CAPÍTULO VEINTISIETE: Reencuentros

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El resto de la semana pasó relativamente rápido, a pesar de que Samantha estuviera bastante asqueada por las muletas. Flavio la cuidó como a una reina, pasaron mucho rato juntos y se enamoraron todavía más. Y enseguida llegó el fin de semana. Y con él, el día de la llegada de Bruno, Rafa y Gèrard a Barcelona. Flavio estaba muy contento de volver a ver a sus amigos, y aquel viernes por la tarde había quedado con Hugo para ir a recogerlos al aeropuerto. Ese mismo día habían quedado en que pasarían la tarde solo ellos cinco, en casa de Flavio y Hugo para ponerse al día, y por la noche cenarían con las chicas en un restaurante del centro. 

Los dos chicos estaban en la zona de llegadas del aeropuerto, y hablaban de como de raro se les había hecho pasar tanto tiempo sin verse, pues nunca antes los cinco amigos se habían separado tantos meses. De repente, se abrió la puerta automática y les vieron salir con sus maletas. 

-¡Ahí están! - gritó Hugo, y empezó a correr hasta el punto de encuentro. Flavio le siguió. - ¡Pero bueno illo! - Hugo cogió a Rafa en brazos y empezó a dar vueltas. Flavio abrazó fuerte a Gèrard y Bruno, y después a Rafa también.

Los cinco dejaron el aeropuerto para ir hacia casa de los anfitriones. Al llegar, dejaron las maletas en la salita de la entrada y se sentaron juntos al comedor con unas cervezas. 

-Vais a tener el piso para vosotros solos todo el finde, así estaréis más anchos. - explicó Flavio. 

-¿Cómo que para nosotros solos? - preguntó Rafa. 

-Yo me voy a quedar en casa de Anajú y Flavio ya lleva toda la semana quedándose en casa de Samantha.

-Vamos, que ya estáis casadísimos los dos. - ironizó Bruno.

-No, no, no, eso Flavio, Anajú y yo vamos poco a poco. Si incluso me dejó. - se defendió Hugo. 

-Te dejó durante UN DÍA y parecías un alma en pena. - remarcó Flavio. - Pero sí, Samantha y yo estamos juntos. 

-¿Juntos, juntos? - preguntó Gèrard. Flavio asintió. 

-Juntos de que ya se han dicho "te quiero". - puntualizó Hugo, al que immediatamente la cayó una colleja por parte de Flavio. 

-Pero bueno, ¿se nos ha enamorao'? - intervino Rafa. 

-Soy feliz, ¿vale? - se quejó Flavio. - Dejadme. 

-Me alegro tío. - dijo Gèrard. 

Se pusieron al día de todo, Flavio les contó que le estaba yendo genial con Inspira y que pronto empezaría a grabar lo que sería su primer disco. Bruno, Gèrard y Rafa les contaron todo lo que había pasado por Murcia desde que ellos se fueron, y a las ocho y cuarto Flavio se levantó del sofá. 

-Bueno, yo me voy a buscar a Samantha. Nos vemos en el restaurante. 

-¿Cómo que a buscarla? ¿No puede venir sola? - preguntó Bruno.

-Es que está tullida la muchacha. - aclaró Hugo. 

-Se hizo un esguince en el tobillo y va con muletas. - se explicó Flavio. - Y yo cuido de ella. 

-Madre mía pero si sois un matrimonio de abuelitos. - se rió Gèrard. 

-Cállate anda. Hasta luego. - se despidió Flavio. 

El chico condujo hasta casa de Samantha, esperó que terminara de arreglarse y se volvieron a subir a su coche, con el que llegaron al restaurante diez minutos más tarde de las nueve y media, que era la hora que habían quedado. Los demás ya se habían encontrado, se habían saludado efusivamente (sobretodo Eva y Rafa) y habían entrado en el restaurante. Ya estaban sentados en la mesa cuando vieron a Flavio abrir la puerta y aguantarla para que Samantha entrara. El chico iba cargado con su bolso y siguió a la rubia con muletas por el restaurante. 

-Mira, ya llega el matrimonio. - dijo Rafa señalándoles. Los chicos se levantaron para saludar a Samantha con un abrazo. 

-¡Hola bonitos! ¿Cómo estáis? - les dijo ella abrazándoles uno a uno. 

-¿Cómo estás tú? Que menudo cuadro. - dijo Gèrard. 

-Ya, mira... Cosas que pasan. - dijo ella. Se quitó el abrigo y Flavio se lo cogió y lo colgó en la silla donde después se sentó Samantha, junto con su bolso. - Gracias bebé. - le dijo ella. - Hola chicas. - saludó a sus amigas.

-Hola a todos. - dijo Flavio. 

-Vaya tela titi. - dijo Mai a Samantha. - ¿Cómo estás?

-Bien, un poco amargada pero bien. 

Cenaron todos juntos, se rieron, se contaron la vida y cuando terminaron los postres Nia dijo:

-Oye, ¿por qué no los llevamos de fiesta? 

-Sí, ¡llevadnos! - dijo Gèrard. 

Ante la propuesta de Nia, Flavio miró a Samantha buscando una respuesta, pues el chico pensó que no sería muy cómodo para ella salir en su estado. Pero ella también lo miró y asintió, indicando que le apetecía salir. Todos accedieron, así que salieron del restaurante y se fueron a una discoteca de por allí cerca que a las chicas les gustaba mucho. Cuando llegaron, Nia, Gèrard, Anajú, Hugo, Samantha y Flavio se colocaron cerca de la barra, donde Samantha pudo sentarse. Rafa y Eva bailaban en el centro de la pista, muy pegados y besándose todo el rato. Maialen y Bruno desaparecieron enseguida al entrar en la discoteca. Los demás se colocaron en círculo alrededor del taburete donde se sentó Samantha, y bailaban contentos. Flavio se movió y se puso al lado de Samantha, la rodeó con el brazo y la besó en la frente. 

-¿Estás bien? - le preguntó el chico gritándole al oído por el ruido de la discoteca. 

-Sí, no te preocupes. - sonrió. Flavio la besó en los labios. 

-Voy al baño. - Samantha asintió. 

Cuando Flavio se fue de su lado, Gèrard lo miró irse y se acercó a Samantha. Ella le sonrió. Gèrard también se acercó a su oído para que Samantha le escuchara.

-¿Qué tal? - empezó el chico. 

-Pues bien, ¿y tú?

-También. Flavio está muy feliz contigo, ¿lo sabes no? - Samantha asintió. 

-Y yo con él. 

-Me alegro. Mucho, en serio. - Samantha sonrió. - Solo quería pedirte que no le hagas daño, ¿vale? Ha sufrido mucho, y soy su mejor amigo, así que te lo tengo que decir. Cuida de él. 

-Gèrard, nunca haría nada que pudiera hacer daño a Flavio. Estoy enamorada de él.

-Y él de ti. Mucho, creo que nunca le había visto tan enamorado. - Samantha se sonrojó. - Me alegro que os queráis así de bien. - Gèrard la abrazó, y Flavio volvió del baño. 

Estuvieron un rato más en la discoteca, pero al poco rato Samantha se encontró muy cansada. Miró a Flavio y le dijo:

-Fla, ya sé que hace mucho que no ves a tus amigos y que te lo estás pasando bien, pero estoy muy cansada... ¿nos podemos ir? - pidió ella. Le sabía realmente mal pedirle de irse, pero no aguantaba más. 

-Claro que sí, ni siquiera pensaba venir yo. Vamos. - la ayudó a levantarse. Se dirigió a Hugo, que estaba a su lado, y le dijo: - Nosotros nos vamos, que Samantha está cansada. Nos vemos mañana. 

Se despidieron de todos y se fueron hacia el coche. Mientras Flavio conducía hacia su casa, Samantha le dijo:

-Me sabe mal que hayas tenido que irte por mí. - él le puso una mano en el muslo, y ella se la cogió. 

-No digas tonterías. Mañana les volveré a ver, y yo también estaba cansado ya. - el chico suspiró y sonrió sorprendido de sus propios pensamientos. - Antes seguramente habría querido quedarme con mis amigos, pero ahora me parece mucho mejor plan irme a dormir contigo. - Samantha sonrió.

-Y a mí. 









Cayó una cometa (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora