A la mañana siguiente Samantha y Flavio se levantaron y terminaron de lavar todo lo de anoche. Cuando acabaron, Flavio salpicó a Samantha y se fue corriendo, mientras ella se quejaba de que no podía perseguirle. Después de ducharse y vestirse cogieron el coche y se fueron a desayunar a casa de Hugo y Flavio, donde habían queadado. Cuando llegaron, Flavio abrió con su llave.
-¡Hola! - gritó el chico al abrir.
-¡Hola! - dijeron varias voces al unísono.
Pasaron al comedor, y ya estaban Anajú, Hugo y Maialen, además de Gèrard y Bruno. Faltaban Rafa, Eva y Nia, que llegaron al poco rato. Cuando entraron Samantha miró a Eva, que ya tenía mejor cara que la noche anterior. Tenía que preguntarle qué pasó con Rafa. Cuando estuvieron todos, Flavio y Hugo decidieron que invitaban a todo el mundo a desayunar, y bajaron a la panadería de la esquina a por bollería y bocatas para desayunar. Comieron juntos entre risas, y pronto llegó el momento de irse hacia el aeropuerto. Flavio y Hugo les acompañarían, pero tocaba despedirse de las chicas.
-Bueno chicas, muchas gracias por enseñarnos vuestra ciudad y por haber adoptado a estos dos. - dijo Gèrard.
-Gracias a vosotros por venir, lo hemos pasado genial. - contestó Eva.
-Cuando queráis podéis venir a Murcia. - dijo Bruno.
-Yo vengo por Reyes. - dijo Samantha. Flavio asintió.
-¡Qué guay! La cabalgata de Murcia está muy chula. - dijo Rafa.
-Cuando nos invitéis, nosotras venimos. Podemos hacer lo que habéis hecho vosotros, podemos venir un fin de semana. - dijo Nia. Las chicas asintieron.
-Claro, nosotros encantados de enseñaros la ciudad. - dijo Gèrard.
Entonces se abrazaron todos juntos y Eva empezó a llorar. Rafa fue a abrazarla, Bruno también abrazó a Maialen. Gèrard fue a abrazar a Nia, y luego abrazó a Samantha. Así los tres chicos se despidieron de las cinco chicas, pero Rafa y Eva se volvieron a abrazara una vez más. Finalmente los diez salieron del piso de Hugo y Flavio. Bruno, Gèrard, Hugo y Rafa subieron al coche de Flavio mientras las chicas les observaban. Antes de subir al coche Flavio se acercó a Samantha.
-¿Dónde te recojo luego?
-En casa de Eva y Nia, me voy con ellas. - contestó la rubia.
-No, solo con Eva, yo tengo que ir a casa de mis padres. - intervino Nia.
-Ah, pues solo con Eva. - dijo Samantha. Flavio la besó y se despidió.
Cuando los cinco amigos estuvieron en el coche, Gèrard fue el primero en hablar:
-Rafa, ¿qué pasó con Eva? - el chico suspiró.
-Bueno, que aunque ambos sabíamos lo que había desde el principio, nos gustamos mucho. Y yo me freno porque no quiero hacerle daño, pero a ella cada vez le cuesta más no dejarse llevar. Y ayer cuando dijo eso en el Yo nunca y no bebí, le molestó...
-Ya, eso lo vimos todos. - dijo Hugo. Flavio le lanzó una mala mirada. - Quiero decir, que se le nota que le gustas.
-Y ella a mí también me gusta, pero ella se ha permitido sentir cosas más fuertes y yo no me he dejado llevar. Por la distancia, por nada más, porque si no seguro que yo ya estaría más colgado que ella. Es una tía de puta madre.
-¿Seguro? - dijo Bruno. Rafa lo miró extrañado. - O sea, no es algo tan voluntario eso de dejarse llevar. Si no te has dejado llevar quizás sea porque tú no sientes lo mismo.
-Tiene razón, yo con Samantha traté de contenerme y no pude, eso no se elige. Si lo sientes, lo sientes, puedes negártelo tanto como quieras pero no puedes escoger no sentirlo. - dijo Flavio.
-Ya, puede que tengáis razón... - dijo Rafa. - Hemos decidido no hablar más, coger un poco de distancia para ver las cosas más claras.
-Bien hecho. Os irá bien. - dijo Gèrard.
Los chicos no dijeron mucho más hasta llegar al aeropuerto. Flavio y Hugo les acompañaron hasta donde les dejaron.
-Bueno chicos, muchas gracias por todo, lo hemos pasado genial. - dijo Bruno.
-Sí, os esperamos en Murcia a la próxima. - dijo Rafa.
Bruno abrazó a Hugo y Gèrard a Flavio.
-Te veo muy feliz Flavio, estoy muy contento por ti. - le dijo al abrazarle.
-Gracias, lo estoy.
Después Flavio abrazó a Bruno y a Rafa, y con Gèrard se fueron. Flavio y Hugo se quedaron mirándoles hasta que les perdieron de vista.
-Jo, me he dado cuenta de que los echo de menos en verdad eh. - dijo Hugo refiriéndose a sus tres amigos.
-Ya, yo también.
-Pero bueno, yo estoy muy contento con nuestra nueva vida aquí. - puntualizó Hugo, y rodeó a su amigo con el brazo.
-Yo también. - le devolvió el abrazo y se dirigieron así hacia el coche. - ¿Vamos a tomar algo antes de ir a casa?
-Vamos.
Los dos amigos salieron del aeropuerto y fueron a un bar que frecuentaban a tomar unas cañas. Allí hablaron de su nueva vida, del finde con sus amigos y de Samantha y Anajú.
-¿Pero tú y Anajú vais en serio? - le preguntó Flavio.
-No, no, ya sabes que yo no soy de relaciones serias.
-Vamos a ver, ¿pero habéis hablado de lo vuestro ni siquiera un poco? - dijo Flavio.
-No, lo dejamos fluir. - contestó Hugo.
-Y me parece estupendo, pero no sé Hugo, ¿tú estás enamorado? - el rubio pensó un momento antes de responder.
-No lo sé.
Silencio. Flavio sabía que si presionaba más a su amigo acabaría agobiándose y no quería que saliera corriendo de esa relación como había hecho con tantas otras. Finalmente Hugo volvió a hablar:
-Creo que sí. Es que no lo sé, de verdad. Nunca he estado enamorado. No sé qué se siente.
-Si lo estás, lo sabes.
-Bueno, pues quizás todavía no lo estoy pero estoy en proceso. Yo qué sé. - Hugo dio un largo sorbo a su cerveza, y Flavio aprovechó para hacer lo mismo. - Tío, ¿qué nos ha pasado? Nunca hablábamos de estas cosas. - Flavio se rio. Era cierto, no era lo habitual. Entre ellos siempre hablaban de musica, de tonterías, se gastaban bromas. Si alguna vez hablaban de relaciones era porque Hugo le contaba algun lío que había tenido, o Flavio explicaba quién le gustaba, pero nunca habían hablado de amores a ese nivel hasta antes de conocer a cierto grupo de chicas en sus vacaciones en la playa aquel verano. Los dos se rieron pensando en lo mismo.
-Será Barcelona, que nos ha cambiado... - dijo Flavio.
-Sí, Barcelona... - suspiró Hugo.
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Cayó una cometa (COMPLETA)
FanfictionSamantha se va de vacaciones con sus amigas. Nada fuera de lo normal hasta que, por error, conoce a Flavio. ¿Será solo un amor de verano? ¿Qué tendrá ese chico que le gusta tanto?