Todos se encontraban ya.En la sala de la gran mansión Uchiha. Familiares y amigos. Reunidos para un sólo propósito: salvar a Menma.
Afortunadamente, Gaara había convencido a sus hermanos de ayudar con la búsqueda.
Juugo, mandaría a su gente para buscar por separado, y mandarles algunas armas, por si acaso.
Así que, ahí se encontraban todos.
—Entonces, ¿cuál es el plan?— exclamó Temari viendo a los tres hombres que se encontraban en media sala.
—Lo primero sería separarnos en grupo para trazar una trayectoria más amplia para buscar mejor.
—Shikamaru preguntó a Naruto si habría una pista sobre el paradero de Hyuga, pero no tiene ni idea. Nunca habían hablado sobre Tokyo.
—¿Por qué no buscamos en lugares abandonados?— exclamó el pelirrojo mayor—. Si yo secuestrará a alguien, lo llevaría a un lugar donde no haya nadie.
—Puede que Sasori tenga un punto— Sai habló—. Bosques con cabañas, almacenes abandonados, las calles menor trancitadas o casas abandonadas podrían ser primeras opciones.
—Y por como dejó su habitación de hotel, insinuo que sólo salieron con lo que tenían— habló ahora la pelirrosa.
—Trazaremos un camino donde sólo estén los lugares que Sai mencionó— Shikamaru bostezó.
—Luego se le asignara a cada grupo un lugar y partiremos en busca del mocoso.
>•<
—Menma, eres tan lindo. Te pareces demasiado a tu padre.
La Hyuga le acarició la cabeza y Menma sollozó. Ya no quería estar ahí.
—Por favor, lleveme con mi papá.
—No haré eso, corazón— el menor frunció el ceño y la confusión se hizo presente en su rostro—. El vendrá por nosotros, hoy. Estoy segura.
—Hinata... Esto se está saliendo de control— habló el castaño.
—¿Tú también te opondras a mí?— la chica se alejó del menor y se acercó al Hyuga—. ¿También lo harás?— sacó el arma que poseía y apuntó a la cien del chico—. Puedo perder a Hanabi, pero tú tienes que estar conmigo, siempre.
—Tienes razón...— tragó—. Lamento haberte dicho algo.
—Gracias, corazón— le depositó un beso en la mejilla—. ¿Dónde está mi bella hermana?
—En la otra habitación, con tu padre.
—Ese señor ya no era mi padre. Tuve que hacerle cambiar de parecer, pero, probablemente, me excedí un poco...— se giró para regresar con el infante—. Trae a mi hermanita.
—Sí.
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Neji entró al lugar y vio a la menor, con la mayor parte de su falda cubierta de rojo.
Luego vio el cuerpo en el piso. Se acercó a él y le cerró sus ojos, esos ojos que lo último que habían visto era a su hija, la hija que acabo con su vida.
De nuevo vio a Hanabi, la chica tenía una mirada perdida, una mirada ya sin vida. La muerte de su padre y la desilusión de conocer cómo era en realidad su hermana, acabaron con ella.
¿Qué podría hacer si ella estaría sola para siempre? Neji no se quedaría con ella, se iría con aquella chica que le ofrecía nada.
Soltó otra lagrima. Las personas que le gustaban no se quedarían con ella.
—Hanabi...— el castaño se puso a lado de ella, y dijo las palabras que la asustaron—. Ella te está esperando.
Sintió miedo. Miedo de no poder ayudar al pequeño, a aquel que tenía toda una vida por delante, aquel que cometería sus errores y que no tenía porque sufrir esta situación.
Se levantó y caminó, junto con Neji, hacía la puerta, aquella puerta que daba a la habitación donde, probablemente, le esperaba su fin.
Se detuvo antes de abrir y se giró a ver a su acompañante. El chico le vio confundido.
—Neji, ¿te puedo pedir un favor?— dijo y un nudo en su garganta se formó.
—¿Qué necesitas?
—Probablemente, ella me asesine una vez que entre por aquella habitación, y no pueos hacer nada para cambiarlo— tragó. Aceptar su destino era tan horrible—. Quiero que me abraces, me beses y me digas que me amas, aunque sea una mentira.
Las lágrimas desbordaban por sus mejillas, y los sollozos no tardaron en salir.
El chico la acercó a él, y la envolvió entre sus brazos, dándole un cálido abrazo, después le tomó de su mentón y dirigió sus labios hacia los de él, dándole aquel beso que la chica deseaba. Y al final, murmuró aquella mentira que le daría a la chica un recuerdo feliz, uno que deseo desde el primer momento en que supo de sus sentimientos.
—Te amo, Hanabi...
Y la chica lloró. Lloró y deseó que no estuvieran en aquella situación. Lloró en los brazos de aquella persona que ella amo pero que nunca le correspondió.
Luego, el disparo se escucho y su cuerpo cayó.
"Hanabi Hyuga, asesinada por su propia hermana".
Probablemente, sería el título de la siguiente noticia.
>•<
Hola.
Wueno, no sé qué decir ante esto, la verdad, ese no era el destino de Hanabi pero me gustó la idea.
Siento que los dejé con un amargo sabor de boca jsjs.
No soy muy buena explicando las escenas de matanza, así que perdón si no esta bien escrita o algo así jsjsjs
Espero sus comentarios de amor, odio o tristeza o cualquier sentimiento que tenga.
Los amo 👌
Adiós uwu
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Los días de nuestra felicidad
RandomSegunda parte de las historias: "Veinte días" y "No cometí el error"