido de una voz llena de preocupación que no dejaba de preguntar qué estaba mal.

Entendí que el llanto era mío. Que aquella voz quebrada me pertenecía.
Y de repente, todo volvió de golpe. Mis sentidos volvieron en sí, del mismo modo que mi cabeza dejó de desasociar la realidad.

-Por favor, dime qué sucede. Haré lo que esté a mi alcance para ayudarte, para que te sientas mejor-Repetía Yoongi, sabía que estaba alterándose porque su agarre en mis mejillas hizo un poco más de presión, sumado a que mis manos se encontraban sobre las suyas.

Hice un vago intento por regular mi respiración por calmar los latidos frenéticos que golpeaban mi pecho con fuerza.
Inhalé y exhalé, repitiendo enseguida.

Yoongi retrocedió un poco, suspirando aliviado, pero sin dejar de mirar cada movimiento que hacía. Sus manos se entrelazaron con las mías, trazando figuras sin sentido con su pulgar.

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora