29

1.3K 146 28
                                    

La mañana había sido tranquila en su mayoría, Yoongi parecía irradiar luz por sus poros, aquella sonrisa llena de sinceridad me hacía sonreír en consecuencia, incluso cada tanto sus mejillas adquirían un tono rojizo.

Él estaba decidido a preparar el desayuno, y después de asegurarme de que había entendido por completo el uso adecuado de la estufa y "los aparatos extraños", como la cafetera y el microondas, pude retomar mi camino hacia la ducha, sintiéndome feliz y sin preocupación alguna, y eso estaba bien.

***

-Bien, esto no fue una buena idea-Bufé con exasperación, viendo el desorden que había causado en mi estadía de 5 minutos en la cocina.

Negué con frustración, y es que, ¿Cómo se me había ocurrido semejante idea? Lo último que recuerdo "cocinar" para mi familia fueron un par de peces, y solo debía asegurarme de asarlos.
Repiqueteé con mis dedos sobre la mesa, pensando en qué debería hacer para salir de esto sin que ______ se molestara, o en el peor de los casos, se decepcionara. Le había pedido que me dejara encargarme, ni siquiera estoy seguro de qué fue lo que me llevó a pedir semejante atrocidad.

Entonces, mordiendo el interior de mi labio me permití cerrar los ojos, en un vago intento por recordar cómo solían preparar adecuadamente el Souvlaki. Aquello solo eran brochetas de carne de cerdo, no debería tomar mucho tiempo.
Con el ánimo renovado me dirigí al refrigerador en busca de los nuevos ingredientes, lamentándome por los que ya no podrían servir ni ser reutilizados.

- ¿Causando problemas tan temprano? -Soltó con voz burlona.

Un gruñido escapó de mis labios sin poder evitarlo, me giré lentamente, dejándole ver que su presencia me molestaba.

- ¿Por qué has regresado? -Gruñí en respuesta.

Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto y se aventuró a recorrer la cocina como si nada. Inhalé una gran cantidad de aire, intentando no sacarlo de ahí por las malas.
Retomé mi camino hacia la estufa, aquel aparato que funcionaba con gas para producir fuego con solo girar una perilla, ¿No era eso genial? Ya no debías frotar ramas secas con rocas para poder hacerlo, la humanidad sí que es increíble.

-Solo es fuego y mírate, actuando como un infante-Rio, sacándome de mis pensamientos.

-Largo de aquí Ares, no tengo tiempo qué perder contigo-Lo ignoré, encendiendo la estufa y continuando con lo que debía.

-Vamos, estoy aquí para hacerte compañía, ¿Qué mejor que eso? Además, ¿Souvlaki, en serio?

-Desaparece, y es lo más fácil y rápido que puedo hacer. No estoy al tanto de lo culinario-Respondí con sarcasmo. Él levantó sus manos, como si con eso se estuviese rindiendo.

-Bien, bien, lo entiendo. Aunque es toda una sorpresa que estés cocinando. No es algo que supiera hicieras con frecuencia. Me sorprendió, eso es todo. - ¿Quieres que te ayude en algo? -Preguntó con inocencia, quise negarme, pero me interrumpió-Por ejemplo, a limpiar el estallido de tu primer intento-Señaló hacia la mesa, en donde restos de huevo y una masa espesa estaban regados por doquier.

-Haz lo que quieras-Le di la espalda, aquella era una respuesta silenciosa, con un sí implícito.

-Se dice por favor, ¿Dónde están tus modales? -Preguntó divertido. Lo escuché chasquear los dedos, seguido de eso estuvo sobre mi hombro, analizando lo que estaba haciendo.

Hice un movimiento exagerado con el brazo, provocando así que mi hombro golpeara su mandíbula.
Se quejó y me miró mal, pero lo ignoré y seguí atento a la cocción, no podía arruinar esto.

El chico del cuadroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora