CAPÍTULO TREINTA Y UNO: Evantha

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Cuando se despidieron de los chicos Samantha y Eva se fueron hacia el coche de Eva, que lo tenía aparcado en la misma calle, para ir al piso de Eva y Nia. Eva le había pedido que fuera con ella mientras Flavio acompañaba a los chicos al aeropuerto, para hablar. Durante el viaje prácticamente no se dijeron nada. Samantha sabía que su amiga se estaba esperando a hablar a llegar a su casa, porque no le gustaba pensar en otras cosas mientras conducía. 

Al llegar, Eva preparó fue a la cocina a preparar café y Samantha la esperó en el salón. Volvió con dos tazas y le ofreció una a su mejor amiga. 

-Venga, suéltalo ya, ¿qué ha pasado? - preguntó Samantha. Eva sonrió un momento, pero al instante se puso a llorar. Samantha dejó el café en la mesilla y se acercó a ella para abrazarla. La dejó llorar en su hombro, y cuando estuvo lista se separó de ella y se secó las lágrimas.

-Jo, no quería llorar porque no estoy tan triste pero me está bajando la regla y, claro... 

-Claro. - dijo Samantha. - Puedes llorar todo lo que quieras, ya lo sabes. - Eva asintió. 

-Bueno, a ver. - empezó. - Es que... Me he hecho ilusiones. Ya sabes cómo soy. Después de las vacaciones tenía muy claro que no podía haber nada más que una amistad entre nosotros, porque sería imposible con la distancia y eso. Pero este fin de semana... - Eva empezó a sollozar otra vez, pero se contuvo. - Con todo lo que me pasó, Rafa fue súper atento y me cuidó muchísimo. Y me sentí muy bien. Y cuando jugamos al Yo nunca en tu casa, quise ver si él también se había sentido así durante el finde... Y no. 

-Pero Eva, no puedes haberte rayado porque no bebió... Tú pregunta fue si tendría una relación con alguien de allí, y yo entiendo que él respondió basándose en la situación que tenéis, tú aquí y él en Murcia... - Samantha le acarició el pelo. 

-Ya, ya lo sé, reaccioné mal. - admitió Eva. - Y bueno, luego vino a mi casa y hablamos las cosas bien. 

-¿Y? - preguntó Samantha. 

-Y nada. Yo admití que estaba empezando a sentir cosas, y él me dijo que él no, porque sabiendo lo de la distancia se había puesto el freno de mano. - metaforizó la chica. Samantha le volvió a acariciar el pelo. - Y bueno, le pedí que dejáramos de hablar para enfriar las cosas y así poder asumir que no va a pasar nada más con él. 

-Bien hecho. Lo siento por ti, pero te irá mejor. 

-Sí, lo sé. Pero me da rabia, porque si él estuviera aquí quizás podría dejarse llevar y sentir lo mismo que yo. 

-Ya, pero no lo está. - Eva suspiró. - Así que ahora vas a pasarlo mal, no te voy a mentir, pero vas a pasarlo mal para estar mejor luego. Es difícil, pero si él no siente lo mismo por ti solo te vas a dar de hostias. 

-Ya. Si lo sé, eh, pero ahora duele un poco. Y necesitaba desahogarme y soltarlo todo. 

-Pues claro. Tienes que llorar todo lo que necesites. - Samantha la abrazó. 

-Gracias, necesitaba tus consejos realistas de los que duelen. 

-De nada mujer, para eso estamos. - Eva se rió. Samantha pensó que era buen momento para cambiar de tema y distraer a su amiga. - ¿Quieres que te cuente algo? 

-Cuéntame. 

-Voy a ser tía. - Eva abrió los ojos.

-¡Qué va! - Samantha asintió, y Eva la abrazó. - ¿Débora está embarazada?

-Sí, de dos meses. Estoy súper contenta. 

-Qué guay, me alegro muchísimo. 

-Yo también. 

Samantha le contó todos los detalles del embarazo de su hermana, y luego se acurrucaron las dos en el sofá, tapadas con una manta y con sus tazas de café, a ver capítulos de Friends hasta que sonó el timbre. 

-Será Flavio. - dijo Eva cuando se levantó para ir a abrir. Respondió al telefonillo y al rato apareció el murciano por la puerta. 

-Hola, vengo a por mi lisiada. - dijo saludando a Eva. 

-La tienes en el salón. 

Flavio pasó al salón y se encontró a Samantha tumbada en el sofá, cubierta con una manta y la coleta despeinada. Al verle la chica le sonrió, y a él se le dibujó otra sonrisa en la cara automáticamente. 

-Hola bebé. - le dijo ella, destapándose. 

-Hola. - dijo acercándoe al sofá. La ayudo a levantarse y le dio un beso. La ayudó a ponerse el abrigo y le acercó las muletas. 

-Gracias. - le dijo ella. Se acercó a Eva y la abrazó. - ¿Vas a estar bien?

-Sí, gracias por todo.

-No me las des. Nos vemos pronto, ¿vale?

-Sí, a ver si te mejoras. - dijo Eva para despedirse. - Adiós Fla. 

-Adiós. - respondió él. 

Flavio y Samantha subieron al ascensor y cuando se cerraron las puertas él la abrazó. Ella se dejó abrazar, pues con las muletas no podía hacer demasiado. Salieron del edificio de Eva y Nia, subieron al coche y se fueron para casa de Samantha. Llegaron allí sobre las dos y media del mediodía.

-Tengo hambre Fla. - dijo Samantha.

-Yo también. ¿Preparo algo de pasta?

-Sí, ya sabes dónde está. 

El chico la besó y se fue a la cocina, mientras ella se acomodaba en el salón. Comieron macarrones al pesto y un poco de ensalada, y después de comer se tumbaron en el sofá abrazados. 

-¿Qué tal ha ido la despedida con los chicos? - preguntó Samantha. 

-Bien, hemos hablado de lo de Eva y Rafa... 

-Ya, yo también he hablado con Eva. Está un poco chof. 

-Ya... Es que Rafa no siente lo mismo... - dijo Flavio. - Dice que no se está dejando llevar porque no quiere, pero yo sé que cuando sientes cosas por alguien no puedes elegir si dejarte llevar o no. 

-He pensado lo mismo cuando Eva me ha contado no sé qué de que se ha puesto el freno de mano. - dijo Samantha. - Me alegro de que nosotros no tuviéramos estos problemas. 

-Y yo. 

-Aunque la entiendo, porque si tú no te hubieras venido a vivir a Barcelona tras las vacaciones a mí seguramente también me habría costado hacerme a la idea de no tener nada más contigo. - señaló Samantha.

-¿Sí? - Flavio discrepaba, se explicó: - Si Hugo y yo no hubiéramos venido a vivir aquí, quizás habríamos seguido hablando por un tiempo, pero yo no tendría nada más que tú aquí. - Samantha no lo terminaba de entender. - Me refiero a que Rafa nos tiene a Hugo y a mi, sus amigos de toda la vida, que nos hemos mudado aquí. Y yo estoy contigo y Hugo está de lo que sea que esté con Anajú. Así que entiendo que Eva se haya cogido a algún tipo de esperanza de -que Rafa viniera a vivir con nosotros, o que nos venga a ver más a menudo, no sé.

-¿Quieres decir que a Eva se le hace más difícil la idea de no estar con Rafa porque tú y yo estamos juntos y Anajú y Hugo también? - Flavio asintió. - Ya, puede ser. Ella y Rafa se conocieron en las mismas circunstancias que nosotros pero ellos no pueden estar juntos. 

-Exacto. 

-¿Nos ponemos una peli? - Samantha decidió terminar la conversación. 



Cayó una cometa (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora