CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO: Navidad

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La cena con la familia de Samantha se alargó hasta pasada la una de la madrugada. Antes de irse, sus tíos les dieron regalos a Débora y a Samantha. Para Débora un body y un osito de peluche para su bebé, y para Samantha unos guantes y un bolso. Cuando sus tíos se fueron, la familia recogió la mesa, se dieron las buenas noches y se fueron a la cama. Le contaron a Flavio que ellos se dejan los regalos bajo el árbol y los encuentran a la mañana siguiente. Cuando llegaron a su habitación, Samantha puso los brazos alrededor del cuello de Flavio. Él la cogió por la cintura. 

-¿Lo estás pasando bien? - le preguntó ella. 

-Mucho. - respondió él. - Me siento muy cómodo. - Samantha sonrió. 

-Me alegro. - le besó suavemente en los labios. Flavio miró la hora sin dejar de abrazar a Samantha. 

-Feliz Navidad. - le dijo. Ya era 25 de diciembre. Samantha volvió a sonreir. 

-Feliz Navidad Fla. - se volvieron a besar. 

-Ya sé que vosotros esperáis, pero yo te quiero dar ya mi regalo. - dijo Flavio.

-¡Qué bien! - Samantha aplaudió. - Para el mío te vas a tener que esperar hasta mañana.

-¿También me has comprado algo? 

-Más o menos. - dijo ella. Él la miró levantando una ceja. - ¡Ya lo verás!

Flavio sonrió, la besó en la mejilla y se acercó a su maleta. Se agachó y sacó una cajita alargada y estrecha, envuelta en un papel dorado. 

-Feliz Navidad. - le dijo, entregándosela. 

Samantha lo cogió sonriendo, abrió la caja y vio una pulsera de oro, con tres pequeños abalorios: una S, la silueta de una ola del mar y una cometa de viento. Samantha abrió la boca al verlo. Claramente era una pulsera hecha a medida para ella. 

-Dios mío Fla, es preciosa... ¿Es lo que creo que es? - dijo refiriéndose a los abalorios. Flavio asintió. Le cogió la pulsera y se la puso en la muñeca. 

-Una S de Samantha, una ola porque nuestra historia empezó en la playa, y una cometa, que es el motivo por el que te conozco. - dijo señalando cada uno de los abalorios. - Y conocerte es la suerte más grande de mi vida. - añadió. Samantha notó como los ojos se le llenaban de lágrimas. 

-Gracias. Me encanta. - lo abrazó. - Te quiero mucho Flavio.

-Y yo a ti. 

Se besaron, y enseguida Flavio tumbó a Samantha en la cama y se colocó encima suya. Sonrieron ampliamente. Eran felices.

-Te quiero. - volvió a repetir Samantha. 

-Yo más. - contestó Flavio.

Y aquella noche de Navidad se fundieron, como tantas otras noches, en el amor y la pasión que sentían el uno por el otro, entrelazando sus cuerpos como hacía ya tiempo que tenían atados los corazones. 

A la mañana siguiente Samantha se levantó temprano. Por la noche, cuando Flavio se había quedado dormido después de hacerlo un par de veces, la chica se había levantado sin hacer ruido para colocar sus regalos para toda la familia bajo el árbol. Ya se había encontrado con los regalos de sus padres y su hermana colocados, pero no los tocó porque Samantha respetaba la tradición que tenían en su familia de abrir los regalos la mañana de Navidad. Dejó a Flavio dormido en la cama y salió de su habitación. Se encontró a su padre estaba en la cocina haciendo tortitas. 

-Buenos días. - le dijo dándole un beso en la mejilla. 

-Buenos días. - contestó él. - ¿Has visto cuantos regalos? - dijo señalando los paquetes colocados bajo el árbol. 

-Sí, Papá Noel se ha portado bien este año. Voy a despertar a la gente. - dijo Samantha. 

Fue al comedor y puso un disco de villancicos en el reproductor, que encendió a todo volumen. A los pocos segundos, Débora entró al comedor con mala cara, seguida de Álex que se estaba riendo. Justo después salió Flavio con cara de no entender nada.

-¡Buenos días familia! - exclamó Samantha abrazándose a Flavio. Justo en ese momento su madre entró por la puerta, venía de comprar pan. 

-¿Pero qué es tanto jaleo? - preguntó María José. Juan bajó el volumen del aparato que había encendido su hija. 

-Es que tantos regalos aquí, y yo sin abrirlos... - dijo Samantha señalando los paquetes bajo el árbol. - ¡No puedo esperar tanto nunca! 

Los demás se rieron y se sentaron alrededor del árbol. Empezaron a abrir cada uno los regalos que llevaban su nombre. Débora y Álex recibieron el paquete más grande, donde había un carrito para su bebé. Samantha les regaló a ellos una escapada en un spa para antes de que naciera la niña y una camiseta para su sobrina donde ponía "Mi tía mola mucho". Flavio se sorprendió al ver que había dos paquetes con su nombre también. Los abrió. En el primero se encontró un gorro y una bufanda, y miró a María José que lo observaba para ver si le gustaba. Le susurró un "Gracias" que la mujer contestó con una amplia sonrisa. 

El otro paquete supuso de quién era. Era un regalo grande, y su nombre estaba escrito en el envoltorio con una letra que ya conocía bastante bien. Lo desenvolvió. Bajo el papel encontró una caja. Encima ponía: "LA CAJA DE LOS 5 SENTIDOS". Lo abrió y encontró cinco departamentos, uno para cada sentido, con un regalo en cada uno de ellos. Había una nota explicativa del regalo entero y una para cada sentido. Bajo la tapa, Samantha le explicaba el por qué de aquel regalo: "Una caja de los cinco sentidos, porque cada vez que te veo, te escucho, te toco, te huelo y te saboreo cinco sentidos no son suficientes para explicar todo lo que me haces sentir. Feliz Navidad Fla". Flavio miró a Samantha. Ella lo observaba sonriendo, mientras los demás estaban absortos en sus propios regalos. Flavio lo agradeció, aquello le parecía muy íntimo. 

Siguió explorando el regalo. Desvió su mirada hacia el primer sentido, el sabor. En el departamento había una caja con séis huevos. La nota: "No se lo digas a mi madre, pero tú haces la mejor tortilla de patatas del mundo. Házmela siempre." Siguiente sentido, el olfato. Había un frasco del perfume que hacía años que usaba. La explicación que le dio: "Me he dado cuenta de que se te está acabando, y me encanta como hueles, así que quiero seguir oliéndote." Después la vista. Había una foto de ellos dos en un marco. "La verdad es que me encanta como nos vemos juntos". El tacto. Un frasco de cristal con arena dentro. La nota decía: "Es arena de la playa donde nos conocimos. Siempre que mis pies toquen esa playa, me acordaré de ti". Y por último, el oído. Era un CD donde Samantha había escrito con un rotulador permanente "NOSOTROS". La explicación era la siguiente: "En este CD encontrarás las siguientes canciones: Nuvole Bianche, Que tinguem sort y las dos de tu maqueta, Yo con yo mismo y Por eso. Queda mucho espacio en el CD. Espero que podamos seguir llenándolo con nuestras canciones. Te quiero."

Flavio se levantó y fue hacia ella. La besó sin importarle que estuviera su familia en la misma habitación.

-Te quiero. - le dijo. Y nunca lo había dicho con tanta verdad. 

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Hola! Perdón por haber tardado tanto en subir este capítulo, tengo mucho trabajo estos días y no conseguía escribir algo que me convenciera. 

Me encantan los comentarios que me dejáis, muchas gracias!

También he visto que alguien ha hablado de mi novela en Twitter, gracias por hacerme promoción jejej

Si lo hacéis podéis mencionarme @samanthayflavi0

¡Gracias de nuevo por leerme!


Cayó una cometa (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora