CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO: Eres tonto

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UNOS MESES DESPUÉS

Flavio se despertó a las siete de la mañana porque ya no podía dormir más de los nervios que tenía. Samantha ya se había levantado, había llegado de Los Ángeles hacía dos días y todavía tenía jet-lag, por lo que su rutina de sueño estaba un poco alterada. El chico salió de la habitación a buscarla. No la encontró en la cocina, así que fue hacia la galería, donde el sol de agosto que entraba por los enormes ventanales le deslumbró al entrar en la estancia. Enseguida salió al jardín, donde encontró a Samantha sentada en la mesa que había sacado de la sombra de un árbol para que le diera el sol. Era agosto, pero a las siete de la mañana todavía hacía un poco de frío. 

La chica llevaba una sudadera suya encima del pijama corto y estaba leyendo un poemario de Elvira Sastre. Tenía un café en la otra mano, que seguro que ya haría un rato que sujetaba sin darle ningún sorbo. Flavio lo sabía por la expresión de concentración absoluta que tenía mientras leía, y esa expresión indicaba que no podía hacer dos cosas a la vez, por lo que el café estaba condenado a ser tomado frío. Verla de esa manera le trajo la calma que necesitaba desde que había salido de la cama. Siempre había pensado que era curioso como una persona tan nerviosa como Samantha le trajera a él toda la paz del mundo. 

Intentó acercarse a ella sin interrumpirle la lectura, pero le vio y una sonrisa automática se instaló en la cara de la chica, que cerró el libro y lo dejó en la mesa. Flavio se acercó a ella y le dio un beso suave.

-Buenos días. 

-Buenos días bebé, ¿ya te has despertado? - preguntó ella.

-Sí, no podía dormir de los nervios. 

Aquella noche a las doce salía el primer disco de Flavio. Después de lanzar su colaboración con Pablo López, que fue un éxito total, ganó muchos seguidores y algunas personas le paraban por la calle cuando se lo encontraban. Unos meses después sacó su primer single en solitario y, por sorpresa de algunos que no daban ni un duro por él, fue un auténtico bombazo. Flavio se lo había trabjado mucho, y quería sacar un single que fuera perfecto, que mostrase bien su esencia y que lo diera a conocer en solitario antes de sacar el disco, y lo había conseguido. Ahora ya había miles de personas esperando a que fueran las doce de la noche para escuchar su disco. Samantha era de las únicas privilegiadas que ya lo había hecho. 

-Vas a petarlo, lo sé. - él le sonrió. - Ahora me dejarás para estar con alguien más famoso. - bromeó la chica. 

-¿Me estás comparando con Carlos Right? - dijo él haciéndose el ofendido. Samantha sonrió. 

-Nunca. - dijo antes de besarle. 

Estaban en la casa de la playa de los padres de Samantha, y estaban allí por una razón. Ese día también hacía un año que se conocieron en aquella playa, y a Flavio le pareció buena idea ir a pasar unos días allí, aunque saliera el CD aquella misma noche. El día siguiente ya volvían, pues Flavio tenía unas cuantas entrevistas por el lanzamiento del disco, pero querían pasar aquel día allí. 

-¿Has comido algo? - le preguntó él. Ella negó con la cabeza. 

-Sólo el café. - dijo dándole por fin un sorbo. 

-Voy a hacer el desayuno entonces.

Le dio otro beso y se fue a la cocina. Encendió la cafetera para hacerse un café para él y buscó un par de cuencos para poner cereales y leche. Abrió un armario y vio las cubiteras que aquella primera noche casi se le caen a Samantha y habían sido las causantes de su primer acercamiento. Sonrió al recordarlo. Quién le habría dicho entonces que volvería aquí un año después enamorado hasta las trancas de aquella chica. 

A los pocos minutos volvió al jardín. Samantha lo vio acercándose haciendo equilibrios con todos los recipientes que llevaba, y sonrió. El chico llegó a la mesa, lo dejó todo encima y acercó una silla a la de Samantha. 

-Desayuno para la señorita. - dijo él depositando un dulce beso en su cabeza antes de sentarse. 

-Flavio, ¿quieres vivir conmigo? - le preguntó de la nada. El chico la miró sonriendo. 

-¿Eso es por el desayuno? - ella negó con la cabeza. 

-Eso es porque yo sí quiero vivir contigo. - dijo. El chico parecía no creerse lo que le decía. - Te lo digo en serio, Flavio. - finalmente él giró su cuerpo hacia ella y se apoyó en sus rodillas para quedar más cerca de la chica. 

-¿Quieres que me venga a vivir a tu casa? - Samantha asintió. - Vale. - dijo encogiéndose de hombros antes de volverse a girar hacia su desayuno, que seguía intacto en la mesa. 

-¿Vale? - preguntó ella sin entender el por qué de su respuesta. 

-Sí, vale, vivamos juntos. - dijo con la boca llena de cereales y volviéndose a encoger de hombros. A Samantha le molestó la indiferencia que mostraba, y no vio que a Flavio se le escapaba una sonrisa. Cogió el libro que estaba leyendo y lo utilizó para pegar a su novio. 

-Si lo tienes que hacer para hacerme un favor ya no quiero vivir contigo. - dijo levantándose de la mesa. Empezó a cruzar el jardín enfadada. Flavio soltó una risa y corrió a atraparla. La alcanzó y la abrazó con fuerza para que no pudiera moverse, pero apartó su cabeza hacia atrás para poder mirar a Samantha a la cara. Ella opuso resistencia, pero enseguida entendió que el chico estaba de broma. 

-Pues claro que quiero que vivamos juntos, Samanthi. Lo quiero todo contigo, todo. - dijo él. - Por favor, vamos a vivir juntos. - esta vez lo pidió él. Samantha finalmente pasó los brazos por la cintura del chico. 

-Eres un tonto. - fue lo único que contestó. 

-Tú tampoco es que me lo hayas pedido muy eufóricamente. - dijo. 

-Eres tonto. - repitió antes de aceptar el beso del chico. 

-Entonces, ¿le decimos a Hugo que se vaya del piso o cómo lo hacemos? - dijo Flavio aún muy cerca de sus labios. Al ver la cara que ponía Samantha soltó una sonora carcajada. 

-Estás gracioso hoy, eh. - dijo ella intentando soltarse de su agarre. 

-Perdón, perdón. - contestó volviéndola a atraer hacia él. - ¿Me harás un huequito en tu casa?

-Pues si sigues haciendo coñas tal vez no. - dijo ella provocando otra carcajada del chico. 

-Samantha, por favor, ¿me dejarías venir a vivir contigo en tu casa para pasar todo el tiempo posible a tu lado? Me harías aún más feliz de lo que ya me haces. - dijo él conservando el tono de broma, pero Samantha supo que lo decía de verdad. 

-Eso ya me gusta más. - dijo ella besándole. 

Entonces él bajó un brazo hasta la alzada de sus rodillas, la levantó del suelo como si fuera una princesa y se dirigió al interior de la casa. 

-¿Qué haces? - preguntó Samantha entre risas. 

-Vamos a celebrar que nos vamos a vivir juntos, ¿no? - dijo Flavio antes de llegar a su cuarto para dejarse llevar por la pasión. 

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¡Hola a todxs!

Como veis ha habido un salto temporal. Eso es porque ya está acabando la historia, y ahora los capítulos van a mostrar diferentes etapas de su vida como pareja, así que va a haber más saltos. 

En fin, espero que os haya gustado y que pasarais una buena nochevieja. 

Gracias por leerme. 

¡Feliz año!


Cayó una cometa (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora