CAPÍTULO 21

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°°°POV PIPER°°°

Ni siquiera puedo respirar con normalidad.
Alex me muerde los labios mientras se asegura de que las amarras en mis muñecas estén bien atadas a la cabecera de su cama y yo me retuerzo tratando de resistirme aunque la verdad es que quiero esto, y me encanta la forma en que lo estamos haciendo ésta vez.
Trato de decirme a mí misma que no confío lo suficiente en ella, pero mi cuerpo se rinde ante sus encantos y ahora estoy aquí, atada a su cama mientras mi cuerpo tiembla de anticipación.

— Estabas celosa, ¿eh? — sisea separándose un poco de mí para sentarse en mi abdomen, pero yo ni siquiera puedo responder. — No debes estarlo, no tengo interés en una relación. — habla con calma, como canturreando cada palabra despacio.

Me acaricia el cuello y luego lleva sus manos a los bordes de mi blusa.
Acaricia un poco los botones y sonríe con maldad para luego jalarlos de forma salvaje y hacer que cada uno de los pequeños botones de diseño único salgan volando por todas partes en su jodida suite de este hotel.
Un gemido sale a todo volumen de mis labios, pero la verdad es que estoy muy enojada, ¿qué no solo puede quitarme la ropa como una persona normal en vez de destruirla?

— Vas a pagar por eso. — le gruño. — Hasta el último puto centavo. — ella solo se ríe con cinismo, mientras sus manos viajan por mi piel.
Acaricia mis pechos y se desliza por mi abdomen hasta la falda a juego que llevo justo ahora, con el talle alto y hermosos botones dorados que dan una vista muy sofisticada. 
Los acaricia como tanteando el terreno y en sus ojos puedo ver la maldad de lo que pretende hacer justo ahora. — No te atrevas... — advierto, pero ella jala las solapas de mi falda a juego Louis Vuitton y los botones salen volando al igual que los de mi blusa, y el gemido de mis labios sale como un gruñido hondo. — ¡¿Qué mierda te pasa?!

— Llevas toda esa ropa cara cuando en realidad tu mejor traje es tu desnudez. ¿De quién quieres ocultarte tras todo eso? — su mano sigue la línea del elástico de mis bragas y mi respiración se va al carajo.

— Voy a enviarte una factura de... — me roba el aliento de inmediato cuando sus dedos comienzan a estirar el encaje de mis bragas y puedo escuchar como las pequeñas costuras van desgarrándose y liberando mi calor mientras me retuerzo deseando que lo haga con más rapidez, pero no termina de romperlas ni de quitármelas.

— Te encanta, abogada. — la seriedad en su rostro me hace pasar saliva. Si en mi departamento se portó sumisa, ahora está siendo toda una fiera dominante mientras literalmente me arranca la ropa. — Quieres lucir recatada y recta, pero eres una mujer desvergonzada y pervertida.

Me besa en los labios con fuerza pero se separa más rápido de lo que yo habría querido, dejándome con la boca abierta, como un pez en busca de oxígeno, y maldita sea, ella sabe lo mucho que deseo cualquier contacto de ella, y sé que lo sabe por esa sonrisa altanera que esboza mientras pasea su dedo índice por mis labios estirando el inferior un poco.
La veo deshacerse de su camiseta y sus pantalones, pero permanece en ropa interior luciendo jodidamente sexy como ella es con cualquier ropa que esté usando, y la simple vista hace que mi piel arda de deseo.
Se lame los labios y bebe un poco de la botella que hemos traído a la habitación. Con sensualidad hace gestos disfrutando del vino y luego bebe otro trago que de un momento a otro, deposita en mis labios acercándose y rozándome con su perfecto cuerpo sin decir una sola palabra más.
El líquido me calienta la garganta poniéndola en sintonía con el resto de mi cuerpo que solamente está alerta a cualquier estímulo que podría tener, y aunque se me escapa un poco por las comisuras de mis labios, su lengua rápida se apresura a limpiar el rastro dejándome deseosa de más.

Sus labios parecen estar llenos de fuego, como si arrastrara un carbón encendido por mi cuello y luego por mis pechos, cuyos pezones alertas duelen necesitando más estimulación, mientras yo me arqueo entregándole todo, porque quiero ser poseída por ella, porque me encanta que se porte así, y ahora es que estoy entendiendo eso que dijo respecto a jugar de mi lado del tablero. Ahora estamos de su lado, ella manda, es su territorio y yo estoy cediendo ante sus órdenes porque estamos en su lado del tablero esta noche, y ya ni siquiera sé en qué lado me gusta más estar, pues con Alex no hay segundo que no disfrute.
Su lengua se desliza por mi abdomen y luego siento cómo sus dientes me mordisquean la piel de las costillas. Como si quisiera arrancarme trozos de carne, como si la urgencia la estuviera haciendo actuar así de necesitada de mí, y a pesar de estar a su merced, me siento poderosa.
Me aferro a la tela que ata mis manos intentando encontrar la fuerza para no suplicarle, pero así como están yendo las cosas, no creo que yo pueda resistir mucho tiempo.
Jala mis bragas con sus dientes y las deja azotar mi piel, mientras en mi mente puedo imaginarme esos ojos aceitunados observando mis reacciones y siento todo contraer dentro de mí con necesidad.
Besa mi sexo sobre lo que queda de mis bragas, solo pequeños besitos húmedos que chasquean haciéndome abrir las piernas, y de pronto sus manos se enganchan al elástico y a la tela de encaje hecha girones y las desliza por mis muslos erizando cada poro de mi piel.

LOVE HER MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora