A la mañana siguiente Samantha y Flavio se levantaron juntos en casa de Samantha. Samantha se metió en la ducha y Flavio se vistió rápido con la ropa del día anterior y se fue a la cocina a preparar el desayuno para ambos. Preparó café y tostadas con aguacate. Dejó los vasos en la encimera y puso los platos en la mesa. Cuando Samantha llegó él estaba yendo a coger su vaso. Le señaló el otro:
-Este es para ti. - y le dio un beso en la mejilla.
-Gracias bebé. - dijo ella. Se sentaron uno al lado del otro. - ¿Tienes que ir a Inspira hoy?
-Sí, pero más tarde. Pasaré por casa a cambiarme de ropa.
-Vale, si quieres te dejo allí ahora.
-Genial.
Siguieron comiendo en silencio. De repente Samantha habló:
-Oye Flavio, ¿crees que deberíamos hablar sobre nuestra relación?
-No sé, ¿tú quieres hablarlo?
-Creía que no, pero después de ayer no me parece tan mala idea.
-Vale, ¿nos vemos esta noche y lo hablamos?
-Vale. Por la tarde he quedado con Anajú y Maialen, Eva y Nia no podían hoy pero Anajú dice que es urgente.
-Os querrá contar todo lo de Hugo...
-Sí, mejor, porque quiero saber qué ha pasado. Y como tú no me puedes dar más detalles porque no le preguntaste nada a Hugo... - Samantha se levantó y le dio besos en el cuello desde detrás de la silla. Flavio se rió y subió las espaldas porque le hacía cosquillas.
Recogieron todo lo del desayuno y se fueron. Samantha dejó a Flavio en su casa y se fue hacia las oficinas. Entró a su despacho, como de costumbre, y se puso a hacer llamadas y a contestar correos, la mayoría a medios de comunicación por la promoción de Aitana. De repente llamaron a su puerta.
-Adelante. - dijo.
Se abrió la puerta y alguien caminó directo hasta su mesa. Samantha no miró quién era hasta que lo tuvo delante.
-¿Carlos? ¿Qué haces aquí? - la chica lo dijo enfadada.
-He venido a verte. Ayer fue muy raro y quería hablar contigo.
-No fue raro y no hay nada que hablar.
-Bueno, yo sí tengo algo que decirte.
-Pues no quiero escucharlo, vete por favor.
-¿Puedes dejar de estar a la defensiva por un momento? - se quejó el chico. Samantha suspiró.
-¿Qué quieres?
-Que me escuches un momento.
-Lo estoy haciendo, pero tengo mucho trabajo, o me dices lo que me tienes que decir o te vas. - ahora fue Carlos quién suspiró.
-Lo siento.
-¿Qué?
-Que lo siento. - Samantha no contestó. No sabía por dónde iba. - Te traté mal al terminar nuestra relación, hice como que no me importaba lo que habíamos tenido, y la realidad es que no estaría dónde estoy a nivel profesional si no fuera por ti. No debí haber actuado como actué. Y lo siento.
Samantha se quedó callada y pensó un momento. ¿A qué venía todo esto ahora? ¿Qué pretendía con aquella disculpa que llegaba seis meses tarde?
-Vale, gracias. Pero ¿a qué viene esto ahora?
-No sé, ayer te vi con ese chico y te vi feliz y... pensé que no te mereces lo que te hice. Así que nada, solo quería disculparme por como actué.
-Bueno, pues gracias. Acepto tus disculpas.
-Gracias. - pausa. - ¿Es tu novio? - le preguntó sin tapujos. Samantha sabía que tarde o temprano le preguntaría eso.
-Creo que eso no te incumbe Carlos.
-Vale, lo entiendo. - el chico se separó de la mesa. - Adiós Samantha.
Y se fue. Samantha se quedó pensando en eso todo el día. Le había pedido perdón.
Y cuando se disculpó, Samantha había visto en él un poco del Carlos que la enamoró hacía tiempo y que había creído que no existía cuando le había hecho tanto daño.
Y pensó que a lo mejor se había equivocado y sí que seguía existiendo aquel chico.
Y entonces se preguntó: ¿quería que existiera ese Carlos? ¿El Carlos del que se enamoró perdidamente y le hizo vivir cosas inolvidables?
Y lo que se respondió la sorprendió: no quería que existiera, o le daba igual si existía o no. Porque quien sí que existía era Flavio, que era cien veces mejor que cualquier versión de Carlos.
Por la tarde, Samantha fue a casa de Anajú tal y como habían quedado. Maialen ya había llegado.
-Hola chicas. - las abrazó.
-Hola bichito. - dijo Maialen.
-Hola. - saludó Anajú.
Pasaron al salón y se sentaron al sofá. Había un ambiente extraño, todas sabían que estaban allí por algún motivo, pero mientras Anajú no hablara sería raro.
-¿Qué ocurre Jujiti? - preguntó Mai.
-A ver... he dejado a Hugo. - Anajú las miró.
-Me lo ha contado Flavio... ¿qué ha pasado? - preguntó Samantha con cautela.
-Pues que he conocido a alguien. Es nuevo en el trabajo, se llama Alfred. Y le gusto.
-¿Y él a ti? - preguntó Maialen. Por el tono de Anajú parecía que la cosa no acababa ahí.
-No lo sé. Creía que sí, tenemos muchas cosas en común. Y todos en el trabajo me dicen que me lance, que hacemos muy buena pareja. Y pensé que tenían razón, así que dejé a Hugo para intentarlo con él.
-¿Pero? - inquirió Samantha.
-Pero ahora creo que la he cagado. - Anajú estaba muy nerviosa. - Siempre he pensado que lo mío con Hugo no tenía futuro, porque creo que somos muy diferentes, y creía que era algo que se acabaría con las vacaciones. Y cuando me enteré que viviría en Barcelona me empecé a agobiar un poco, y en medio de ese agobio conocí a Alfred. Pero la verdad es que me lo paso genial con Hugo, me gusta mucho y me hace sentir muy bien. Y con Alfred no me pasa esto... con él tengo la sensación que está hecho tan a medida para mí que no encajamos.
-Pues entonces yo creo que está claro Juji. - dijo Mai. - Es Hugo.
-Ya, pero ya le he dejado. Me he precipitado. Y esta noche tengo una cita con Alfred y no sé como decirle que no. Y necesito que me digáis qué pensáis de lo mío con Hugo, y si creéis que vale la pena pedirle una segunda oportunidad. Porque yo no sé como salir de este lío sola... - Anajú empezó a llorar. Realmente estaba agobiada. Samantha y Mai la abrazaron.
-Eh, no llores... - dijo Samantha.
-A ver, mírame. - le ordenó Mai. - Te propongo un plan de evacuación para tu lío mental: ahora mimo le mandas un mensaje a ese Alfred y le dices que lo sientes mucho pero que no vas a ir esta noche, que no te interesa. Nuestra amiga Samantha le va a preguntar a Fla si Hugo está en casa, y si es así, te llevamos hasta allí y habláis las cosas. - Samantha asintió y sacó el móvil.
-Vale, me parece bien. Dios mío, me sabe fatal por Alfred... de verdad que es muy majo, pero...
-No es Hugo. - terminó Samantha. Anajú asintió. - Flavio dice que Hugo está en casa. Venga, manda ese mensaje a Alfred y nos vamos para allá. Ya le he dicho a Flavio que salga de casa y me lo llevo para que no os moleste.
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Cayó una cometa (COMPLETA)
FanfictionSamantha se va de vacaciones con sus amigas. Nada fuera de lo normal hasta que, por error, conoce a Flavio. ¿Será solo un amor de verano? ¿Qué tendrá ese chico que le gusta tanto?