-¿Samantha?
En cuanto le abrió la puerta, Samantha entró en casa de Flavio sin invitación y se dirigió al comedor, a donde Flavio la siguió. Seguía igual de enfadada con él que por la mañana, y Flavio se lo notó en la cara. Samantha, por su parte, le vio las ojeras de haberse pasado tres días llorando. Ella también las tenía, pero se las había disimulado con un poco de maquillaje. Se sentó en el sofá, también sin invitación, y cruzó los brazos. Flavio se quedó de pie.
-¿Qué haces aquí...? - preguntó dudoso.
-Estoy muy enfadada contigo Flavio. - dijo ella por toda respuesta. Flavio suspiró, negando con la cabeza.
-Samantha, no puedo dejar que renun...
-Que te calles. - le cortó. Flavio abrió los ojos sorprendido. A decir verdad, nunca habían discutido, pero todo apuntaba a que era lo que iban a hacer ahora mismo. - "No puedo dejar que renuncies a eso por mi" - dijo ella imitándole. - ¿No ves que diciéndome eso estás decidiendo tú por mi? - Flavio bajó la mirada, se puso las manos en la nuca y empezó a caminar sin rumbo por el salón. No había pensado en eso. Samantha continuó. - Y que yo sepa, la oferta de trabajo me la han hecho a mi, no a ti. - Flavio asintió. Se quitó las manos de detrás del cuello.
-Sí, Samantha, pero yo no quiero influir en tu decisión. - contestó él. Samantha abrió los ojos y soltó una risa sarcástica que claramente no era de felicidad.
-¿Que no quieres influir en mi decisión? - dijo ella sin dar crédito. - Pues haberlo pensado mejor antes de empezar una relación conmigo. - añadió bruscamente. - Soy tu novia Flavio, formas parte de mi vida, me da igual si hace cinco meses que cinco años. - dijo refiriéndose a una de los muchos puñales que le había clavado la otra noche. - Así que sí, por supuesto que vas a influir en mis decisiones, porque aunque es MI vida y son MIS decisiones, - recalcó los posesivos - mi vida también es de todas las personas que quiero, y en mis decisiones influyes tú, influyen mis amigas, influyen mis padres, influye mi hermana e influye incluso el bebé que está esperando. - el enfado no disminuía a medida que hablaba. Sin darse cuenta había inclinado su cuerpo hacia delante, y ya había descruzado sus brazos que no dejaban de gesticular. - De eso van las relaciones, de compartir la vida, por si no te habías dado cuenta. - dijo volviéndose a acomodar en el respaldo del sofá. Las lágrimas se le empezaban a formar en los ojos.
-Samantha, es tu sueño. - se intentó justificar él, aunque sabía que tenía razón en todo lo que le estaba diciendo. - Y como persona que te quiere, quiero verte cumplir tus sueños. - le costaba mirarla a la cara.
-No, Flavio, no lo es. - dijo ella volviendo a inclinarse hacia delante. - Puede que lo fuera, y puede que de buenas a primeras no me diera cuenta, pero ya no lo es. - Flavio la miró. - ¿No te das cuenta?- suspiro de exasperación. - Desde que te conozco que estoy viviendo mi sueño. - dijo ahora más calmada. Ya había empezado a llorar. Ante esa imagen, Flavio no pudo hacer otra cosa que ir hacia el sofá para sentarse a su lado. Le cogió las manos. - Flavio, estoy trabajando de lo que más me gusta y estoy con la persona que más quiero en el mundo. - ahora él también lloraba. - Y lo siento, pero aunque tú eres esa persona, no tienes derecho a decidir esto por mi.
Flavio asintió. Sin poder resistirse más, la envolvió en sus brazos. Ella aceptó el abrazo, era lo que más necesitaba en el mundo después de esos tres días. Los dos siguieron llorando, aferrándose al otro como si soltándose fueran a caerse por un precipicio.
-Te he echado tanto de menos... - dijo Flavio, sin soltar el abrazo.
-Y yo a ti. - lo dijo casi en un susurro.
-Lo siento. - dijo separándose al fin. - Siento haber tratado de decidir por ti. - Samantha sonrió dulcemente.
-Sé que lo has hecho con la mejor intención.
-Entonces, ¿qué vas a hacer? - preguntó él, con miedo. Aunque habían soltado el abrazo, ya no podían dejar de tocarse.
-Hoy he hablado con Javy. - empezó. - Le he explicado que ahora soy demasiado feliz aquí para irme, y me ha propuesto otra cosa. - Flavio la miró curioso. - La sucursal de Estados Unidos es nueva, pero el dueño es el mismo que la de aquí, por lo que quieren que mantengamos el mismo modelo de trabajo y que las dos sucursales estén vinculadas. O sea, será una empresa con dos sedes, una aquí y otra en Los Ángeles. - dijo Samantha. - Entonces, para que esto funcione, quieren que sea alguien de aquí quien empiece a crear la sede de allí, haga las entrevistas a los empleados y, en definitiva, lleve la gerencia, por lo menos ahora al principio. - Samantha vio que se estaba complicando mucho en su explicación. - Que lo que me pedían era que yo fuera el Javy de la sede de Estados Unidos, vaya. - Flavio asintió. La estaba siguiendo, pero todavía no sabía qué era lo que le habían propuesto.
-Y si tú has dicho que no quieres ir, ¿van a mandar a alguien más?
-Eso pensé yo también, pero Javy ya me dijo que creen que no hay nadie mejor que yo para ese puesto. Y está mal que yo lo diga, pero es verdad. - Flavio se rió. Por supuesto que no había nadie mejor que ella. - Así que bueno, básicamente me ha propuesto que si yo no quiero ir, lo adaptarán a mí para que pueda seguir siendo yo quien maneje los hilos en Estados Unidos, aunque esté aquí. - Flavio levantó las cejas sin dejar de sonreir.
-¿Qué quieres decir?
-Que voy a ser la gerente de la sede de Estados Unidos, pero desde aquí. - dijo finalmente. Flavio sintió como se le quitaba un enorme peso de encima. - Voy a viajar allí dos o tres veces al año, para comprobar que todo esté en orden, pero voy a trabajar desde aquí, en una oficina que van a habilitar especialmente para mi. Cada día me reuniré por videollamada con las personas que yo contrate y que deje al mando allí, pero también les viene bien que me quede porque, como te he dicho, quieren que las dos sedes estén vinculadas. Así que todos ganamos. - dijo sonriendo.
-¿Y eso es lo que tú quieres de verdad? - preguntó Flavio manteniendo la sonrisa boba que le salía cuando la veía ilusionada, pero todavía dudoso. Ella se recostó con él en el respaldo del sofá y le cogió la cara con las manos.
-Flavio, yo ni en el mejor de mis sueños había imaginado algo así. - dijo sonriendo ella también. - Dirigir una empresa de management y estar contigo. - Flavio iba a besarla, cosa que se moría por hacer desde que entró por la puerta, pero ella volvió a hablar: - Además, ¿sabes qué?
-¿Qué?
-Me van a dar un piso en Los Ángeles para tener un sitio donde quedarme cada vez que viaje allí. Cuando quieras nos vamos de vacaciones. - le dijo sin dejar de sonreir.
Y ahora sí, Flavio acortó la distancia que les separaba para juntar sus labios con los de ella, aquellos que tanto había echado de menos durante esos tres días infernales. Y ella lo agradeció, porque los había echado de menos tanto como él.
-Te quiero tanto, Samantha... - dijo él cuando se separaron, poniéndole el pelo detrás de la oreja. Ella sonrió. - Tanto que me faltan palabras con las que explicártelo para que lo entiendas. - las lágrimas que todavía le quedaban a Samantha en los ojos salieron de ellos sin avisar, pero ahora por felicidad.
-No hacen falta esas palabras, lo entiendo porque siento lo mismo. Te quiero. - y se volvieron a besar.
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Anda, arreglado.
Perdonadme por haceros sufrir jeje
Se acerca el final, ahora sí...
¡Feliz nochevieja a todo el mundo!
Como siempre, ¡gracias por leerme!
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Cayó una cometa (COMPLETA)
FanfictionSamantha se va de vacaciones con sus amigas. Nada fuera de lo normal hasta que, por error, conoce a Flavio. ¿Será solo un amor de verano? ¿Qué tendrá ese chico que le gusta tanto?