LOVE HER MADLY

🎸 CAPÍTULO EXTRA 🎸

"Alex jadeó con ansiedad.
La abogada parecía bastante tímida y reticente al principio, pero a penas le desabrochó los jeans a la pelinegra hubo alguna especie de magia o entidad que se apoderó de ella y ahora parecía otra.

Estaba poseída por el deseo.

Su lengua avanzó por el abdomen de la guitarrista dejando un camino de saliva brillante evidenciando lo mucho que se estaba esforzando por llegar al sitio que ambas deseaban.
Mordisqueó los bordes del ombligo de Alex que se estremeció sintiéndo electricidad por todo su cuerpo, y con una risita malvada la rubia le besó el vientre para bajar definitivamente los pantalones y bragas de la pelinegra de un tirón.
Como pudo, Alex le ayudó deshaciéndose de la estorbosa ropa mientras la misma Piper jalaba de rodillas muy desesperada por liberarla de aquello, y entonces sus ojos azules y angelicales se transformaron en pupilas dilatadas ardiendo de deseo mientras veía de cerca el sexo de Alex que brillaba de humedad.

Alex se sintió un poco invadida, pero le gustaba la manera en que eso la hacía sentir, como si la abogada se estuviera tomando el tiempo para venerarla, como si de alguna forma Piper quisiera gozar de aquella vista que por primera vez estaba frente a sus ojos.

— Tómame en tu boca, Piper. — la voz de Alex salió casi en un susurro presa de la desesperación por sentir algo entre sus piernas.

— No puedes esperar más, ¿cierto? — dijo volviendo a subir casi a la altura de sus pechos para mala suerte de la pelinegra, a quien no le quedó más remedio que aguardar a que la rubia comenzara a hacer el descenso por su abdomen otra vez.

— No te detengas, preciosa... — Alex jadeó aferrándose a la cabeza de la rubia y empujándola más abajo para que se apresurara en su recorrido.
Había esperado tanto por eso.

— Shhh... Recuerda que solo puedes abrir esa hermosa boca para gemir... — se burló con maldad. — Si sigues hablando me detendré.

Su voz fue tan sensual que Alex tuvo que aferrarse a la poca cordura que le quedaba para no correrse al instante.
La había necesitado tanto y ahora estaba ahí, yendo en picada hasta sumergirse al fin entre sus piernas y comenzar a estimularla despacio, casi con precaución tan insoportable que la hacía estremecer.
La lengua de Piper se abrió paso entre los pliegues cálidos de la pelinegra que comenzó a dejar salir los gemidos que había estado acallando por un rato ya.
Ni siquiera se lo pensó, y los ojitos azules la miraron desde abajo con una especie de inocencia fingida que a penas Alex notó, la hizo echar la cabeza para atrás y apretar los ojos acercándose más a su liberación.

Para Piper era casi increíble que Alex estuviera siendo tan vulnerable ante ella en ese momento.
Una mujer imponente y ruda siendo domada por la sutileza de su lengua, era como si un ratón domara a un enorme león.
No pudo evitar pensar en lo especial que era aquello, en que prácticamente la tenía a su disposición, hecha un manojo de nervios, con el cuerpo sensible, con los ojos cerrados y jadeando palabras que ni siquiera tenían sentido, y le encantaba de verdad verla así y saber que era ella quien le estaba causando todo eso a una de las rockeras más influyentes y famosas de los últimos años, que prácticamente podía conseguir a cualquier persona, pero no, había decidido entregarse a Piper.

Le apretó la cadera manteniéndola firme mientras su rostro se hundía más y más entre sus piernas que temblaban como si estuvieran compuestas de gelatina.

— Estás tan mojada, Al... — susurró a penas despegándose de la intimidad de la pelinegra y pasando un dedo explorador en toda la zona sensible y viendo como de inmediato los fluidos de Alex lo dejaban reluciente. — Solo yo te pongo así, ¿no es cierto, bebé? — aquella palabra con la que la llamó hizo que Alex gimiera en respuesta. — Estás así por mí... — la guitarrista ni siquiera respondió, no podía hacerlo.