Arena.

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Gaara había sido feliz la mayor parte de su vida. Tenía en claro que aquel lindo niño que conoció en el parque era la luz de su vida.

Iban a escuelas diferentes, vivían en lugares diferentes, eran completamente diferentes y "extraños". Lo único que les unía era aquel parque que les quedaba de paso.

De repente, aquel parque se apagó. La presencia del rubio se había ido, justo como la arena se iba con el viento.

Ya no quiso volver al parque pero la imagen del rubio se quedaba en su memoria. De vez en cuando tenía la ilusión de ir y verlo ahí, jugando y esperándolo para mostrarle algún hallazgo. Nuevo para el ojiazul pero demasiado común para las demás personas.

Pero siempre el pensamiento pesimista de que aquel rubio no volvería atacaba su mente y le hacía detener sus acciones.

>•<

En la secundaria volvió a verle.

Aquellos ojos azules llenos de asombro y aquel rubio cabello que brillaba junto con cada rayo de sol, le hicieron saber que él era el chico que tanto buscaba y que había perdido hace unos años.

Sonrió cuando lo vio en su misma aula y se alegro aún más cuando su nombre salió de su boca. Aquel nombre que hubiera deseado escuchar desde un principio.

Naruto... Naruto Uzumaki.

El rubio le había contado todo aquel problema que en su familia se formaba. Desde el divorcio de sus padres hasta el corazón roto de su hermano, pero siempre diciendo con una sonrisa "pero estamos bien y felices".

Gaara se sentía tan bien al escuchar esas palabras, al ver esa sonrisa y poder apreciar el leve brillo que aquellos ojos relucian.

Y claro que Naruto no era el único que contaba sus pesares, sino que el pelirrojo también se desahogaba con el contrario cuando algún problema les pesará.

En secundaria, al poco tiempo el grupo se hizo un poco grande cuando Shikamaru, Chouji, Ino y Sai se unieron a ellos. Varios se burlaban de la rubia por ser la única chica en ese grupo, pero ellos se encargaban de cerrarles la boca.

A pesar de que los seis eran amigos, se podía ver la relación íntima que el rubio y pelirrojo habían formado. Sus amigos estaban felices, demasiado.

>•<

La pubertad les había ayudado.

Gaara no pudo estar más de acuerdo en aquellas estúpidas palabras.

Estaban en su segundo año de preparatoria. Un año nuevo, donde probable gente nueva entraría, donde otras personas verían a aquel rubio y tratarían de quitárselo.

Ino y Chouji se habían cambiado a otras escuelas, esto a petición de sus padres, por lo que no pudieron pedir resistencia alguna sobre ese actuar.

Ino se había hecho tan linda y femenina, le encantaba hacer notar su bella figura y la ropa que usaba le daba aquel toque que la chica siempre trataba de dar. Aunque habían comentarios maliciosos, los demás se encargaban de hecerles pagar aquellas palabras. Pero ahora que se había ido, se sentía levemente preocupado de lo que la rubia podría escuchar, pero no tanto pues sabía que ella era fuerte.

Los días de nuestra felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora