CAPÍTULO 32

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Después de una cena sustanciosa que tenía a Alex recostada en la cama y casi sin ánimos de mover un dedo, parecía que todo estaba normal, aunque ella no sabía lo que verdaderamente estaba pasando por la mente ocupada de Piper.
Tenía toda una revolución dentro de su cabeza, casi podía sentir la fuerza con que corrían sus pensamientos y la manera en que chocaban y se arremolinaban unos con otros. Tenía sentimientos encontrados y pensamientos diversos, pero había dos cosas que la estaban torturando esa noche, pues, por un lado, alguna vez le había tocado ser la chica en el closet que por miedo oculta sus relaciones, y había lastimado a un par de chicas antes de aceptar quién era en realidad, y ahora estaba del otro lado, enamorada de una preciosa chica que aún no había dado ese paso de salir del closet, y que además, tenía todo un público y medios de comunicación rodeándola y se atrevía a afirmar ante ellos que no era ni un poco gay, aunque todo el mundo opinara lo contrario.

No podía juzgarla, sea lo que fuere que la tuviera dentro del armario, justo ahora era algo que a ella también le beneficiaba, aunque no se sentía muy feliz de pensar en tener esa condición por siempre.
Había visto documentales y algunos testimonios de mujeres que toda la vida dijeron vivir con sus mejores amigas, y después, cuando eran ya bastante mayores como para disfrutar tomar avena y dejarse el cabello cubrir de blanco, entonces habían salido a la luz confesando que se amaban y que siempre había sido así.
Ella no quería vivir a puerta cerrada su romance con Alex, y eso era algo que la atormentaba sin querer de vez en cuando, aunque trataba de convencerse de que debía dejarla salir del clóset cuando quisiera, sentía esa punzada en su interior que le hacía pensar en el asunto de los periódicos hacía unos días atrás, donde intentaban confirmar el romance de la guitarrista con otra mujer, que por supuesto, era ella.

Se cepilló los dientes y aguardó un poco mirándose al espejo mientras se  terminaba de desmaquillar.
Quería salir con Alex y demostrarle que no había nada malo en amar a otra mujer, pero al mismo tiempo sabía que si estaba asustada e insegura de hacerlo, debía ser por algo que de verdad significara una buena razón.
Se acomodó la camiseta que le quedaba algo holgada y la acercó a su nariz puesto que tenía ese aroma que tanto le gustaba, se sentía un poco molesta con su novia, pero también se sentía en calma con ella.
La mayoría del tiempo tenía ganas de golpearla, pero adoraba lo tonta que la pelinegra era normalmente, con sus bromas y sus burlas.

Avanzó a la habitación de la manera más sexy que le fue posible, y cuando se recargó en la pared cruzando sus piernas una tras la otra, la guitarrista estaba completamente dormida sobre su lado de la cama

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Avanzó a la habitación de la manera más sexy que le fue posible, y cuando se recargó en la pared cruzando sus piernas una tras la otra, la guitarrista estaba completamente dormida sobre su lado de la cama.
Seguramente el largo juicio y el ajetreo del día la habían dejado agotada, sin contar que había comido raciones de comida tailandesa como para un ejército entero, pero no podía solamente dormir y tratar de no recordar lo rápido que se había ido a penas su publicista la llamó, haciendo que ella se sintiera tan molesta y olvidada como pocas veces se había sentido.
Y esa era la segunda cosa que tenía a Piper con la cabeza revuelta en situaciones que simplemente parecían no tener fin.

LOVE HER MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora