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Ciertamente, aunque se supone que estamos aquí, uno frente al otro para hablar, decidí esperar pacientemente para que él me contara su versión de la historia. 

Pero después de 15 minutos en constante silencio comenzaba a impacientarme, sobre todo cuando la historia que recién me habían contado fue tan, turbia. 
Miré en su dirección, el chico del cuadro o, Yoongi, en realidad es bastante apuesto. Si lo miras detenidamente puedes entender que, aquella fachada de tipo malo y distante no es más que eso. 
Sus facciones no son exageradamente masculinas, su mandíbula no es muy marcada y su cuerpo tampoco parece esculpido o trabajado. Sin embargo, tampoco es precisamente delgado. 

Las pocas veces que ha sonreído hasta ahora han sido tan cínicas que, me sorprendo cuando pienso en que me gustaría ver una sonrisa sincera en sus delgados labios. 

Su piel es demasiado blanca, y es tan sólo un poco más alto que yo, su cabello castaño tiene unos cuantos mechones desordenados que, puede que debido a su atractivo te provocan ganas de acariciarlo. 

Golpeó mi pierna con mi mano, como si de ese modo pudiese sacar aquellos pensamientos repentinos y extraños de mi cabeza. 
Esto llama la atención de Yoongi, quien suspira pesadamente y me mira directamente a los ojos. 
Me gustaría que el brillo lleno de picardía de esta mañana permaneciera en ellos. 

Pero no es así, ahora, aunque sigue luciendo bastante bien, parece cansado. Apenas se perciben las ojeras debajo de sus ojos, en realidad sólo las percibo a esta distancia por la manera en que la luz hace sombras en algunas partes de su cuerpo. 

-¿Me dirás algo ahora?-Preguntó débilmente y en voz queda. No quiero asustarlo ni que se ponga a la defensiva. 

-Supongo-Bufa exasperado al tiempo que tira de su cabello hacia atrás. Parece estar pensando con lentitud qué es lo que quiere decirme y qué no. 

-Bien, esperare entonces-Me reacomodo en el sofá, esta vez recostándome de lado. Mi vista sigue fija en él. 

Después de un par de minutos en sumo silencio, decide que está listo para hablar. 

-Yo, no estoy seguro de qué es lo que esa vieja bruja te ha contado-Negó, mirándome fijamente-Pero si te habló sobre una leyenda. Una maldición-Al decir aquellas palabras sus nudillos se tornaron blancos debido a la presión en sus manos-Entonces me temo que tiene razón. 

Aunque ya lo suponía no pude evitar abrir mis ojos un poco más. Mis labios se fruncieron ante tal afirmación, temiendo un poco por lo que diría a continuación. 

Y por lo que se supone que yo debo hacer al respecto. 

-La humanidad ha pasado bastante tiempo decidida a ser devota a algún Dios, a algún ser superior para no sentirse solo. Las personas necesitan aferrarse a algo para continuar-Mordió su pulgar, le costaba expresar todo aquello, y aún así estaba decidida a permanecer callada hasta que terminara. 

Aunque sé que tiene razón. 

-Los humanos ahora parecen más inútiles de lo que ya eran antes. Sintiendo que tienen poder en cada una de las cosas que toman, como si en realidad les perteneciera. Aunque entiendo el por qué. Después de todo los Dioses lo han permitido. 
Tenía una hermana, una hermana pequeña a la que le gustaba visitar constantemente el templo de Atenas. Mi madre estaba enferma, así que ella, Jiwoo, decidió que Atenea podía ayudar a mamá. Que si iba constantemente a su templo a adorarla y dejar diversas ofrendas entonces la escucharía y cumpliría con lo que le pedía-Negó en repetidas ocasiones, mirando sus manos-Esa noche los hombres enloquecieron. 

Guardó silencio un momento, sus uñas se estaban enterrando en la palma de sus manos, pero para mi sorpresa, cuando las abrió, no había rastro de algún daño. 

-Decidieron que los hombres tenían poder por sobre cualquier otro ser, y se lo hicieron saber a los Dioses, retando a la misma  Atenea en su templo. 
Cuando vi a la multitud enloquecida, con antorchas en sus manos y sin pantalones puestos no lo pensé mucho más. Corrí enseguida al templo-Su voz se quebró un poco, pero habló tan bajo que no podía asegurarlo-Mi hermana estaba ahí. 

Me levanté lentamente, horrorizada y sin poder evitar imaginar la escena. 

-Todos gritaban, se quejaban y empujaban. Después, como si de un acto mágico se tratase dos Dioses aparecieron en el centro del templo. No estaba prestándoles atención, no eran ellos quienes me preocupaban en ese momento. Cuando escuché el llanto de mi hermana, estaba hecha un ovillo en la esquina de un pilar-Su mirada estaba perdida, y entendí que, estaba reviviendo aquel momento-Corrí hacia ella, algunos hombres enardecidos se atravesaron en mi camino para atacar a los Dioses, caí. Cuando me levanté mi brazo fue tomado de una manera extraña-Por inercia, su mano acarició su brazo izquierdo-Nunca había sentido un tacto tan extraño. Era cálido, pero al mismo tiempo me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. 
Las personas a mi al rededor seguían haciendo ruido, pero mi vista se enfocó en Jiwoo, fue entonces que su expresión, llena de terror y sorpresa me hizo darme cuenta de lo que estaba sucediendo. 

Tomé una gran respiración, negando con mi cabeza constantemente. 

-Atenea fue quien me tomó el brazo. Fue ella quien, para advertir a los hombres del poder de los Dioses me maldijo frente a todos. 
Fue ella quien me quitó a las personas que amaba. Fue ella quien me convirtió en la mierda que soy y que prevalece sin importar el tiempo. 






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Yoongi se ve preciosoooo

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Yoongi se ve preciosoooo. 
Nos leemos pronto~

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora