Cayó una cometa (COMPLETA)

CAPÍTULO VEINTICINCO: ¿Hablamos?

Flavio, Samantha y Maialen dejaron a Anajú en casa de Hugo y Flavio. Los tres se fueron en el coche de Samantha, dejaron a Maialen  en su casa y por el camino las chicas pusieron a Flavio al día de las intenciones de Anajú. Cuando Flavio y Samantha se quedaron solos, Flavio le dijo:

-Bueno, ¿vamos a hablar de nuestra relación entonces? - Samantha sonrió. 

-Es verdad, ahora cuando lleguemos a mi casa. Por cierto, hoy ha pasado algo en el trabajo. 

-¿Ah sí?

-Sí. Carlos se ha presentado a mi despacho y me ha pedido perdón. - Flavio se puso serio. 

-¿Por lo de ayer?

-No, por como se portó conmigo cuando rompimos. Me ha dicho que no me lo merecía. 

-Ah. - Flavio no sabía como responder, porque Samantha nunca le había contado qué pasó entre ellos. Pareció que la chica le había leído el pensamiento. 

-Me dejo por una modelo porque creyó que le daría buena prensa estar con ella en vez de conmigo. Y luego actuó como si lo que tuvimos no hubiera significado nada para él, y cuando le pedí explicaciones me humilló. Me hizo mucho daño. - Flavio miró a la chica, que estaba conduciendo, y pensó que cómo podía alguien atreverse a hacerle eso a Samantha. Le dio mucha rabia.

-Pues está bien de su parte que te haya pedido perdón, pero eso no lo arregla, ¿no? - Flavio no se lo diría a Samantha, pero le daba un poco de miedo que la chica pudiera volver con él. 

-Para nada, le he dado las gracias y he aceptado sus disculpas, pero eso no cambia lo que me hizo. - Flavio le tocó la nuca. - Me ha preguntado si eras mi novio. - Samantha sonrió. 

-¿Y que le has dicho? - Flavio también sonrió. 

-Que eso no le incumbía.

Restaron en silencio hasta que llegaron a casa de Samantha. Se sentaron en el sofá, sabiendo a lo que iban, y cuando se miraron se rieron por la vergüenza que les daba hablar de eso. 

-Bueno... - empezó Flavio. Samantha se rio.

-Bueno. - respondió. - A ver. Vamos a tener una conversación madura y a decirnos lo qué sentimos, ¿sí? - Flavio asintió. - Déjame hablar y no digas nada hasta que termine, ¿vale?

-Vale. 

-Hoy, cuando Carlos ha venido a disculparse, ha habido un momento en el que he visto en él algo de lo que me enamoró hace tiempo. - a Flavio no le gustó nada como había empezado Samantha, pero tal y como le había pedido no dijo nada y esperó a que terminara. - Y entonces me he preguntado a mi misma si quiero que exista ese Carlos, el que me enamoró. Y cuando me he respondido, me he sorprendido bastante, porque antes de conocerte seguro que no hubiera respondido lo que me he respondido hoy. Pero ahora te conozco, y mi respuesta ha sido que me da absolutamente igual si existe el Carlos del que me enamoré, porque ahora existes tú, que eres mil veces mejor que cualquier versión de Carlos. - Flavio sonrió, eso que le acababa de decir le hizo extremadamente feliz. - Y bueno, ya está, por ahora quería decirte eso. - el chico no dejó de sonreir. Ahora le tocaba a él. 

-Samantha, el otró día tanteé un poco el terreno contigo. Te dije que me estaba conteniendo mis sentimientos porque tenía miedo de que tú no quisieras enamorarte de mí. Pero tú me dijiste que ya te estabas enamorando. - la chica asintió. - Bien, yo te mentí. He tratado de contener mis sentimientos, sí, pero ha sido inútil. Yo ya estoy enamorado de ti. Hasta las trancas. - Flavio se sonrojó, Samantha sonrió y él también. - Te quiero, Samantha. - Samantha puso un dedo en la barbilla de Flavio y lo atrajo hacia ella para besarlo. Fue un beso suave, tierno y lleno de amor. 

-Yo también te quiero. - le dijo. Se volvieron a besar. - Entonces, ¿dónde nos deja eso? - Flavio se rio. 

-Pues no sé, donde queramos supongo... 

-¿Y tú que quieres?

-A ver, a mí me parecen increíbles las relaciones abiertas, y las entiendo y me parecen muy sanas, pero no creo que esté hecho para ellas... Aunque me gustaría que no fuera así, creo que me dolería un poco saber que estás con otros. Y creo que una relación cerrada también puede ser sana. 

-Una relación será sana siempre que las personas que la formen estén cómodas en ella, creo yo. No pienso que haya un tipo de relación que esté bien y otro que esté mal. -dijo ella con toda la razón del mundo.

-¿Y crees que estarías cómoda en una relación cerrada conmigo? - el chico sonrió avergonzado, y Samantha soltó una carcajada. 

-Creo que ya tenemos una relación cerrada Flavio. Desde que te conozco no he estado con nadie más, y nunca en la vida he estado más cómoda. Si lo que me estás pidendo es si quiero ser tu novia, la respuesta es sí. - la chica le cogió la cara con una mano y le estrujó los mofletes. 

-Pues que bien, porque yo me muero por ser tu novio. - dijo él, y la besó de nuevo. Y más cosas. 

Después de regalarse mucho placer en el sofá, se vistieron. 

-¿Quieres que tu novio te haga la cena? - dijo Flavio recordando con orgullo que ahora era su pareja. 

-Me encantaría. Yo voy a poner una lavadora. - se besaron una última vez. 

Flavio se puso a cocinar tranquilamente mientras pensaba en Samantha, que estaba poniendo la lavadora. Se sentía inmensamente feliz. De repente, se escuchó un grito:

-¡AHHH! 

El chico dejó la patata que estaba pelando y corrió hacia las escaleras para encontrarse a Samantha tirada en el suelo. Se acercó a ella y la ayudó a levantarse. 

-¿Pero qué ha pasado?

-Me he caído. Ay, me duele mucho. - se tocó el tobillo. Flavio lo miró, por ahora no parecía hinchado pero acababa de caerse, podía hincharse luego. 

-Ven, vamos a ponerte hielo. 

La ayudo a caminar hasta el comedor, Samantha se tumbó en el sofá y Flavio le trajo hielo envuelto en un trapo. 

-¿Te duele? - Samantha asintió. Flavio se sentó a su lado y le puso un mechón de pelo detrás de la oreja. - Serás torpe... Si después de cenar está hinchado y te sigue doliendo vamos a urgencias, ¿vale?

Samantha volvió a asentir y Flavio volvió a la cocina a seguir preparando la cena. Después de cenar, Flavio volvió a mirar el tobillo de Samantha. 

-Dios, está muy hinchado. ¿Te sigue doliendo no? - Samantha asintió. - Pues venga, te llevo a urgencias. 

-No hace falta Fla, seguro que mañana estoy bien.

-Samantha, ¿has visto cómo tienes el tobillo? Eso no está bien. Vamos anda. 

Finalmente Samantha accedió, así que a las diez y media de la noche subieron al coche de Samantha y Flavio condujo hacia el hospital.