CAPÍTULO 5

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Las cosas no fueron sencillas para Piper los días siguientes, y aunque por supuesto Red le dijo a Alex que haría a la rubia volver en un intento de no perder a una cliente potencial, aún no había hablado con ella, porque normalmente Red no solía dar disculpas ni recontratar a nadie, así que le estaba costando mucho.
La rubia se sentó en su cara alfombra mirando hacia el amplio ventanal de cristal de su departamento con una botella de vino. El alcohol era lo único que la mantenía cuerda y ocupada pensando qué haría después, aunque nunca solía excederse.
Tenía una entrevista de trabajo al día siguiente con otro de los líderes en la abogacía en la ciudad, y aunque muchas personas lo decían pervertido y abusador, ella necesitaba encontrar un puesto grande que explicara al menos por qué había jodido su oportunidad con "Reznikov Asociados", así su padre no estallaría contra ella.

Bebió un poco más de tres copas sin dejar de observar la ciudad bajo ella. Tantas luces y seguramente tanto ruido ahí abajo le resultaban un poco abrumadoras, y recordó cuando niña solía pasar algunos veranos en casa de su abuela en Minnesota, donde tenía una granja repleta de campos de maíz que a ella le encantaba recorrer y jugar al aire libre, o al menos eso era antes de que, en su adolescencia se negara a ir por las burlas de sus amigas en ese entonces. Hacía ya mucho tiempo que no veía a su abuela, y más aún que no viajaba hasta allá, pero quizá esa calma y ese aire fresco era algo que le vendría bien justo ahora, en vez de todo ese concreto y escándalo que tenía diario en la ciudad, pero no sabía cómo volver a reconectar con su abuela después de tantos años.
Suspiró con un poco de tristeza, porque además de todo, Piper siempre estaba muy sola, y aunque era algo a lo que ya estaba acostumbrada desde pequeña, en días como ese le calaba hondo.

Cuando despertó a la mañana siguiente estaba un poco mas animada, pues tenía esa entrevista de trabajo que había negociado por correo electrónico, y aunque no tenía ninguna certeza de que la aceptarían, quería pensar que verían su potencial y al menos la pondrían a prueba.
Se dio una ducha y se vistió lo mejor que pudo, necesitaba hacerse notar a penas al llegar a aquel lugar, y su ropa cara siempre le daba un sitio entre las miradas curiosas de todos a quienes siempre dejaba con la boca abierta, y era algo que le gustaba.
Condujo hasta el lugar y al llegar allá, la fachada le dio una buena impresión. No era tan llamativa como la de Red, pero el edificio también era enorme.
Avanzó hacia la recepción con el rostro en alto y sabiendo que todos la miraban con especial atención, y al anunciarse con la señorita del mostrador, inmediatamente la dejó pasar hacia la oficina del jefe.

«Joe Caputo, Abogado.»

Se leía en la puerta al final del pasillo del octavo piso, dónde la recepcionista le había indicado que debía ir para su entrevista.
Ni siquiera titubeó al tocar a la puerta, pues ya había enfrentado a Red, así que no creía que hubiera algo peor que eso, y cuando el hombre abrió la puerta, ella supo identificar aquella mirada lasciva que la recorrió de pies a cabeza como si fuera un trozo de carne.
La hizo pasar a la oficina, y ella estaba completamente segura de que el hombre le había visto el trasero al entrar, así que de inmediato tomó asiento en el sofá que él le había indicado y deseó haber traído un pantalón en vez del conjunto a falda y blazer que ahora usaba, pues los ojos del hombre no se cansaban de mirar sus piernas sin siquiera disimular un poco.

— Así que, Piper Chapman... — el hombre le sonrió sentándose a su lado con una gran sonrisa.

— Así es, señor. — ella dijo intentando ser amable. — Le envié mi currículum por correo y...

— Sí, es un currículum bastante... Grande. — hizo una seña con sus manos, como si estuviera sosteniendo una pelota entre ellas y la rubia casi pudo jurar que él no hablaba en absoluto del documento que le había enviado.

LOVE HER MADLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora