— Sal de aquí, pervertida, debemos respetar la casa de mi abuela. — Piper intentó tirar a Alex de la cama, pero en vez de eso la pelinegra la hizo rodar para que quedara sobre ella.
— Tu no estabas respetando mucho hace un rato... — tomó su mano y la condujo a su sexo desnudo. — ¿Qué importa no respetar otra noche?
— En serio, vete de aquí, preciosa. No querrás que mi abuela te ponga en tu lugar por pervertir a su nieta.
— ¿Preciosa? — arqueó una ceja. — Me gusta como suena... — le jaló el rostro para besarla con ímpetu. — Tu abuela no se dará cuenta si me quedo contigo cada noche.
— Preciosa es poco, eres perfecta. — Piper sonrió. — Solo dormiremos, ¿de acuerdo? No más sexo por esta noche.
— Acepto. — Alex volvió a rodar dejando a Piper abajo y unieron sus labios otra vez mientras la mente de Alex la dejaba maquinar que podía esperar hasta las 12 y después ya no sería prácticamente la noche, si no madrugada del día siguiente, y entonces podría volver a tener a Piper.
Ambas estaban pensando abrazadas en lo perfecto que era estar lado a lado otra vez, pero eran aún tan cobardes como para siquiera decirlo, y tan receptivas como para darse cuenta de que la otra también estaba enganchada lo suficiente como para querer esa cercanía.
Creían que Celeste jamás notaría que dormían juntas, pero pasadas un par de noches desde que Alex había llegado a la granja, ella le llevó un par de toallas limpias a su habitación por la noche, y la guitarrista no estaba ahí. Sin embargo, la regadera del baño en el pasillo estaba abierta y unos ligeros sonidos como quejidos, que le recordaban cuando su nieta tenía fiebre, se colaban por las rendijas de la puerta y aunque probablemente en la adolescencia de Piper habría irrumpido en el baño y sacado a su nieta de ahí, para correr a quien sea que estuviera faltándole al respeto a su casa, esa noche simplemente sonrió y se alejó bajando las escaleras.
Piper era adulta, aunque un poco lenta para ver lo que tenía en frente, y el bien que le hacía la compañía de Alex, así que se decidió a ayudarlas un poco con eso.Al día siguiente, el jueves, se levantaron igual que los días anteriores, a las cinco de la mañana, cosa que ya tenía a Alex más débil de lo que quería admitir.
Podía pasar noches tocando en conciertos, bebiendo hasta quedarse dormida o haciendo un montón de cosas con personas extrañas, pero jamás había madrugado tanto en su vida entera.
Parecía que Celeste no sabía distinguir entre las visitas y los trabajadores, pues hasta ahora le había tocado limpiar los establos con Piper y también los gallineros, aceitar las máquinas, recoger manzanas, pintar las rejas que limitaban la granja y eso sin contar que a veces también ayudaba a preparar la cena. Tenía ampollas por usar el rastrillo y recogedor, ojeras en el rostro por levantarse tan temprano, y cansancio en su cuerpo que aún así le permitía gastar las últimas gotas de energía entregándose a Piper al finalizar el día.
Se dieron un beso antes de salir de la habitación, y se reunieron como de costumbre en el comedor, donde la abuela las recibió con una sonrisa amable.— ¿Por qué no vuelven arriba y duermen unas horas más?
— ¿Qué? — la voz de la rubia se escuchó preocupada. — Pero a penas son veinte minutos después de las cinco, de hecho estamos temprano aquí y...
— No cariño, no es porque hayan demorado en bajar. — le acarició el hombro. — Es solo que necesito que vayan a surtir mi despensa a la ciudad.
— ¿A Hastings? — Alex preguntó con interés.
— Si, pueden tomarse el día para pasear por ahí, ir de compras, ir al cine, comer algo, lo que quieran... Solamente necesito que hagan mi lista de compras.
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LOVE HER MADLY
Fanfiction«Cualquiera en su sano juicio se habría vuelto loco por ti.» "No me vengas a dar lecciones de cordura, cuando lo que necesito es que alguien en su sano juicio quiera enloquecer conmigo." ~Benjamín Griss~ *En esta obra se incluyen personajes basados...