🎸 CAPÍTULO EXTRA 🎸

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— Por una vez en tu vida, ¿podrías hacerme caso? — la rubia gruñó entrando al granero, tan hermosa con esos shorts de mezclilla y botas que no pudo hacer más que robarle la atención a Alex.

— Por una vez en tu vida, ¿podrías hacerme caso? — la rubia gruñó entrando al granero, tan hermosa con esos shorts de mezclilla y botas que no pudo hacer más que robarle la atención a Alex

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— ¿Al menos aún escuchas? — dijo arrebatándole el rastrillo de las manos mientras los ojos verdes la recorrían de pies a cabeza.

— Te haré caso cuando tengas razón y justo ahora no es así.

— ¡Deberías irte de una vez! — Alex la tomó por la cadera.

— ¿Qué te sucede? — sus ojos verdes se enfocaron en los azules de la rubia con verdadera curiosidad. — ¿Quieres otro relajante? — sus manos se deslizaron sin pudor hasta apretar el culo que tanto adoraba.
Amaba verlo en ropa de vestir, pero sin duda la mezclilla lo hacía lucir más apetecible. Con ambas manos lo apretó pegándola más a ella con en rostro molesto, mientras la pelinegra sonreía disfrutando.

Alex se burlaba deliberadamente de lo necesitada que la rubia había mostrado estar en la regadera un día antes cuando ella se infiltró al lugar y tuvieron sexo sin importarles si la abuela escuchaba o se enteraba de algo, porque después de todo, ni siquiera podían pensar en nada más que en sus cuerpos desnudos rozándose y la felicidad de estar juntas lejos de todo y de todos.
Y para la rubia era imposible el dar por sentado que la necesidad que sentía por Alex no era solo sexual, si no, que necesitaba más de ella todo el tiempo, porque no podía siquiera dejar de pensar en ella y eso la alteraba más, sin contar que la guitarrista estaba siendo una verdadera pesadilla en los trabajos de la granja, y para haber reparado el lavabo de la cocina, no era nada diestra utilizando herramientas para trabajar en la granja.

— Te dije que no vamos a volver a hacerlo aquí. — la miró con el ceño fruncido. — Ha sido un desliz, solo eso. Pero yo respeto el hogar de mi abuela y no voy a permitir que... — los labios de Alex se estamparon en los de ella haciéndola callar y empujándola hacia una de las paredes laterales, donde un montón de heno apilado las hizo caer.

— Vamos a hacerlo justo aquí... — jadeó quitándole un poco de paja del cabello a la rubia. — Como si fuéramos granjeras sin otro sitio al que ir.

— En primer lugar, los granjeros no se atreven a tanto, y en segundo, mi abuela nos va a matar si no hemos terminado esto antes del almuerzo. — intentó levantarse pero Alex le apresó las manos.

— ¿Cómo sabes eso de los granjeros?

— Mi primer beso fue en éste lugar, y con un granjero, como tú les llamas. — Sonrió mirando el sitio polvoriento. — Estaba aquí de vacaciones, pero desde siempre he conocido a...

— No, olvídalo. — el rostro de Alex se tensó con malestar. — No quiero saberlo.

— ¿Te pone celosa pensar en un simple beso que me dieron cuando tenía doce? — se rio.

— No, solamente que no quiero detalles. — intentó seguir besándole el cuello, pero la rubia no iba a ceder tan fácil.

— Vamos, solo fue un beso... — se liberó del agarre de las manos y tomó las mejillas de la pelinegra. — Quizá puedo borrar esas memorias pasadas y reemplazarlas con otras mejores... Dime, ¿qué tan celosa estás?

LOVE HER MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora