CAPÍTULO 1

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Zapatos caros y muy limpios, Piper se detuvo frente a la puerta giratoria de cristal del buffet de abogados más prestigioso de la ciudad de Nueva York.
Oficialmente ese sería su primer día en su nueva vida, una en la que por supuesto, no tendría que soportar ser tomada en cuenta solo por ser una Chapman, ella tenía mucha luz propia que solo necesitaba abrirse camino para iluminar al mundo.
Bill, su padre, era un cliente distinguido del buffet de"Reznikov Asociados", cuyas letras doradas se leían enmarcando la entrada principal de aquel inmenso edificio, por lo que por supuesto, si Piper estaba ahí, lista para comenzar ese empleo, después de todo sí era por ser una Chapman, y por lo bien que su padre se llevaba con la dueña de aquel lugar, pero quería que su trabajo fuera reconocido en verdad y dejar de recibir ese tipo de beneficios que su apellido le daba.

Alineó su vestido y comprobó, en uno de los reflejos del cristal del edificio, que su cabello estuviera bien peinado, aunque eso era un poco complicado.
Hizo algunos ajustes y tomó una bocanada de aire que la hizo inflar su pecho para lucir como una mujer muy segura, y entonces se encaminó a la puerta giratoria para entrar con el rostro en alto.
Se acercó al mostrador de la recepción, donde la mujer a cargo se encontraba absorta en su computadora.

Se acercó al mostrador de la recepción, donde la mujer a cargo se encontraba absorta en su computadora

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— Buenos días. — Saludó con jovialidad. — Soy Piper Chapman, y es mi primer día aquí. ¿Puedo hablar con la abogada Red?

— Si esperas que este no sea tu último día aquí, debes llamarla señora Reznikov. — Dijo la mujer cuyos ojos vivarachos no dejaban de ver a Piper.

— Oh, lo siento.

— No importa, de cualquier forma te está esperando, aunque quizá primero debas anunciarte con su asistente. — La rubia asintió. — Es la puerta al final del último piso.

Piper subió al ascensor que estaba lleno de personas tratando de no entrar en pánico y se encaminó hacia arriba rasgando uno de los costados se su bolso con las perfectas uñas barnizadas, tratando de calmar su ansiedad que parecía aumentar conforme el elevador subía.
Al llegar al último piso caminó con rectitud por el largo pasillo cuyos costados estaban enmarcados por un montón de puertas de color oscuro con números chapados de color dorado.
Su asistente le dijo que la jefa la estaba esperando, así que la dejó pasar directamente hasta la oficina.
Tocó a la puerta un par de veces, y entonces alguien adentro le indicó que podía entrar, así que lo hizo casi con cautela para encontrarse con la mujer pelirroja que con mirada inquisidora la siguió hasta verla acercarse al escritorio.
Llevaba una camisa bordada con el nombre Galina sobre el bolsillo, y Piper se sintió aliviada de que aún no estaba frente a la jefa, ya que según la reacción de la recepcionista, estaba segura de que era tan furiosa como un ogro.

— Hola, buenos días... — Titubeó.

— Buen día. — la mujer ni siquiera levantó el rostro.

 — la mujer ni siquiera levantó el rostro

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LOVE HER MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora