CAPÍTULO 47

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— Así que, prácticamente no quieres ser mi esposa, pero si quieres conocer a mis padres, ¿no es así? — Piper preguntó mientras Alex conducía rumbo al departamento de Nicky.

— Oye, tus padres quieren conocerme, eso es bueno, el que no me odien es bastante genial.

— No tienen por qué odiarte, tu eres como el sol que ilumina cada uno de mis días.

— ¿Intentas ganarte algo? Porque joder, quisiera detener el auto para darte placer en el asiento trasero hasta que me pidas que pare.

— Solo digo la verdad, tonta.

— Y yo también.

El resto del camino pareció avanzar bastante rápido, entre calles y avenidas donde los autos se mezclaban con el asfalto de la inmensa jungla de concreto por la que avanzaban.
A pesar de que la excéntrica pelirroja había estado molesta unos días, ahora había comprendido lo mucho que le faltaba a su vida sin Lorna en ella, y el enorme favor que le habían hecho sus amigas volviendo a reunirlas.
Estaba tan agradecida con Piper por haber ayudado a la castaña a lograr concluir su divorcio, que decidió hacer una cena para celebrar por la suerte de que ambas tuvieran a sus chicas a su lado, y que sin duda, eran exactamente lo que ella y Alex necesitaban.
Es cierto de que aún no establecía nada formal con Lorna, pero las cosas iban mejorando a tal grado, que habían compartido ya un par de noches de ensueño juntas y conseguido sentirse verdaderamente en conexión con ella otra vez.

Lorna abrió la puerta con una enorme sonrisa en los labios, y fue Piper quien se lanzó a abrazarla con verdadera emoción.
La castaña había estado viviendo con su amiga Polly desde que había vuelto a Nueva York, y se habían estado llevando de maravilla, sin contar que con Piper intercambiaba mensajes de vez en cuando y preguntaba sobre su relación de Alex o sobre lo que la rubia sabía de Nicky, y aunque en realidad Piper nunca estaba muy enterada, Lorna le parecía una mujer bastante agradable y optimista.

— Adelante, que gusto verlas, chicas.

— Oh, Lorna, te ves muy bien. — Alex la miró con picardía. — ¿Toda esa ropa es para Nicky?

— Alex. — la abogada regañó con cara de pocos amigos.

— Si, a Nicky le encanta verme con vestidos estilo pin-up. — se sonrojó.

— Es cosa nuestra, ¿sabes? — sonrió acomodándose el flequillo. — En los inicios de la banda nos vestíamos así, aunque yo aún lo hago, como podrás ver.

— Jamás me lo dijiste... — Piper la miró con un poco de recelo.

— Supongo que vivo atrapada en los 30's. — se acomodó las gafas. — Y no es algo que tenga que gritar, de hecho se nota en seguida cuando me visto así, que lastima que no lo notes. — lo dijo con bastante seriedad.

— Bueno, en mi defensa desconozco todo el asunto de estilos o moda underground

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— Bueno, en mi defensa desconozco todo el asunto de estilos o moda underground...

Piper la miró de pies a cabeza y un suspiro abandonó su pecho.
Siempre que la observaba, no importa si usaba vestidos, jeans o incluso nada encima, le parecía la mujer más hermosa del mundo entero.
Su corazón se aceleraba con un ritmo alocado y su boca salivaba con exageración, como si estuviera viendo un platillo exquisito.
Aunque en realidad Alex lo era.

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