Menma sabía lo que pasaba.Menma se preocupaba por su padre. Menma se preocupaba por sus padres.
Su abuela Mikoto le había dicho que ignorara, que eran cosas de adultos.
Pero ¿cómo ignorar aquello? Su madre sufría. El escuchaba como cada noche lloraba y le pedía perdón. Le pedía perdón por no haber sido un buen padre, pero si era el mejor padre.
Y la tensión entre sus padres, crecía. Apenas si se miraban, apenas si se hablaban, una que otra palabra de vez en cuando.
Se separaban a pesar de estar en la misma casa. Si Naruto estaba en la cocina, Sasuke estaba en la sala. Y si Sasuke estaba en la sala, veía hacía la puerta principal durante mucho tiempo, como si esperara algo.
—Papá, ¿por qué mi mamá y tú no quieren esta juntos?— preguntó de repente el pequeño a su padre rubio.
—Bueno...— pasó su mano a su nuca—. Es para tener un poco de espacio. No queremos que papá se ponga mal de nuevo, ¿o sí?
—Siempre le dices mamá. Pensé que, al regresar tú, todo iba a ser como antes.
—Las cosas son un poco más complicadas.
—Pero...— las palabras de Menma fueron interrumpidas al escuchar la puerta principal siendo abierta.
—¿Sasuke...?— preguntó el rubio pero nadie contestó—. Quedate aquí— le dijo y el menor asintió.
El ojiazul salió y varías cosas se escucharon caer, al igual que se escuchaban algunos quejidos.
El azabache menor se asomó un poco por la puerta de la cocina y vio la escena que sus padres cometían.
Sasuke se hallaba en el suelo, buscando una manera de sostenerse, y Naruto le jalaba del brazo para que se sostuviera.
—Sasuke, vienes ebrio, Menma no te puede ver así— escuchó decir al rubio.
—Quiero ver a mi hijo.
—Lo verás cuando estes sobrio.
—Si ponemos condiciones, tú lo verás cuando seas un buen padre— el rubio le soltó y Sasuke detuvo su caída con su brazo.
El menor se acercó al telefono y le marcó a un número. Menma regresó a su asiento en la cocina.
Recordaba el aspecto que su mamá tenía.
La puerta se abrió y vio al rubio con una pequeña mochila.
—Irás a dormir con tu abuelo Minato, ¿bien?— el menor asintió.
—¿Está bien mi mamá?
—Sí, pero no. Ahorita no se escuentra bien... bien.
—¿Estara bien?
—Sí, yo me encargare de cuidarlo.
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Menma no entendía muy bien el por qué tuvo que salir a encontrarse con su abuelo por la puerta trasera.
Minato le venía preguntando varías cosas pero el menor pensaba en su mamá.
—Abuelo...
—¿Qué sucede?- preguntó el mayor con un tono de voz suave.
—¿Mis papás volverán a estar juntos?
El azabache vio al rubio y le vio un poco serio. Le volteó a ver y le sonrió un poco.
—No te lo puedo decir con seguridad- el menor hizo un puchero—. Son cuestiones de tus papás pero tú debes quererlos a ambos.
—Sé que debo quererlos a ambos, pero todo es muy raro desde que regresamos... Algo les pasa— bajó la mirada.
—Oye, hoy se quedarán solos un rato, es probable que hablen y resuelvan un poco sus problemas. Verán que hacer por tu bien, sin lastimarte, pero eso ya queda en ellos, cielo.
El ojiazul menor pensó en las palabras dichas y asintió. Tomó la mano del mayor con más fuerza y le vio, decidido.
—Van a volver a estar juntos, lo sé.
Minato sonrió al ver aquella mirada decidida. Le recordaba tanto a su hijo.
—Bien. Ahora, hay que apresurarnos a llegar con el abuelo Fugaku.
—El abuelo Fugaku me da miedo, pero aún así lo quiero.
—A mí igual me da un poco de miedo, pero igual lo quiero.
Ambos fueron acelerando el paso. El rubio sacó su celular y se acercó a una plaza que, por suerte, tenía bastante gente.
Se acercaron a una fuente y tomaron asiento. El rubio marcó el número y acercó su celular a su oído. En cuanto escuchó la voz de su pareja, lo dijo:
—Nos estan siguiendo.
Menma le volteó a ver algo asustado y Minato le hizo un gesto para que guardará silencio.
Menma... Menma sintió miedo.
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Hola.
Bueno, borré la primer historia que subí porque no me había agradado mucho como había quedado.
Pero supongo que esta ya es la historia definitiva :3
Perdón por traerla apenas pero la escuela me esta consumiendo el tiempo jsjsjs.
Espero que disfruten la lectura :')
Los quiero ❤
Adiós uwu.
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Los días de nuestra felicidad
LosoweSegunda parte de las historias: "Veinte días" y "No cometí el error"