Hyuga.

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Neji caminó hasta aquella camioneta negra y subió, para que esta avanzará con todos los que iban.

—Dile que ya hice lo que quiso. Les dije lo que me pidió— se descubrió la cabeza y se quitó el pequeño microfono que le habían dado.

—Gracias. El jefe se contactará contigo y con tu familia.

La camioneta se detuvó, vio por la ventana y ya estaba en el hotel donde le daban hospedaje.

—¿Cuándo nos dejaran ir?— dijo, antes de abrir la puerta.

—En cuanto el jefe dé la orden y la señorita haya pagado la deuda.

—¡Hinata no tiene culpa de nada!

—Yo no soy quién decide eso... Buen día.

Neji bajó y se adentró al gran edificio, subió al elevador y presionó el número de su piso. Cuando llegó, bajó del elevaador y se dirigió a la habitación. Metió la llave y entró.

—Neji, cariño. ¿A dónde te llevaron?— preguntó la chica en cuanto le vio entrar. El cerró la puerta.

—Me pidieron ir a hablar con ellos.

—¿Viste a Naruto?— la chica regresó su vista a la laptop, cerrando la ventana que tenía abierta.

—No, a su padre... y al niño— dijo en un susurró.

—¿Están bien?— le volvió a ver. Su sonrisa calida era lo que le gustaba al castaño.

—Sí... Asustados, pero bien.

La chica se levantó y se acercó al castaño, pasó sus brazos alrededor de su cuello y acercó su rostro lo más cerca que podía del contrario, sin tocar sus labios.

—Hanabi esta en su habitación— ella evitaba los besos del chico, así que él se dirigió a su cuello—. Tal vez... ella quiera estar contigo hoy.

—Quiero estar contigo, Hina...— sus labios fueron bajando, quedando justo arriba de los senos de ella.

—Bien...— y con esa palabra, se dejó hacer.

La ropa fue desapareciendo, y el sofá se les hizo demasiado comódo y tentador.

Los sonidos. Los sonidos aparecían y salían de la boca de ambos.

—No tengo protección...

—No importa. Hazlo así...— dijo en un susurro que sólo el chica escuchó.

—Pero...

—Neji... Hazlo.

Y, sin importarles nada más, lo hicieron; se volvieron uno.

Cada uno por su conveniencia y sus sentimientos.

A Hinata le gustaba Neji, pero estaba cegada por la perfección que el rubio le mostró. Esa apariencia de que era el hombre perfecto para ella. Encajaban tan bien.

Y Neji. Neji quería a Hinata, era su prioridad, pero él sabía que había alguien más. Otra persona por la cual daría hasta su vida. Se lo había demostrado sólo una vez, pero sí que le estaba robando sus pensamientos.

Pero, él estaba seguro, que a pesar de todo, esa persona no le correspondería. Que esa persona jamás le dejaría estar a su lado, y él aseguraba que eso estaba bien.

No supo en que momento se había quedado dormido pero, cuando despertó, ya no vio a la chica. Se sentó en el sillón y bajó la mirada; sonrió y se golpeó mentalmente por siquiera imaginarlo en su mente.

Era algo seguro...

El no estara contigo, Neji. Entiende eso.

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En la otra habitación, Hanabi lloraba al saber que la persona que ella quería prefería a otra.

—Hanabi, hermanita...— la puerta de su baño fue golpeada suavemente—. Deja de llorar... Por favor.

—Hinata...— dijo con su voz entrecortada—. Vete de mi habitación. Quiero estar sola.

—De acuerdo— soltó un suspiro—. Sólo recuerda que eres mi hermanita y que puedes decirme lo que sea. Promesa de hermana.

—Hinata, sólo vete.

—Bien... Bien.

La Hyuga menor escuchó como la puerta de su habitación era abierta y cerrada.

Tomó aire y agarró su móvil. Marcó aquel número y su voz no se hizo esperar.

—¿Hanabi? ¿Está todo bien?— se escuchaba agitada. Pero era su voz.

—Tengo que decirte algo. ¿Estás ocupada?

—Bueno... Disculpa pero no puedo viajar hasta allá.

—Estoy aquí. En Tokio.

—Estas en...

—Por favor, Saku. ¿Es importante?

—De acuerdo...— dijo dudosa—. Mandame la dirección de dónde quieres que te vea.

Bien. Te veo luego.

—Sí... ¡Ino!— escuchó antes que la llamada fuera finalizada.

Ella les tenía que decir.

>¤<

Sintió algo.

Escuchó un sonido.

Vio la bala. Por primera vez, escuchó la voz preocupada de esa persona.

—Neji, no tenías que hacer eso— no sabía si lloraba o era la lluvia.

—¡Neji!— también escuchó la voz de esa chica que le quiso siempre.

—Te dije... Te dije que yo... Yo daría mi vida por ti...— pudo ver como él le veía con asombro—. En verdad... me gustaste.

Derepente todo se volvió negro, y a él le gustó esa oscuridad, porque le recordó a su cabello. Le recordó a él.

>¤<

Otro capitulo wuu.
Punto de vista de los otros dos Hyuga :')

Ambis sufriendo por amor :')

Wueno, no hay mucho que les pueda decir hoy... Así que, espero que les guste el capitulo y si quieren denle un voto, o dejen su comentario que siempre leo o nomas lean xd

Los quiero 😉
Adiós ❤

Los días de nuestra felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora