Regreso a su departamento. El día había sido agotador.La prensa poco tardo en enterarse de la verdad que fue dicha. La muerte de Uchiha y Senju eran mencionadas nuevamente.
Así que empezaron a acosar a los oficiales que salían, preguntando por el estado de Tobirama, qué había pasado, las pruebas que habían y un sin fin de preguntas que no se debían responder, pero una le dejó pensando
¿Los Uchiha están seguros con él ahí?
Los Uchiha no estaban seguros en ningún lugar, siempre con enemigos que se guiaban por el apellido.
Pero con Tobirama ahí, en la estación, ¿correrían algún otros riesgo?
Suspiró. Ya no quería pensar en nada más. Sólo deseaba hablar con una persona, y esperaba el momento en que le escribiera para encontrarlo.
Vio el celular, todavía era temprano, a pesar de que el sol ya casi estaba oculto, pero temprano para que él fuera a buscarle.
Decidió tomar un baño y dormir un poco. Quería estar bien para él.
>•<
Despertó. Vio la hora en su celular, ya era tarde pero no había mensaje alguno de aquella persona que esperaba.
Era extraño. Pero pronto el pánico se apoderó de él.
Le llamó. Una, dos, tres, cinco o más veres, y cuando estuvo a punto de ir a buscarle, le contestó.
—¿Quién habla?— su voz se escuchaba adormilada. Frunció el ceño, estaba confundido.
—Itachi, ¿dónde estás?
—¿Qué...?— al momento otra voz se escucho, y su corazón se destruyó.
—Ita, ¿listo para acabar lo que empezamos?
Sus risas juntas se escucharon en la bocina del celular. Conocía esa voz. Esa maldita voz.
—Itachi, eres un idiota.
—Izumi, espera...— escuchar su nombre—. Shisui...— junto con el de ella—. Shisui, espera...
Y colgó.
Colgó para ya no escuchar las horribles palabras que salían de la boca de ambos.
Colgó para ya no saber lo que le quería decir.
El había dicho que con ella todo estaba terminado, que sólo tenía un trabajo temporal y una nueva secretaria llegaría, pero ¿cuándo?
~°~
La puerta fue tocada, pero no quería abrir, no quería ver ni escuchar a nadie.
Pero olvidó un detalle, le dio una llave al chico que lo tenía así.
Escucho la puerta siendo abierta y cerrada, escucho sus pasos en la casa y su nombre siendo murmurado.
Llegó a su habitación, abrió la puerta y lo vio acostado en su cama con la mirada perdida.
—Shisui...— caminó hacia él.
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Los días de nuestra felicidad
RandomSegunda parte de las historias: "Veinte días" y "No cometí el error"