Se encontraban en la cafetería. En aquel lugar dónde se conocieron. Dónde se vieron por primera vez.El lo recordaba. Lo recordaba como si fuera la primera vez.
Su cabello seguía igual de largo y su semblante era serio, pero con cierta calídez cuando le veía.
El mismo café de aquella tarde: un café negro sin azucár.
Él lo vio, discretamente, por tercera vez desde que habían llegado.
—¿Qué has venido a hacer aquí?— preguntó el peliblanco, esperando así salir rápido de aquella situación.
—Sólo quería volver a verte— le sonrió y el peliblanco apartó la mirada—. Tal vez... pueda recuperar mi vida aquí.
—No hay mucho de lo que te hayas perdido.
—No lo sé. Hay varias cosas que vine a investigar, de todos modos...— alzó los hombros.
—Deja de alzar los hombros— le volvió a ver—. ¿Qué vienes a investigar?
—La muerte de mi hermano, claro esta. El que asesinó a Madara me las pagará.
Tobirama soltó el aire que no supo que estaba reteniendo. Se sintió descubierto.
—Ese no es tu trabajo, Izuna— trató de hacerle cambiar su opinión.
—Tengo un permiso de mi jefe. Me dejó venir por eso. Quiere que yo haga mi propia investigación.
El pelinegro alzó la mano, llamando al mesero que los atendía en aquel momento, pidiendole la cuenta del café que se había acabado.
El mesero se fue, yendo a conseguir la dichosa cuenta.
El Senju veía hacia una parte de la cafetería, pensando en que hacer para que la persona frente a él. Debía alejarla de todo eso.
—Te invito un trago.
—Izuna...
—Vamos, por los viejos tiempos— le dio otra vez esa sonrisa. Esa sonrisa que le hacía decir:
—De acuerdo...
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Si alguien le viera allí, pensarían que era una mentira.
Pero no lo era.El gran Tobirama Senju, se encontraba en el baño de un bar, sosteniendo a su amigo, quién vomitaba lo que había consumido, en la taza del baño.
—Parece que ya no puedes beber como antes— le dijo cuando lo vio levantarse. Llendose hacia los lavabos.
—Callate, por favor— abrió el grifo y tomó un poco de agua en sus manos.
Tobirama hizo la misma acción, se enjuagó la cara con el agua y se vio en el espejo. Se le hizo raro ya no ver al azabache, hasta que este le abrazó por detrás.
—Tobirama Senju... hijo de los malditos Senju.
Tobirama cerró los ojos. Recordó ese día.
El chico apretó más el agarre, esperando las tan horribles palabras.
—Izuna Uchiha... hijo de los apestosos Uchiha. Todo el mundo les odia— agachó la mirada. Dolía como aquella vez.
—¿Tú me odias, Tobirama?— su voz se escuchaba cortada.
—Izuna...— se giró para verle.
—Tobirama...— alzó la mirada.
Y, en aquel lugar, sucedió aquel acto que fue prohibido para ellos.
Surgió aquel sentimiento que guardaron por tantos años.
Sucedió aquel beso lleno del amor que les hicieron ocultar por ser enemigos.
El amor que no había podido ser.
>¤<
E
l peliblanco lo veía. Aquel brillo en sus ojos cuando le veía no había cambiado.
Su piel seguía siendo igual de blanca, sus ojos seguían siendo oscuros, un misterio para algunos, pero tan transparentes para él.
Se dieron aquel beso, despertando, nuevamente, la sensación de querer hacerse uno. Y así fue.
Con él, a Tobirama no le importo que fuera un Uchiha.
Había comprendido un poco a su hermano porque él también se había enamorado de un Uchiha.
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Holaaaa :3
Aquí esta el capitulo... mostrandonos otra faceta(? De Tobirama con Izuna... los shippeo uwu.
Okey... teoricamente les doy los capitulos por como se me ocurren... así que tal vez, en algunas ocasiones, no sigan bien una línea de tiempo.
Pero bueno, esperen el siguiente capitulo. Este fue cortito pero con mucho amor :3
Los quiero y espero que les haya gustado el capitulo.
Adiós 😙
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Los días de nuestra felicidad
De TodoSegunda parte de las historias: "Veinte días" y "No cometí el error"