CAPÍTULO VEINTIDOS: Cuesta abajo y sin frenos

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Cuando Flavio y Samantha estaban poniendo la mesa llamaron al timbre. Samantha fue a abrir, eran Anajú y Hugo. Les llevó al comedor donde Flavio estaba poniendo los vasos en la mesa. Cuando lo vio, Hugo dijo:

-Ah, que ya estás aquí. Te he llamado cuatro veces tío. Podías haber avisado. 

-Lo siento... He dejado el móvil toda la tarde. 

-Y todo el día illo, que por la mañana también te he llamado para que me contaras qué tal la reunión y nada. Lo único que he sabido de ti en todo el día era que venías a cenar aquí. Por cierto, hola Samantha. - Hugo abrazó a la rubia. Anajú también fue a saludar a Flavio. 

-Perdón. - dijo Flavio abrazando a Anajú. - Hola guapa. 

-Bueno pero ¿qué tal la reunión? - insistió Hugo. Flavio miró a Samantha. Los dos sonrieron. Ella le hizo un gesto para que lo contara todo. 

-Pues muy bien la verdad. Estoy muy contento, y me he llevado alguna que otra sorpresa... - dijo Flavio mirando de nuevo a Samantha. 

-¿Qué sorpresa? - preguntó Anajú. 

-Resulta que la empresa que me va a contratar es la empresa dónde trabaja Samantha... 

-¡No! - exclamó Anajú soltando una carcajada. - ¿Te contrata Inspira?

-Sí... - Hugo no entendía nada, Flavio pensó que se lo contaría después. - Y querían que Samantha fuera mi mánager, les ha tenido que explicar por qué no podía ser y me han puesto con otra chica. 

-¿Como que tu mánager? ¿Pero no me dijiste que Samantha trabajaba en una tienda de discos?

-Ya, le mentí. - dijo Samantha. Anajú se reía. 

-No entiendo nada. 

-Da igual, que la reunión ha ido genial y que resulta que Samantha no trabaja en una tienda de discos sino que es mánager de algunos de los artistas más importantes del país en la empresa que me ha contratado a mí. 

-Joder, pues menudo día niño. - terminó Hugo. 

Se rieron. Al rato llegaron Nia y Eva, que habían venido juntas, y después Maialen que vino con Gorka. Cenaron todos juntos y se rieron un montón. Eva preguntó por Rafa, y Flavio y Hugo le dijeron que la echaba mucho de menos. Fue entonces cuando Maialen tuvo una idea:

-Oye, ¿y si los invitáis algún fin de semana y les enseñamos la ciudad?

-Pues es muy buena idea. - dijo Hugo. - Vamos a mandarles una foto juntos y les invitamos.

Gorka se ofreció para sacarles la foto, Nia le dio su móvil y posaron todos juntos para la foto. La mandó por el grupo que compartían y Flavio escribió:

Flavio

Hola amiguis, estamos aquí con esta gente y os queremos invitar algún finde a Barcelona, así nos vemos y os enseñamos nuestra nueva vida. ¿Cuándo os viene bien?

Eva se puso muy contenta con la iniciativa. Cuando terminaron de cenar Samantha propuso tomar unos gintonics.

-Uy yo no, que mañana trabajo. Bueno creo que todos. - dijo Maialen. 

-Sí, mejor no, que hoy es lunes. - añadió Eva. 

-Joder que sosos que sois. - se quejó Samantha. 

-Chica es que a mí me da resaca todo, ya lo sabes. Y mañana me tengo que ir a Madrid, así que imagínate que viaje en AVE con resaca. - dijo Nia. 

-Vale. 

-Nosotros nos vamos ya. - dijo Hugo. - Flavio, ¿vienes a casa? - el chico miró a Samantha. 

-No, creo que me quedo. - Samantha asintió. 

-Vale, pues adiós gente. - terminó Hugo. Anajú y él se despidieron de todos y se fueren. 

-¿Te parece si nos vamos también? Mañana tengo que madrugar. - le dijo Nia a Eva. 

-Sí, claro. Adiós chicos. - las dos chicas se despidieron y se fueron. 

Maialen y Gorka se quedaron un rato para ayudar a recoger, a pesar de que Samantha les insistió para que lo dejaran estar. Después también se fueron. Cuando se quedaron solos, Flavio y Samantha terminaron de recoger, y mientras Samantha se lavaba las manos Flavio se acercó a ella. 

-¿Siguen en pie esos gintonics? - le preguntó dándole un beso en la mejilla. - Hoy me apetece celebrar. 

-Por supuesto que siguen en pie. - contestó ella. 

Se los sirvieron y se sentaron en el sofá del salón. Mientras Samantha bebía, Flavio la miraba. 

-¿Qué? - preguntó ella al sentirse observada. 

-Nada, estaba pensando. - sonrió.

-¿En qué? - sonrió más. 

-En que podría acostumbrarme a esto. - Flavio se puso rojo y Samantha sonrió. 

-¿A qué te refieres? 

-Ya lo sabes. - dijo él. 

-Pero quiero que me lo digas. - lo picó ella. Flavio suspiró sonriendo. 

-Que podría acostumbrarme a estar contigo, todos los días, todos los ratos... - se acercó a ella y empezó a darle besos en el cuello. Ella se estremeció. - Y me da un poco de miedo. 

-¿Por qué?- Flavio se separó de su cuello y volvió a suspirar, esta vez más serio. 

-Porque creo que me estoy conteniendo mis sentimientos, y si me acostumbro a esto y me dejo llevar del todo... No sé si podré evitar... - a Flavio le daba mucha vergüenza hablar abiertamente de sus sentimientos. Pero quería hacerlo. Suspiró otra vez, miró directamente a los ojos de Samantha y lo dijo: - No sé si podré evitar enamorarme de ti. - Samantha se sintió pequeña bajo esa mirada seria que le estaba lanzando Flavio y por lo que le acababa de decir. 

-¿Y por qué quieres evitarlo?

-No es que quiera evitarlo, es que me da miedo que tú no creas que te pueda pasar lo mismo. Que tú no quieras... enamorarte de mí. - a Samantha le pareció la cosa más tierna del mundo. 

-Flavio, tú dices que te estás conteniendo tus sentimientos. Yo no lo estoy haciendo, desde que te conocí me estás haciendo sentir cosas que jamás había sentido. - ahora a Samantha también le daba vegüenza hablar. - Yo con mis sentimientos voy cuesta abajo y sin frenos. - Flavio se rió. - Y no creo que pueda elegir si enamorarme de tí o no, porque creo que ya lo estoy haciendo. 

Flavio la miró a los ojos. Se acercó más a ella y sonrió. 

-¿Te estás enamorando de mí?

-Desde el primer momento que te vi en la playa. 

Y el chico la besó apasionadamente. Era todo lo que necesitaba oir, que no era el único que estaba sintiendo eso. Porque le había dicho que se estaba conteniendo sus sentimientos, pero en el fondo sabía que él ya estaba enamorado de aquella chica rubia de ojos azules. Y no había marcha atrás. 



Cayó una cometa (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora